Gran Diccionario de Mitología Egipcia – Letra O

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Elisa Castel Ronda – Enero de 2004

OGDÓADA

OGDÓADA
OGDÓADA

TRANSLITERACIÓN: xmnw
NOMBRE EGIPCIO: JEMENU
NOMBRE GRIEGO/ROMANO: OGDÓADA
ICONOGRAFÍA:
MUJERES:
Cuerpo humano con cabeza de serpiente. Apariencia humana.
VARONES: Cuerpo humano con cabeza de rana. Apariencia humana.

SINOPSIS: Bajo el término “ogdóada” se denomina al grupo de dioses creadores en la cosmogonía de Hermópolis, llamados “los Padres y las Madres que Crearon la Luz”.
Estos dioses son:

Nun y Naunet, el agua primigenia; Heh y Hehet, el espacio infinito indeterminado; Kek y Keket, las tinieblas; Amón y Amonet, lo oculto.

La última pareja es variable, dependiendo de los textos y el periodo, y puede ser sustituida por:

Tenemu y Tenemuit, lo oculto; Niau y Niaut, La vida o la indeterminación espacial; Gereh y Gerhet, la carencia (más raramente).

Puede observarse que las deidades femeninas tienen el mismo nombre que las masculinas a excepción de la adición de el sonido y grafía de consonántica “t” al final, que indica el género femenino. Este hecho se explica por la necesidad de crear contrapartidas femeninas, elementos duales, para que la creación del mundo se llevara a cabo de forma completa.
Los ocho dioses de la ogdóada hermopolitana son manifestaciones del dios Thot, artífice real de la creación, y se les denomina “Las Almas de Thot”. Ellos se encontraban inmersos en el caos primigenio, eran elementos inmateriales que hicieron nacer al Sol del interior de un huevo o de un loto, fecundado por los dioses que permanecían en las profundidades de las aguas. Según el mito habían preparado una colina para que el Sol se posara, en el lugar que los textos denominan “La Isla de las Llamas”.
No existe un texto continuado que amalgame la creación de Hermópolis; para entender esta cosmogonía debemos dirigirnos a fragmentos aislados que pueden encontrarse, entre otras obras, en Los Textos de las Pirámides y en el Papiro Harris.
Un punto curioso a destacar es la veneración de los componentes, ya inertes, de la cosmogonía hermopolitana, después de que llevaran a cabo la creación. Estos recibían homenaje en lugares tales como Medinet Habu (entre otros santuarios), donde poseían un sentido culto (ver Kematef e Irto).

ONURIS

ONURIS
ONURIS

ONURIS
ONURIS

TRANSLITERACIÓN: in(Hrt)/ inHrt/ in(Hrt)
NOMBRE EGIPCIO: INHERET/ANHUR
NOMBRE GRIEGO/ROMANO: ONURIS/ARES
ICONOGRAFÍA: Tiene aspecto humano. Sobre la cabeza lleva un tocado con cuatro plumas y en sus manos porta una lanza o una cuerda, que, en los textos, proviene directamente del cielo. Aparece también con una corona formada con dos altas plumas cuando se enfatiza su carácter guerrero. En contadas ocasiones toma aspecto hieracocéfalo, de león o de serpiente.

SINOPSIS: Presente en el Predinástico, fue un dios muy importante en el Reino Antiguo y Medio, especialmente en la ciudad de Abidos. En el Reino Nuevo fue un dios cósmico y creador.
Su origen hay que buscarlo en una deidad cazadora, que se convirtió en defensora de la barca solar y que pronto se unió al mito de la Diosa Lejana. Precisamente, su nombre significa “El que trajo a la Distante” o “El que hizo Retornar a la Lejana”. En la dinastía XXVI aparece como Onuris-Shu en esta zona.
La leyenda de la Diosa Lejana tiene numerosas variantes locales y por ello Onuris se asocia a distintos centros religiosos y a diferentes dioses, entre los que cabe destacar: Thot, Shu y Arensnufis.
Por su relación con el mito solar, en algunos textos se muestra como una forma del Sol y en otros como un defensor acérrimo de Ra. Él asesinaba con saña a todos sus enemigos, sobre todo a la serpiente Apofis.
En Sebennitos se le veneró como dios del viento. cumpliendo este papel adquirió un eminente carácter guerrero, directamente relacionado con el aspecto batallador de Horus. Como él, Onuris exigía el derecho al trono de Egipto, y, también como Horus, portaba la lanza que atravesó a Seth en las luchas mantenidas entre ambos dioses.

OPET

OPET
OPET

TRANSLITERACIÓN: ipt
NOMBRE EGIPCIO: IPI/IPET
ICONOGRAFÍA: Diosa con cuerpo de hipopótamo, cabeza humana o de cocodrilo, y patas de león. Sobre la cabeza lleva un disco solar y cuernos liriformes. Bajo su manifestación animal se muestra como un hipopótamo hembra.

OPET

SINOPSIS: Presente desde el Reino Antiguo, la diosa Opet puede ser el antecedente de Tueris. Mitológicamente fue la madre del rey, al que alimentaba con su leche. Llevaba el epíteto de “Señora de la Protección Mágica”, lo que denota su carácter apotropaico.
En la teología tebana se la relaciona con Hathor (a su vez identificada con Mut), interpretándose que esta diosa fue la que dio nacimiento a Osiris en el templo de Karnak, alumbrándole cuando se encontraba descansando. Así se integra en el mito tebano y en el osiríaco simultáneamente.
Bajo su aspecto funerario, fue una de las diosas protectoras de la necrópolis de Tebas y se encuentra en multitud de papiros funerarios del Reino Nuevo y gozó de un marcado culto popular pasando a formar parte de los dioses mágicos guardianes del hogar.
Curiosamente, en contra de lo que ocurre con el negativo hipopótamo macho, la hembra fue considerada una deidad benigna, relacionada con la fecundidad y la buena crianza de los niños.

ORIÓN

ORIÓN
ORIÓN

TRANSLITERACIÓN: sAH
NOMBRE EGIPCIO: SAH
NOMBRE GRIEGO/ROMANO: ORIÓN
ICONOGRAFÍA: Hombre que navega sobre su barca estelar con la cabeza girada en dirección contraria al rumbo del navío (al principio de los “Decanes”.

SINOPSIS: Sabemos que en los textos de las Pirámides se recogen tradiciones astrales, solares y osiríacas; Orión forma parte de una de ellas, en concreto de la tradición estelar, que pudo ser la más antigua.
Esta constelación se asimiló al rey difunto, fusionado a Osiris, ya que los monarcas al morir se transformaban en astros. Estaba formado por un conjunto de astros del Más Allá que tenían la facultad de emerger en el cielo.
Los textos le denominan “El Dios Veloz de Larga Zancada y Mirada hacia Atrás”.
Estaba íntimamente relacionado con Isis (estrella Sothis), que era la que marcaba el comienzo del año nuevo y la llegada de la crecida anual del río Nilo, mientras que Orión (identificado con Osiris) era el símbolo del limo fertilizante que quedaba posado en las tierras después de que las aguas se hubieran retirado. Con este juego mitológico se pretendía destacar la muerte y la resurrección, poniéndola en paralelo con los hechos acaecidos en el Mundo Subterráneo.
En los Textos de las Pirámides aparece como “Señor del Vino”, en vinculación con una fiesta que se celebraba en honor de los difuntos, denominada Uag y en el Libro de los Muertos es “el Señor de la Vida”, una forma de designar a Osiris.

OSIRIS

OSIRIS
OSIRIS

OSIRIS

OSIRIS

TRANSLITERACIÓN: Asir/Wsir
NOMBRE EGIPCIO: USIR/ASIR
NOMBRE GRIEGO/ROMANO: OSIRIS/DIONISOS
ICONOGRAFÍA: Según Griffith (1980), los textos del Reino Antiguo parecen traslucir que, en origen, tuvo apariencia de cánido, sin embargo, ésta no es en absoluto su iconografía habitual.
Hombre envuelto en un sudario del que sólo salen las manos, sujetando los cetros de poder (el flagelo y el cayado). En casos particulares se despoja de su apariencia momiforme. Sobre la cabeza lleva una corona troncocónica flanqueada por dos plumas a cuya base se añaden, en el Reino Nuevo, dos ureos, disco solar y dos cuernos de carnero horizontales y retorcidos (corona atef ). Tiene la piel pintada de verde o negro como símbolo de renacimiento.
La manifestación animal de Osiris es poco frecuente; no obstante, puede aparecer bajo las formas de cocodrilo, toro negro, garza o guzanieves, chacal, dos halcones y un gran pez. Tiene por objeto sagrado el “pilar dyed” y el estandarte cónico que se representa en el templo de Abidosy que, según algunos textos, guardaba la cabeza del dios.

OSIRIS OSIRIS

SINOPSIS: Posiblemente, el origen de Osiris habría que buscarlo en una divinidad más antigua del área de Busiris, llamada Andyety.
A finales del Reino Antiguo, en Abidos, usurpó el lugar de Jentyamentiu, tomando muchas de sus características.Por el análisis de algunos fragmentos de los Textos de las Pirámides esta fusión se había producido ya en el momento en que se recogen los mencionados textos en el interior de los enterramientos reales del Reino Antiguo, pero en opinión de Cervelló (1996), desde su origen, Jentamentiu no sería más que un “aspecto” de Osiris, vinculado más tarde a la ciudad de Nején y a las “Almas” de esta localidad que, por otra parte, tienen cabeza de cánido.
Sea de un modo u toro, en los comienzos fue un dios de la vegetación, jefe del mundo ctónico y soberano del Más Allá. Desde el Reino Antiguo se fundió con Ra en los textos funerarios, aunque conservó su propia individualidad.
Su primera iconografía queda establecida en la dinastía V, aunque su culto puede remontarse anteriormente, circunscrito a una localidad que todavía no ha sido identificada; en esta primera imagen no tiene la apariencia momiforme que adquiere tras el Reino Antiguo.
Las creencias funerarias del Reino Antiguo, con todas sus gracias y prerrogativas, se circunscribían tan sólo al monarca, al que estaban supeditados el resto de los mortales. Tras el Primer Periodo Intermedio estas creencias se las apropian también los altos funcionarios, y al morir, siempre que pudieran cumplir los ritos precisos, se convertían en un dios, en un Osiris, alcanzando la inmortalidad en la Duat con todos los derechos.
Osiris, junto a su esposa Isis y su hermano Seth, protagonizó una leyenda esencialmente humana, llena de traiciones y venganzas, recogida en los Textosde las Pirámides, pero la versión más completa se halla grabada en los muros del templo de Horus de Edfú. Mucho más tarde, esta tradición se complementa con otra mucho más conmovedora recopilada por Plutarco en su libro De Iside et Osiride (c.46126 d.C), que constituye una fuente que ha de ser interpretada con precaución.
Aunque poseedora de numerosas variantes locales, básicamente es la siguiente:
Osiris reinaba en la tierra, era el heredero de Gueb, enseñó a los hombres todas las artes necesarias para que la civilización avanzara, pero su hermano Seth, que reinaba en el desierto le envidiaba. Por este motivo organizó una confabulación contra su hermano y, en compañía de setenta y dos cómplices, logró engañarlo y asesinarlo, desmembrando el cuerpo y lanzando los despojos al Nilo. Isis, al enterarse de la desgracia, se sintió tremendamente apenada; ayudada por Neftis y Thot partió recorriendo todo el país, buscando los pedazos de su amado esposo. Allí donde encontraban un fragmento levantaban un templo donde se veneraba la reliquia.
Estos santuarios, localizados en cada uno de los nomos, están mencionados en los muros del templo de Dendera. No obstante, si hacemos caso a la inscripción, descubriremos que los centros religiosos que se atribuyen poseer una determinada parte del dios, se multiplican hasta la saciedad, siendo imposible que los restos de Osiris se guardaran en cada uno de estos centros religiosos.
La búsqueda concluyó con éxito, pero lamentablemente Isis había hallado todos los trozos excepto el falo, que había sido devorado por uno o tres peces, dependiendo de la versión.
Asistida por Anubis, Isis restauró el cuerpo de su marido practicando la Ceremonia de Apertura de Ojos y Boca y la momificación. Después, por medio de la magia, se convirtió en un milano y aleteó ante el dios provocando un aire reanimador. Se posó sobre él y misteriosamente fue fecundada por su esposo quedando embarazada de Horus, al que daría a luz en la mítica isla de Jemis en el Delta. Así, Horus se convierte en el hijo póstumo de Osiris.
Precisamente, la fragmentación del cuerpo del dios está íntimamente ligada a la luna ya que, en una de las versiones del mito, Osiris es cortado en 14 pedazos, número asociado a las jornadas que pasan desde la luna llena hasta la nueva.
Pese a lo expuesto hasta ahora hemos de hacer notar que, aunque Osiris ya se asocia a Isis en los Textos de las Pirámides, en ningún momento se especifica de forma directa su calidad de esposo de esta diosa. Sin embargo, figura claramente como padre de Horus. La relación familiar entre Horus y Osiris es mucho más evidente en varios pasajes de estos textos.
Su muerte se recordaba durante el mes de Joiak (mes en el que se entendía que Isis había encontrado los fragmentos de Osiris y había construido los santuarios) en multitud de festejos a lo largo de la geografía egipcia. Aquellos lugares donde se guardaba una de las reliquias del cuerpo del dios lo celebraban con particular énfasis.
Osiris fue un dios de la vegetación; moría en la estación más seca y renacía tras la retirada de las aguas de la crecida. Su mito refleja un fenómeno natural, el nacimiento, desarrollo y muerte de las plantas. Así, la resurrección del dios se plasma en los llamados “Osiris Vegetantes”, unas figurillas que se introducían en las tumbas, o en los “Osiris Grano” que se elaboraban en los templos una vez al año.
Integrado al mito solar, Osiris formó parte de la Enéada Heliopolitana donde se conjugan el mito solar y el osiríaco, y en él representa, junto a sus hermanos, el orden político que reproduce la vida del hombre.
Osiris fue el soberano del Submundo y, como tal, presidía la escena del juicio del fallecido (Psicostasia), punto culminante y vital en el deambular del difunto por el Más Allá. Era allí donde se determinaba si el difunto no había causado ningún mal en la tierra y se hacía merecedor de alcanzar una vida inmortal. En el juicio se pesaba simbólicamente el corazón (sede de la voluntad y la memoria) en una balanza, cuyo contrapeso era la diosa de la justicia y de la verdad, Maat. En el acto intervenían 42 jueces, ante los cuales el fallecido tenía que recitar la llamada “Confesión Negativa”, es decir, declarar que no había cometido una serie de actos reprobables que le impedirían alcanzar la inmortalidad. Otras divinidades presentes en la Psicostasia eran: Horus, que conducía al difunto en presencia de Osiris; Anubis, que vigilaba el fiel de la balanza; Thot, que con sus útiles de escritura registraba el resultado del juicio; Ammyt “La Devoradora de los Muertos”, que esperaba el veredicto para comer el corazón del condenado y hacer que desapareciera para siempre; “Los Cuatro Hijos de Horus” que se situaban sobre una flor de loto abierta, e Isis y Neftis; tras los dioses del Más Allá, Shai y Mesjenet, que, representados en sendos ladrillos de los que emergen sus cabezas, determinaban el destino y daban cuenta de los actos del finado. Todos ellos configuran el resto del cuadro.
Junto a su esposa Isis, fue la personificación del principio histórico y del orden político; fue el legitimador por excelencia del reino de Egipto y representó todos los aspectos beneficiosos del amor familiar. Él no fue sólo un dios de la vegetación, sino también la imagen del valle fértil del Nilo y de las buenas crecidas, la fuerza del renacimiento que sigue al desorden.
Llevaba el epíteto de Unnefer, que significa “El que se mantiene Perfecto”, y que llega a ser el nombre del dios independiente en Época Tardía. Bajo Osiris Hemag lo hallamos a partir de la dinastía XXI, alcanzando en adelante una gran importancia (sobre todo desde la dinastía XXVI). En este momento se asocia a un número de divinidades asombroso.
Al igual que otros dioses del panteón, Osiris tuvo diversas variantes locales; fue una de las deidades egipcias más importantes y con mayor número de manifestaciones. Como ejemplo baste citar el Libro de los Muertos donde encontramos más de ciento diez designaciones del dios del Más Allá, sin contar las deidades directamente fusionadas a él.
Pese a todo lo expuesto, Osiris se presenta excepcionalmente como una deidad hostil al difunto. Esto ocurre tan sólo en dos lugares: los Textos de las Pirámides (§534) y los Textos de los Sarcófagos, ensalmos 229 y 236.


Este trabajo es cortesía de la Editorial Aldebarán y de su Autora Elisa Castel. Ambos nos han concedido permiso expreso para reproducir gratuitamente en nuestras páginas una síntesis del libro “Gran Diccionario de Mitología Egipcia”.

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