Gran Himno a Atón
Tumba de Ay
(TA25)
Francisco López – Octubre de 2003
Desde la V dinastía el culto solar había crecido bajo las teorías de la cosmogonía heliopolitana que consideraba a Ra demiurgo y dios supremo. A lo largo de la XVIII dinastía se produjo una fusión de Ra con el dios local de Tebas, Amón, dando lugar a una nueva manifestación solar bajo la forma de Amón-Ra. El poder de los sacerdotes tebanos y del Gran Templo de Amón en Karnak fue creciendo y, quizás para frenarlo, Amenhotep III comenzó la consolidación, durante su reinado, de la adoración al disco Atón. Ya en la estela de Suti y Hor (BM 826) se vislumbran los primeros pasajes de un culto que poco después desembocaría en la revolución religiosa, además de cultural, que llevó a cabo su sucesor Amenhotep IV, quien en el año seis de su reinado tomó el nombre de Ajenatón e instauró el culto oficial al Atón como padre de todas las criaturas, prohibiendo el culto a Amón. El pueblo pudo seguir venerando a sus dioses, pero la que hasta entonces había sido religión oficial, quedó aniquilada por el rey y los seguidores de las teorías del disco solar.
En los dos himnos dedicados expresamente a Atón, el Pequeño y el Gran Himno, se observan muchas similitudes con la teología de Heliópolis y por supuesto con su dios Ra, pero toda referencia a Amón o a las ideas tebanas desaparecen drásticamente de los textos.
Ajenatón se autodeclaró sacerdote de Atón y, supuestamente, escribió el himno a Atón como creador del Mundo y responsable del orden y la vida tanto en Egipto como en las tierras extranjeras. Ciertos pasajes del himno tienen gran parecido con el salmo 104 del Libro de los Salmos del Antiguo Testamento, posiblemente por las influencias egipcias en la propia religión cristiana.
El himno aparece grabado en trece columnas del muro oeste de la tumba de Ay en Amarna. Esta copia es la que se ha denominado ‘Gran Himno a Atón’, mientras las representaciones en otras cinco tumbas de Amarna configuran ‘El Pequeño Himno a Atón’.
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Abreviaturas:
Literature: Kaster, Joseph, The Literature and Mythology of Ancient Egypt. London, Allen Lane The Penguin Press 1970.
AEL II: Lichteim, Miriam. Ancient Egyptian Literature, Vol. II, The New Kingdom. Berkeley-Los Angeles-London, University of California Press, 1976.
Concise: Faulkner, Raymond O., A Concise Dictionary of Middle Egyptian. Griffith Institute, Ashmolean Museum. Oxford 1999.
Traducción:
(1) Adoración de Ra-Horajti,(1) que aparece en gloria en el horizonte, en su nombre de Shu que es Atón, ¡que vive por siempre!, el gran Atón viviente, que está en su jubileo, el Señor de todo lo que abarca el Disco, Señor del cielo, Señor de la tierra, Señor de la morada de Atón en Ajetatón(2) (y adoración del) Rey del Alto y Bajo Egipto, que vive por Maat, el Señor de las Dos Tierras, Neferjeperura UaenRa,(3) el Hijo de Ra que vive por Maat, el Señor de las coronas, Ajenatón, duradero en vida y [adoración] a su bienamada gran Reina, la Señora de las Dos Tierras, Nefer-Neferu-Aton Nefertiti,(4) que viva plenamente en salud y juventud eternamente.
El Visir, el Portaabanicos(5) de la derecha del Rey, [Ay], (2) dice:
¡Apareces resplandeciente en el horizonte del cielo,
Oh Atón vivo, creador de la vida!
Cuando amaneces en el horizonte oriental,
LLenas toda las regiones con tu perfección.
Eres hermoso, grande y brillante.
Te elevas por encima de todas las tierras.
Tus rayos abarcan las regiones
Hasta el límite de cuanto has creado.
(3) Siendo Ra alcanzas sus límites,(6)
y los dominas para este hijo bienamado por ti (Ajenatón).
Por lejos que te encuentres, tus rayos siempre están sobre la tierra;
Aunque se te vea, tus pasos se desconocen.(7)
Cuando te ocultas por el horizonte occidental,
La Tierra se oscurece como si llegara la muerte.
Se duerme en los aposentos, con las cabezas cubiertas,(8)
y lo que un ojo hace no lo ve el otro.
Aunque fueran robados sus bienes,(9)
Que están bajo sus cabezas,
Los hombres no se percatarían.
(4) Todos los leones salen de su guarida,
todas las serpientes muerden,
La oscuridad llega, la Tierra reposa en silencio,
Cuando su Creador descansa en el horizonte.
La Tierra se ilumina cuando te elevas por el horizonte,
Cuando brillas, como Atón, durante el día.
Cuando lanzas tus rayos,
Las Dos Tierras lo festejan,
(Los hombres) despiertan y se levantan sobre sus pies,
Porque tú los has despertado;
Los cuerpos se purifican, (5) se visten,
Sus brazos adoran tu aparición,
El país entero se pone a trabajar,
Todos los animales pacen en sus pastos,
Los árboles y las plantas brotan,
Los pájaros vuelan más allá de sus nidos,
Mientras sus alas desplegadas saludan tu ka.
Todas las manadas brincan sobre sus patas,
Lo que vuela y todo lo que se posa,
(6) Vive cuando te alzas por ellos.
Los barcos se ponen en camino tanto hacia el norte como hacia el sur,
Los senderos se abren cuando asciendes,
Los peces del río saltan hacia tu rostro,
Y tus rayos penetran hasta el centro del Gran Verde.(10)
Tú, que haces que la semilla crezca en las mujeres,
Que creas la semilla de las gentes,
Que alimentas al hijo en el vientre de su madre,
Que le apaciguas para calmar sus lágrimas,
(Eres) la nodriza en (7) el seno,
El que da el aliento
Y alimenta todo lo creado.
Cuando surge del vientre a respirar,
El día de su nacimiento,
Abres su boca,
Y provees sus necesidades.
Cuando el polluelo pía en el huevo, en su cascarón,
Dentro, le das el aliento que le hace vivir;
Cuando tú le has completado,
Rompe el cascarón
Y sale del huevo,
Para anunciar su terminación,
Caminando sobre sus patas apenas ha salido de él.
¡Cuán numerosas son tus obras,
aun cuando permanecen ocultas a la vista!
(8) ¡Oh Dios Único, inigualable!
Creaste la Tierra según tu deseo, tú, solitario,
A todos los hombres, el ganado y los rebaños;
Cuanto existe en la tierra que anda sobre sus patas,
Todo lo que hay en el cielo que vuela con sus alas,
Las tierras de Jaru y Kush,(11)
La tierra de Egipto.
Pones a cada hombre en su lugar,
Provees sus necesidades,
Todo el mundo dispone de su comida,
La duración de su vida está calculada,
Sus lenguas difieren en el habla,
(9) Así como sus caracteres,
Sus pieles son distintas,
Porque tú diferenciaste a las gentes.(12)
Creaste a Hapy en la Duat
Y lo traes según tu deseo,
Para alimentar a las gentes,
Porque las creaste para ti mismo.
Señor de todo, que se esfuerza por ellos,
Señor de todas las tierras que brilla por ellas,
Atón del día, grande en Majestad.
Haces vivir a todas las tierras lejanas,
Creaste un Hapy celeste que desciende por ellas,
(10) Que provoca olas sobre las montañas, como el Gran Verde,
Para inundar sus campos y sus ciudades.
¡Cuán excelentes son tus designios, Oh Señor de la Eternidad!
El Hapy que está en el cielo para los pueblos extranjeros
Y para todas las criaturas de los países que caminan sobre sus patas,
Para Egipto, el Hapy que sale de la Duat.
Tus rayos alimentan los campos,
Cuando brillas, viven, germinan por ti;
Hiciste las estaciones para nutrir todo cuanto has creado,
(11) El invierno para enfriar, el calor para que te saboreen.(13)
Creaste el cielo lejano para brillar en él,
Para observar todo aquello que hiciste.
Tú, solo, brillando, en tu manifestación de Atón viviente,
Elevado, radiante, distante, cercano,
Creaste millones de manifestaciones de ti mismo,
Ciudades, pueblos, campos, el discurrir del río,
Porque eres el Atón del día en las alturas.
(12) Discurres para dar la existencia
a los seres que has creado,
Estás sobre ellos y puedes ver su regocijo.
Estás en mi corazón,
No hay otro que te conozca,
Sólo tu hijo Neferjeperura Uaenra,
A quien has mostrado tus caminos y tu poder.
(Los de) la Tierra vienen a la existencia de tu mano, como tú los creas;
Cuando amaneces ellos viven,
Y cuando te ocultas mueren.
Tú eres, tú mismo, la duración de la vida; se vive por ti,
(13) Todos los ojos contemplan tu perfección hasta que te ocultas,
Todos los trabajos cesan cuando descansas por Occidente,
Y cuando amaneces haces que todo el mundo se mueva por el Rey.
Cada pierna se mueve porque creaste la Tierra,
Les haces surgir para tu hijo, que nació de tu cuerpo,
El Rey que vive por Maat, el Señor de las Dos Tierras,
Neferjeperura El Único que pertenece a Ra,
El hijo de Ra que vive por Maat, Señor de las coronas,
Ajenatón, duradera sea su vida,
Y (la de) la Gran Reina a quien él ama, la Señora de las Dos Tierras,
Nefer-neferu-Atón Nefertiti; que viva por siempre jamás.
Notas
(1) Las referencias a Ra aparecen en dos cartuchos, algo inusual en nombres de dioses, Literature p. 111, n. 21
(2) ‘El Horizonte de Atón’, capital de Egipto durante el reinado de Ajenatón. Actual Tell el-Amarna.
(3) Nombre de coronación de Ajenatón: ‘Perfectas son las manifestaciones de Ra, El Único que pertenece a Ra’.
(4) Nombre adoptado por Nefertiti en el año V del reinado de Ajenatón: ‘La perfecta perfección de Atón, La perfecta ha llegado’.
(5) El encargado de portar el flabelo, un gran abanico con mango largo. El himno fue compuesto para ser recitado por el propio rey, pero para la tumba de Ay, lógicamente, tuvo que ser adaptado.
(6) Juego de palabras con el término ra y r-a, el dios Ra y ‘Límite’ respectivamente. Concise p. 146.
(7) Para Kaster, se trata de un desconocimiento del movimiento solar. La misma idea aparece en otros himnos, como el Gran Himno a Amón-Ra y el Himno a Atón de Suti y Hor. Literature p. 112 n. 24.
(8) Para protegerse del frío nocturno. Literature p. 112 n. 25.
(9) Los más preciados bienes se guardaban bajo la cabeza mientras se dormían para evitar robos. Literature p. 112 n. 26.
(12) Una de las partes del himno en el que se refleja el carácter Universal del Atón, también presente en el Gran Himno a Amón-Ra, del papiro Boulaq 17.
(13) La estaciones ‘peret’ y ‘shemu’.
Bibliografía: Los textos pueden encontrarse en: Sandman, Maj: Texts from the Time of Akhenaten. Bibliotheca Aegyptiaca, 8. Foundation Egyptologique Reine Elisabeth. Bruxelles 1938 (pp 93-96) y Davies, Norman de Garis: The Rock tombs of El Amarna, VI. Egypt Exploration Fund, N°18 (1908), pp 29-31 y pl. XXVII y XLI.
- Clagett, Marshall, Ancient Egyptian Science. A Source Book. Volume One: Knowledge and Order. Tome I-II, Philadelphia, American Philosophical Society, 1989.
- Hari, Robert. New Kingdom, Amarna Period: The Great Hymn to Aten. Leiden: Brill, 1985.
- Kaster, Joseph, The Literature and Mythology of Ancient Egypt, [London], Allen Lane The Penguin Press, 1970.
- Lichtheim, Miriam, Ancient Egyptian Literature. A Book of Readings. Volume II: The New Kingdom, Berkeley-Los Angeles-London, University of California Press, 1976.
- Murnane, William J., Texts from the Amarna Period in Egypt. Edited by Edmund S. Meltzer, Atlanta, Scholars Press, 1995. Society of Biblical Literature, 5; rev. BiOr 54, 1997.