Pilar Pérez Villamor – Enero de 2005
De la misma forma en que se abrían los pétalos del loto anunciando el nuevo día salían las notas del arpa cuando Neheh rozaba las frágiles cuerdas del instrumento bajo el sicómoro a orillas del Nilo.
“Que huela a loto y de sombras a las palabras”, que a la vez recuerde una animada y cálida noche de verano y un tranquilo y frío amanecer de invierno; que evoque el nacimiento del sol, la aparición del disco en el cielo, si nos referimos a los mágicos días de vida de la ciudad de Akhetatón, o el brillo de Ra, si estamos frente al majestuoso templo de Amón en Tebas bajo el mando de Ramsés II.
Una de esas cosas que se hacen todos los días y que, si por alguna extraña y remota circunstancia, no hay tiempo para ella, sientes que falta algo, un rompecabezas al que le faltan piezas, un papiro con una línea borrosa.
Una de esas pequeñas cosas con las que se llenan los huecos de los pequeños momentos, y a las que la mayoría de las veces se creen tan insignificante, tan baladíes…, que no se tienen ni en cuenta, aunque lo cierto es que tienen más importancia que muchas de las que creemos importantes.
Desde el lugar en que se sentaba Neheh todas las tardes al caer el sol se podían ver enormes palmeras datileras, perseas, tamariscos, papiros e infinidad de especies vegetales para las que cada día inventaba un nuevo nombre. (*)
En una tierra esencialmente árida como Egipto, la franja de cultivo del Valle del Nilo representa un área de campo fértil y húmedo. Esta exuberante vegetación fue uno de los mayores atractivos para casas y templos, los cuales a menudo se acompañaban con un pozo o estanque. Los jardines seculares fueron cultivados principalmente para la obtención de verduras, pero ya en el Imperio Nuevo (1550-1069 a.C.) las zonas verdes tomaron un cariz más estético y placentero.
Los jardines en el antiguo Egipto fueron muy apreciados. Existíanjardines con diversas finalidades: estéticos, medicinales, alimentación, culto, pero sobre todo para ofrecer sombra y frescor. Que mayor placer que el contemplar la hermosura de un jardín, con sus árboles, sus arbustos, sus flores, y el descanso que ello puede proporcionar a unos ojos tan acostumbrados a vivir en armonía con la naturaleza.
La provisión de sombra era uno de los elementos más importantes de los jardines egipcios, y una representación de ello lo podemos encontrar en la tumba de Kenamum, donde se pueden observar columnas de madera usadas como soporte de una pérgola abastecida de vides.
Las casas de los ricos a menudo tenían elaborados y extensos jardines en cuyo centro había un estanque, en el Imperio Nuevo se representan en forma de T. Estanque de esta forma es el representado en la tumba de Nebamun y la forma se cree que pudiera tener connotaciones religiosas. Estos espacios se llenaron de peces y servían de refugio a las plantas acuáticas.
La mayor fuente de información sobre las plantas, árboles y flores nos viene dada por las pinturas en los muros, los relieves en las tumbas y los restos de plantas y semillas encontradas en ellas. Todo ello nos da una evidencia directa de qué tipo de árboles, flores y frutas existían en el antiguo Egipto y el gran conocimiento que tenían los antiguos egipcios de ellos.
Incluso los hogares más humildes tenían huertos-jardín cerca, o pequeños rincones con flores o solamente macetas o recipientes en el patio, que llenaban de flores.
Los egipcios vivían en armonía con la naturaleza y sabían aprovechar todo lo que ella les podía proporcionar.
Árboles
Debido a la relativa pobreza de árboles que había en Egipto y la vinculación directa de éstos con sus dioses más queridos, gozaban de una protección, atención y cuidados especiales por parte de los egipcios.
Partiendo siempre de la observación de la naturaleza, los egipcios pudieron asimilar el ciclo de los árboles, como una recreación del cosmos, dado que los de hoja caduca primordialmente, expresaban la generación, regeneración y renovación, con la pérdida de sus hojas y la recuperación de las mismas; y también su conexión con el cielo y la tierra, pues las raíces están arraigadas a la tierra en Geb, y sus copas se elevan hacia el cielo, Nut, estableciéndose un vínculo estrecho y directo entre ambas deidades, apoyado en la figura del árbol.
A parte del fuerte simbolismo, cierto era que no existía nada más placentero que sentarse en un día de sol bajo las hojas de un árbol, y notar su protección bajo sus ramas. En diversas tumbas de nobles del Imperio Nuevo, podemos encontrar pinturas de grandes jardines con largas hileras de árboles, sicomoros, palmeras datileras, higueras bajas, alrededor de un estanque rectangular llenos de peces y flores de loto y mandrágora. A parte de ofrecer sombra, algunos árboles proporcionaban fruta, dátiles, higos, granadas.
Árboles ornamentales a veces se plantabanen hoyos en frente de los templos, como el templo de Hatshepsut (1473-1458 a.C.) en Deir el-Bahari, donde se encontraron los espacios de dos tipos de árboles, y en frente del templo de Nebhepetra Mentuhotep II (XI dinastía) aparece un bosque de tamariscos y sicomoros.
Sicomoro (Ficus Sycomorus)
Pertenece a la familia de las Moráceas. Hábitat natural situado en Siria, Egipto, Sudán y parte del África Tropical. Es un árbol de aspecto erecto y dilatado, provisto de copa muy ramificada y esférica, de 10 a 13 m. de altura y tronco amarillento. Sus hojas con nerviación pubescente son ovadas, rugosas de color glauco en la juventud, coriáceas y de color verde oliva al alcanzar la madurez. Los frutos, pequeños y comestibles, se producen profusamente, y son siconos. Las flores son de color verdecido. Su madera es apreciada por su resistencia.
[…] He abrazado al sicomoro y el sicomoro me ha protegido; las puertas de la Duat me han sido abiertas […]
Libro de los Muertos, Capítulo 64.
La presencia del sicomoro (Nehet por los egipcios) data desde tiempos del Predinástico, apareciendo en el Texto de las Pirámides del Imperio Antiguo como árbol sagrado y su sombra fue muy apreciada bajo la luz cegadora de Egipto.
Fue cultivado tanto por sus frutos, ya que produce higos en grandes cantidades aunque de baja calidad, como para aprovechar su madera como material de construcción y la elaboración de muebles, amuletos y sobre todo sarcófagos, dado que ésta es muy resistente y de larga duración. También se utilizó para escultura, siendo un ejemplo, la talla de Skeikh el- Balad encontrada en Saqqara.
Como madera utilizada en sarcófagos tenia un significado añadido aparte de la durabilidad, ya que se entendía que el difunto se introducía en un micro-cosmos, compuesto por la tapa (Nut), la caja (Geb), y todo el conjunto creado se asocia a la diosa Hathor, que le acogía como madre.
Era el árbol celeste. Como ya se puede observar era un árbol con gran significado religioso. De acuerdo al Libro de los Muertos, hay dos sicomoros gemelos en la entrada de la Puerta Este del cielo, desde donde Re emerge cada día. El paraje se denominaba la Isla de las Llamas. También existía la creencia de que proporcionaba sombra y sustento a los muertos, aunque a partir de la XVIII dinastía, esta reputación se transfirió a la palmera datilera.
Están documentados varios cultos consagrados al sicomoro, de entre los cuales el más destacado es el de la diosa Hathor como “Señora del Sicómoro del Sur” en Menfis, donde se consideró al sicomoro como “El Cuerpo Viviente de Hathor en la Tierra”, que de su centro asomaba para ofrecer alimentos y agua; y alimentaba bajo su forma de sicomoro a los difuntos. También se le relaciona con Nut e Isis.
De sus frutos se extraía cierta bebida que servía tanto de alimento para los dioses como para el Ba del fallecido.
Era tal la devoción que procesaban los antiguos egipcios al sicomoro, que en algunos monumentos está representado con campesinos rodeándolo fervorosamente, entregando su devoción y haciendo ofrendas de frutas, verduras y jarras de agua.
En esta estela se observa, la pareja se halla frente a un sicomoro, con pechos y brazos de mujer. En el texto se invoca a la diosa Isis. El “alma” animada se encarnará en el pájaro ba, y esperan volar al Más Allá, para seguir disfrutando de alimentos y bebidas.
Palma datilera (Phoenix dactylifera)
Árbol perteneciente a la familia de las Palmas. El nombre de la especie se debe a la presencia de los frutos comestibles, los dátiles. Es originaria de Asia Occidental y del Norte de África. Puede alcanzar los 30 m. de altura. El tallo está cubierto por completo con la base de las antiguas hojas y termina en un penacho de grandes hojas arqueadas y pinnadas que alcanzan varios metros de longitud. Las flores son pequeñas y el fruto un dátil alargado de 2,5-8 cm. de color castaño rojizo. Florece en primaveray los frutos maduran a finales de otoño, siendo la única del género que produce frutos comestibles.
Las flores, unisexuales sobre plantas dioicas, son pequeñas, de colores blancos, fragantes, reunidos en espádices axilares de hasta 120 cm. y fuertemente recurvados por el peso de los frutos. Éstos, comúnmente llamados dátiles, son bayas de color anaranjado oscuro en la madurez y pueden alcanzar los 5 cm. de largo en la variedad cultivada, su pulpa es azucarada, y contienen una semilla de consistencia oleaginosa.
La palmera fue otro de los árboles que apareció en la iconografía egipcia ya desde tiempos predinásticos. Llamó la atención de éstos por su altura, y sus grandes hojas; fue la especie de mayor importancia económica. Los hombres trepaban por el tronco para cortar las ristras de dátiles, e incluso en los jardines reales empleaban monos amaestrados para realizar esta tarea.
Debido a su resistencia aún con altas temperaturas y a su crecimiento en lugares donde el agua no es abundante, simbolizó el triunfo de la vida sobre la muerte, es decir, la regeneración, como en el caso de otros árboles, con el cielo, ya que se consideró que su copa formaba la bóveda celeste. El dios Heh, aparece a menudo sosteniendo dos hojas de palmera y sobre su cabeza puede llevar otra hoja curvada, simbolizando la eternidad y la longevidad, y las muescas del tronco tiene en sus lados, fueron entendidas como marcas divinas que Heh había hecho en ella para representar el número de años.
La hoja de la palmera está presente en las ceremonias de regeneración real más importantes: el Heb Sed.
Se asoció a otras divinidades, tales como Nut, Hathor, Isis e Iusaas, siendo citadas en los textos como “Señoras de la Palmera Datilera”.
Palma de Dum (Hyphaena thebaica)
Pertenece a la familia de las Palmas. Su nombre deriva del griego ypháino, trenzado, debido a las fibras del fruto. Es originaria del Alto Egipto, Sudán y Kenia.
Es prácticamente la única palmera que posee tallos ramificados, sus ramas se bifurcan repetidamente formando una especie de ramillete; puede alcanzar los 15 m. de altura.Cada una de las ramificaciones lleva en el extremo una roseta de hojas en abanico, no muy grandes. Produce un fruto de forma ovalado, de color rojizo, con el centro fibroso, comestible y perfumado.
[…] Mi alma ha construido una morada estable en Busilis (para mi) en Busilis (y) yo me alegro en Buto; trabajo mis campos con mi propio cuerpo y mi palmera “dum” es allí (la palmera de) Min […]
Libro de los Muertos, Capítulo 124.
Su utilización también fue con fines alimenticios, dado que sus frutos, dado su saber, los consumían crudos o bien mezclados con miel en forma de bebida.Se han encontrado evidencias de sus frutos en las tumbas.
Se encuentra relacionada con divinidades, tales como Min y Thot de Hermópolis Magna. Se citan en los textos con cierta frecuencia.
Persea (Mimusops laurifolia, Mimusops Schimperi)
[…] Yo soy el gato cerca del cual se abrió el árbol ished en Heliópolis la noche en que fueron destrozados los enemigos del Señor del Universo […]
Libro de los Muertos, Capítulo 17.
Es un árbol alto, de hojas ovales perennes, y produce un pequeño fruto comestible amarillo o verde, y es frecuente encontrarlos formando parte del alimento que se utiliza como ofrenda en las tumbas o citados en los textos funerarios, asimilando su forma y color al Sol, siendo relacionados con el renacimiento de este y del difunto.
Su presencia se hace evidente desde la III dinastía.
La persea (ished) también fue considerada origen de la vida y árbol sagrado de Heliópolis, estaba plantado en el recinto del templo del dios del sol. Numerosas representaciones en los templos documentan desde la XVIII dinastía una ceremonia durante la cual se inscribía el nombre del Rey. Se creía que la diosa Seshat, el dios Thot y el dios Atum inscribían en sus hojas (o frutos) los anales reales y los años de reinado de los monarcas. Se creía que Re fue el primero en inscribir su nombre en las hojas o frutos de la persea, guardando así una relación directa con el destino.
Crecía en el mundo donde vivían los dioses y estaba guardada por el “Gran Gato” de Heliópolis, que lo defendía de los ataques de la serpiente Apofis. Esta relación se recoge en los Textos de los Sarcófagos y el Libro de los Muertos del Imperio Medio.
Tamarisco (Tamarix nilotica, tamarix aphylla)
Arbusto perteneciente a la familia de las tamaricáceas, es un arbusto caducifolio de hasta 8 m. de altura, muy ramificado, con la corteza de color pardo oscuro a púrpura. Hojas en disposición helicoidal, recubriéndose unas a otras a modo de tejas. Flores rosadas o blancas de 2-3 mm. de diámetro formando racimos densos de 1-4 cm. de largo. El fruto es una cápsula con 3 valvas, de 3-4 mm. de largo, de color rosa claro, con varias semillas que llevan un largo penacho de pelos plumosos. Se crían en la proximidad de las costas o de los ríos de aguas calcáreas y salobres de la región mediterránea occidental. También se cultivan en los jardines como ornamentales. La infusión de su corteza es muy rica en taninos.
Se le denominó iser y lo asociaron al dios Upuaut, aunque Thot, Re y posiblemente Nemty tuvieron cierta conexión, tal vez por el color rojo de sus hojas y por sus cualidades refrescantes y depuradoras. Es un arbusto común en las orillas de los ríos. También se le asocia con Osiris, se han hallado restos de esta planta en algunos pozos de Osireium. En textos del Imperio Antiguo también se dice que Upuaut surgió de este arbusto, y que el nido de Thot está situado en un Campo de Tamariscos. En textos sagrados posteriores, se sigue citando a este arbusto.
Por otro lado, existen árboles, que apreciada su madera y sus funciones ornamentales, al ser muy resinosos, se extrajo aceites para utilizarlos en el proceso de momificación.
Cedro (Cedrus Libanis)
Árbol perteneciente a la familia de las Pináceas. Árbol resinoso, puede alcanzar hasta 50 metros de altura. La corteza es grisácea, lisa y brillante, hasta alcanzar cierta edad, luego se agrieta con la formación de escamas de pequeñas dimensiones. Las hojas, aciculares, cortas y rígidas., aplanadas y arqueadas, son de un color verde azulado, y se reúnen en grupos. Esta especie proporciona una madera muy buena para ser trabajada, cuyo intenso olor aleja a los insectos.
El cedro se utilizó por su madera resistente en la construcción de muebles, sarcófagos, barcos, pero también se utilizó, por su resina en el proceso de momificación, utilizado como ungüento. Procede de Sirio-Palestina, concretamente del Líbano. Se encuentra relacionado con Osiris en algunas variantes de la leyenda de éste y se encuentra citado en los Textos de los Sarcófagos del Imperio Medio, donde el difunto se une a este árbol y se sitúa frente a Osiris.
Enebro (Juniperus Communis)
Arbusto perenne de la familia de las Cupresáceas. Posee normalmente aspecto de mata, debido a su lento crecimiento, pero puede llegar a alcanzar hasta los 10 m. de altura, pero el tronco no rebasa nunca los 10 cm. diámetro. Tallos numerosos de corteza marrón rojiza. Hojas punzantes, son de un verde glauco. Las impropiamente conocidas bayas, ya que realmente son estróbilos son resinosos y aromáticos, y a partir de los cuales se obtiene el aceite de enebro.
Existen evidencias arqueológicas, artísticas (*) y literarias (**) de más árboles, tales como:
Árbol de los Clavos de Cristo | (Ziziphus Spinachristi) | Dinastía I |
Higuera (*) | (Ficus carica) | Dinastía II |
Vid | (Vitis vinifera | Dinastía II |
Granada | (Punica Granata) | Dinastía XII |
Algarrobo | (Ceratonia siliqua) | Dinastía XII |
Olivo | (Olea eropaea) | Dinastía XVIII |
Manzano (**) | (Malus xDomestica) | Dinastía XIX |
Peral | (Pyrus communis) | Greco-Romana |
Melocotonero | (Prunas persica) | Greco-Romana |
Cerezo (**) | (Prunas avium; P. cerasus) | 5 BC |
Un árbol sagrado no se podía talar, se podían cortar otras especies con la autorización previa de propio visir. En la tumba de Nakht en Sheik Abd el-Qurna (XVIII dinastía) hay una escena de tala de árboles, considerada una rareza por lo anteriormente explicado, donde se muestra a un leñador apoyado en el suelo con su rodilla izquierda, agarrando con ambas manos el mango de una hacha, con la cual acaba de cortar un sicomoro que está a punto de caer.
Otro árbol importante para la obtención de aceite era el baq, probablemente parecido al árbol del rábano picante (Moringa Aptera). Aparte de las especies cultivadas, había muchos árboles salvajes valiosos, incluyendo la acacia (acacia spp) y el sauce (SalixSubterrata). Estas importaciones se describen en el relato de una expedición a Biblos, en tiempos del rey Snofru (IV). Otro tipo de árbol importado desde Punt en el reinado de Hatshepsut fue el de la mirra (myrrha de Burseraceae).
Flores
Los egipcios amaban las flores. Hacían ramos con muchos tipos de flores para ofrendarlos a los vivos y a los muertos: aciano, amapolas, crisantemos, malvas, lirios, espuela de caballero, jazmines, hiedra, mandrágora y sobre todo, de cañas de papiro y flores de loto. Estas eran preparadas en arreglos florales, en diversidad con flores y hojas, y se ataban con un tallo de papiro y podían alcanzar gracias a ello una altura considerable, y se encuentran reproducidas con mucha frecuencia en las paredes de las tumbas y de los templos. También se han hallado como parte del ajuar funerario en las tumbas del Imperio Nuevo. En arquitectura, muchos capiteles de los templos tenían forma de papiro o de loto.
Los arreglos florales eran, además del vino, una ofrenda frecuente a los dioses. Con ellos se manifestaba el deseo de alegría y vitabilidad perdurables. En relación con Amon los ramos de flores desempeñaban una función muy especial. Así, el “Ramo de Amon de Karnak” no sólo era entregado al dios por el rey, sino también, con la misma denominación, a los difuntos como deseo de regeneración.
Papiro (Cyperus papyrus)
Perteneciente a la familia de las Ciperáceas. Planta herbácea, rizomatosas, normalmente originarias de zonas húmedas. Se caracterizan por sus flores unisexuales o hermafroditas, con periantio rudimentario o nulo y agrupado en inflorescencias.
Del griego papyros, que, probablemente se remonte a la denominación egipcia que significa “lo del faraón”.
La densidad de papiros y lotos en vallas y márgenes, era una característica típica del paisaje egipcio. La planta de papiro, que en la Antigüedad crecía profusamente en los marjales del Delta, encontró innumerables aplicaciones en productos artesanales (esteras, cestas, barcas, sandalias, etc.). La mayor importancia a nivel de utilización la alcanzó mediante la transformación de la pulpa de sus tallos de hasta 3 metros de altura en el material de escritorio llamado “papiro”, documentado desde la I dinastía.
La caña de papiro era la materia prima del papel egipcio. El papiro se hacía cortando finas cuerdas de médula (el tisú esponjoso que había en el tallo de los juncos) y trabajándolo sobre una piedra plana. Después se golpeaba con mazos de madera hasta que su jugo natural, actuando como pegamento, unía las láminas. Estas hojas individuales se pegaban hasta formar un gran rollo.
Aparte de estos tipos de utilización, el papiro tenía un alto valor simbólico, representaba la frescura, fertilidad, regeneración, renacimiento; esto hizo que se convirtiera en el modelo decorativo para elementos arquitectónicos y utensilios de uso en el culto.
Se hicieron amuletos en forma de manojos de papiros que se llevaban como protección de vida y a los cuales se atribuían poderes mágicos que conferían eterna juventud y la felicidad sin fin también en la muerte. Estos servían también como base estructural de los ramilletes de las ofrendas, y estos ramos significaban victoria y alegría.
El papiro se convirtió en la planta heráldica del Bajo Egipto, mientras que el loto, que se encontraba a lo largo de Nilo, era el símbolo del Alto Egipto.
La unión de las dos partes se simboliza con la figura del dios Hapy, dios del Nilo, que puede aparecer atando juntos manojos de papiros y loto, o portando sobre su cabeza una corona de ellos, con apariencia de bien alimentado y pechos femeninos obien elevándolos en sus manos.
También se puede encontrar en algún relieve a los dioses Horus y Seth anudando las dos plantas emblemáticas del Alto y Bajo Egipto, con el jeroglífico que significa “unificación”.
Lotos (Nympheaceas)
Como ya hemos referido antes, el loto era la planta heráldica del Alto Egipto y se encontraba a lo largo de todo el Nilo.
Los egipcios conocían primordialmente dos tipos de lotos, el blanco (Nymphaea lotus) y el azul (Nymphaea caerulea), también llamado comúnmente loto egipcio, lirio azul de agua y lirio sagrado del Nilo.
El loto indio (Netumbo Nucifera). Probablemente llegó a Egipto alrededor del 700 d.C.
El loto azul (Nymphaea caerulea) apareció por primera vez representado en la dinastía V, incrementándose significativamente hasta alcanzar su supremacía en la iconografía floral en la dinastía XVIII.
Los egipcios, como grandes observadores de la naturaleza, vieron que el loto azul se abría al amanecer orientado hacía el Este, viendo el centro de oro intenso fijado contra los pétalos azules, aparentemente una imitación del cielo que saludaría el sol, lanzando un suave perfume dulce. Con la oscuridad volvía a cerrarse y a hundirse en las aguas. El proceso se repetiría de nuevo al día siguiente. La flor fue ligada por consiguiente firmemente al levantamiento y al ajuste del sol. Esto es al contrario del loto blanco, que abre sus flores al ponerse el sol.
La deidad de Menfis, Nefertem, dios de los dulces olores, se representa llevando una flor de loto azul en la cabeza, en ocasiones acompañada de dos plumas. Era considerado como la “Flor de Loto en la Nariz de Re”. El perfume de esta flor era sumamente agradable a los egipcios. Existen diversas escenas, sobre todo en tumbas del Imperio Nuevo, donde se ven mujeres con un loto prendido en el cabello o bien oliendo o dando a oler el perfume de la flor. También se usaba como adorno funerario, hallándose restos de flores de loto en sarcófagos, uno de los más famosos, el de Tutankhamon, donde se encontró dispersado sobre su momia.
Aparte de todo su significado simbólico, religioso y artístico, los egipcios utilizaron el loto azul en medicina y para alimentación.
En muchas representaciones, el loto está íntimamente ligado a la mandrágora (M. Officinarum).
Bibliografía
- Elisa Castel, Egipto, signos y símbolos de lo sagrado, Editorial Alderabán, Madrid, 1999.
- Elisa Castel, Gran Diccionario Mitología Egipcia, Editorial Aldebarán, Madrid, 2002.
- Regine Schulz y Mathias Seidel (eds.), Egipto. El Mundo de los Faraones, Köneman, Köln, 2007.
- Paola Lanzara y Mariella Pizzetti, Árboles. Guías de la naturaleza, Grijalbo, Barcelona, 1979
- Jules Janick, Ancient Egyptian Agriculture and the origins of horticulture, Dept. of Horticulture and Landscape Architecture, Purdue University, Indiana, 2002.
- Eugen Strouhal, La Vida en el Antiguo Egipto, Editorial Folio, Barcelona, 1994.
- Marta Cintas Peña, Relato de Neheh (*).