La lactancia en el antiguo Egipto – 4.3.- Duración estimada del embarazo. Huellas cronológicas del tiempo de embarazo en la literatura profana y religiosa

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4.3.- Duración estimada del embarazo. Huellas cronológicas del tiempo de embarazo en la literatura profana y religiosa.

Se tienen muy pocas reseñas sobre la duración de la preñez en el antiguo Egipto y la mayoría de ellas se inclinan por una cierta imprecisión y vaguedad. Baste con ver un retazo de la literatura sapiencial egipcia: una muestra de las Máximas de Ani y el relato del mago Dyedi (papiro de Westcar), quien presentándose ante el faraón Jufu (Keops) indica la fecha precisa del nacimiento de los trillizos de Raddyedet. En todo caso, en las fuentes literarias consultadas se establece por lo general los márgenes de duración del embarazo estaba entre los 275 y 294 días[1]. Con esta imprecisión temporal se explica en las Máximas de Ani[2]: (…) Luego que te dio a luz tras tus meses

Siguiendo la misma huella literaria podemos hacer referencia al no menos famoso cuento del “Príncipe Predestinado”[3], donde se indica: (…) “La madre del héroe completó los meses del embarazo”. O a la historia de los “Dos Hermanos” (papiro de d´Orbiney, papiro del Museo Británico 10183) que especifica: “(…) Y mucho después de eso, ella puso al mundo un hijo varón.”[4]. También en la famosa historia de Raddyedet después de las relaciones con el dios Ra (papiro de Westcar), se contempla el siguiente párrafo bastante más preciso en la duración de la gestación[5]:

“¿En qué época parirá pues Raddyedet? A lo cual él respondió: ella parirá el 15 del primer mes del invierno.

Algunos estudiosos del conocimiento médico de los antiguos egipcios se embarcaron en la ardua y escurridiza tarea de buscar en otras fuentes diferentes a las estrictamente médicas (literarias o religiosas), la exacta referencia al tiempo de embarazo. En un ataúd de Berlín (17043)[6], se indica de manera admirable y precisa una duración completa de nueve meses: “¡Oh! Osiris… tu madre está embarazada de ti hasta el primer día del décimo mes”. Es la escasez documental la que incita a investigar otros textos[7] de procedencia religiosa muy ajenos en principio al mundo médico. Así pues, en el templo de Jnum en Esna (época de Trajano)[8], se conserva unos ilustrativos relieves en las que el demiurgo, se encuentra moldeando en su torno de alfarero a los dioses a los hombres y a sus respectivos “Ka”[9]. En el texto, el dios se dirige al joven rey en el preciso momento en el que está creando su cuerpo:

Yo te he formado en el vientre de tu madre, yo te penetré con el soplo de aire, yo te he elevado en la matriz en mi función de Shu[10](el dios que en la cosmogonía heliopolitana separa a sus hijos la diosa del cielo, Nut y la tierra, Gueb; eso explica el sentido de la oración de levantar a la criatura como el dios lo hace con el cielo) Yo te he atendido a (tus) deseos durante diez meses, (después has salido sobre la tierra con júbilo).

La vaguedad por tanto subraya el marco temporal del embarazo en el antiguo Egipto, por lo cual, es tedioso seguir indagando en otros textos buscando una exactitud mayor. En función de los datos recogidos, el tiempo del embarazo estaría sin embargo entre los nueve y diez meses, cifra que oscila en relación con las épocas[11].

Notas

[1]Lichtheim, 1976, II, 135-146; Strouhal, 1977, 287-292.

[2]Lichtheim, 1976, II, 141.

[3]Lichtheim, 1976, II, 200.

[4]Lichtheim, 1976, II, 203-211.

[5]Leca, 1988, 332-333.

[6]Leca, 1988, 329, “Grossesse”.

[7]Los cuales enseñan cómo la mitología -cuando trata de la creación y nacimiento de los dioses -es capaz de explicar la idea que sobre la formación del hombre tenía la intelectualidad egipcia.

[8] Leca, 1988, 329; Sauneron, 1959, 33-34.

[9]El “Ka” es un concepto en el que los expertos no han llegado todavía a ponerse de acuerdo. Parece ser que los antiguos egipcios lo consideraban como parte integrante del hombre, una donación de la divinidad; la fuerza vital impersonal (Frankfort, 1998, 98-99, La religión en el antiguo Egipto,) y universal de la que participaban todos los seres vivientes de generación en generación, que se infundía y que se desligaba del cuerpo cuando el postrero hálito de vida se escapaba. El dios de Elefantina (Jnum) como los demiurgos divinos de otras teologías, cumplían con la tarea de infundir en el humano ese principio vital, que tras el fallecimiento retornaba de nuevo a la divinidad. No deja de ser más que un préstamo otorgado mientras dure el camino de la vida terrena.

[10]El dios que en la cosmogonía heliopolitana separa a sus hijos: la diosa del cielo, Nut y de la tierra, Gueb.

[11] Halioua, Ziskind, 2005, 72, “Calculating the Lengh of Pregnancy”: Sugieren que el cálculo del tiempo de embarazo se hacía siguiendo los meses lunares de veintiocho días. Los Tratados hipocráticos limitan la duración del embarazo a los diez meses; la razón aludida es de índole nutritiva. En tanto que el alimento que va hacia el feto y que permite que madure, procede de la madre, los nutrientes pasados el plazo, serían insuficientes para cumplir con las exigencias del embarazo, lo cual determinaba la señal del comienzo del parto: Voy a explicar porque razón el embarazo no puede durar más de diez meses. El alimento que, descendiendo de la madre, hace que el feto se desarrolle, no es suficiente para él cuando han pasado diez meses y el feto ha crecido. En efecto, este arrastra hacia sí la parte más dulce de la sangre y se beneficia también de un poco de leche; pero cuando es insuficiente para él y el feto es robusto, entonces desea más alimento del que hay, se mueve y rompe las membranas (Tratados Hipocráticos, 2003, VIII, 286-287, 30, “Sobre la naturaleza del niño”).

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