Ameny: el narrador de cuentos

Desde la noche de los tiempos las sociedades humanas han gustado de explicarse historias, de contarse cuentos. El pueblo egipcio no fue menos y desarrolló una rica literatura oral para deleite del común de los egipcios. Literatura oral que conocemos gracias a que algunos relatos debieron gozar de gran predicamento y alcanzaron la gloria de ser inmortalizados por medio de la escritura.
Ahora dejemos vagar libremente nuestra imaginación e iniciemos un viaje a través del tiempo trasladándonos hasta el Antiguo Egipto, hacia el año 1.174 a.n.e., durante el reinado de Rameses III. Son tiempos convulsivos…

Seguir leyendo

Los retratos de El Fayum: la mirada del pasado

Decía Leonardo de Vinci en su Cuaderno de notas respecto al ojo humano: «¡Qué cosa más excelente, superior a todas las cosas creadas por Dios! ¿Qué alabanzas pueden hacer justicia a tu nobleza? ¿Qué pueblo, qué lenguas podrán describir exhaustivamente tu función? El ojo es la ventana del cuerpo humano a través del cual descubre su camino y disfruta de la belleza del mundo. Gracias al ojo, el alma permanece contenta con la prisión corporal, porque sin él una prisión así sería una tortura». En un sentido similar, qué no habría dicho este humanista respecto a la mirada, reflejo de nuestros sentimientos más íntimos…

Seguir leyendo

La Capilla de Rameses II en Medinet Habu

Por el muro sur de la primera sala hipóstila del gran templo de Medinet Habu –designado por los textos como el templo de millones de años del rey del Alto y Bajo Egipto Rameses III (llamado) “Unido con la Eternidad” en el dominio de Amón en el Oeste de Tebas– se accede a la habitación 14, conocida con el nombre de Capilla de Rameses II.
Dicho lugar tuvo un especial significado para Rameses III, ya que fue el lugar elegido por este faraón de la dinastía xx para rendir homenaje a su ilustre predecesor, destinando un lugar privilegiado para la barca sagrada de Rameses II…

Seguir leyendo

Dos representaciones de Amenhotep III en el Doble Pabellón de la Fiesta Sed

Uno de los puntos culminantes de la fiesta Sed, era cuando el soberano, con sus fuerzas vitales renovadas, era coronado nuevamente como rey de las Dos Tierras en un doble pabellón.
En él se representaba al faraón como rey del Bajo Egipto -tocado con la corona roja- y como rey del Alto Egipto –tocado con la corona blanca–. El doble pabellón de la fiesta Sed –signo O23 de Gardiner– era el jeroglífico utilizado por los antiguos egipcios para representar esquemáticamente toda la fiesta. Amenhotep III –faraón de la XVIII dinastía–, que reinó 38 años y celebró tres jubileos…

Seguir leyendo