Ramsés II

Faraones

José Miguel Parra Ortiz – Junio de 2008

Ramsés II es uno de los faraones más conocidos de la historia de Egipto, por muchas razones, como su templo funerario, su momia o incluso su participación en la batalla de Kadesh.

Ramsés II fue el tercer faraón de la XIX dinastía y fue uno de los reyes de Egipto que más tiempo vivió, porque estuvo ¡66 años! siendo el rey de Egipto. Como es lógico, tuvo un montón de tiempo para hacer cosas, entre ellas tener muchos hijos. Para que os hagáis una idea, se calcula que antes de fallecer Ramsés había tenido cerca de 50 hijos y 50 hijas, que aparecen representados en algunos templos como una larguísima fila de niños. Muchos de estos príncipes fueron enterrados en una tumba del Valle de los Reyes, la KV 5, que es una de las más grandes de Egipto.

Coloso de Ramsés II en Luxor

Evidentemente, no todos los hijos de Ramsés tuvieron la misma madre. Los faraones egipcios se casaban con varias esposas, precisamente para poder tener muchos descendientes. Claro, que no todas las mujeres de un faraón tenían igual categoría. Sólo una de ellas era la «gran esposa real», las otras eran «esposas reales» a secas. En el caso de Ramsés II, su «gran esposa real» fue Nefertari, que le dio siete descendientes. Fue el gran amor del rey, que le construyó una de las tumbas más bonitas de Egipto, en el Valle de las Reinas. Las otras reinas de Ramsés II fueron Maathorneferure, Suterey, Henutmire e Isisnofret. Esta última sólo le dio cinco hijos, pero entre ellos estuvo quien al final fue el heredero del rey, Merneptah.

Cuando se murió, Ramsés era un viejecito lleno de enfermedades, al que le costaba mucho andar y tenía la boca llena de caries y llagas. Esto lo podemos saber gracias a su momia, que fue encontrada cerca del Valle de los Reyes. También sabemos que era pelirrojo (un color de pelo que los egipcios identificaban con el dios Seth) y que era muy alto para la época, 1,72 m. (entonces las personas eran más bajitas que hoy en día).

El hecho más conocido del reinado de Ramsés II fue la batalla de Kadesh, en la que se enfrentó al ejército del rey hitita. La verdad es que los egipcios estuvieron a punto de perder la batalla, pero un poco de suerte y el valor de Ramsés consiguieron que la lucha quedara en empate. Al final los dos ejércitos se retiraron sin haber conseguido sus objetivos. Sin embargo, Ramsés consideró que había sido toda una victoria y así se representa en varios templos, como el de Luxor, luchando y derrotando él solo a millares de soldados hititas con la ayuda del dios Amón. Es curioso, pero pocos años después, los dos reyes firmaron un tratado de paz en el que se llamaban uno a otro «hermano» y decidían no hacerse la guerra el uno al otro. Es uno de los primeros tratados internacionales que se conservan por escrito y ¡por duplicado!

El Rameseum

Después de estos primeros años de guerra, Ramsés tuvo un reinado completamente pacífico, en el que se dedicó a construir muchos monumentos por todo el país. Los dos más conocidos son: el Rameseum, que es como se llama su templo funerario; y el templo de Abu Simbel, que fue excavado en la roca en un acantilado de Nubia (la región que se encuentra al sur de la primera catarata). Ramsés no sólo construyó mucho, sino que también se apropió de muchos monumentos de sus antepasados. Lo que hacía era borrar el nombre del faraón que lo había construido y escribir el suyo. ¡Por eso hay tantos monumentos de Ramsés por todas partes! y como vivió tanto pudo apoderarse de muchos.

Templo mayor de Abu Simbel

Como durante la Antigüedad no había las medicinas que tenemos hoy, la gente solía morirse cuando todavía era relativamente joven (unos 35 años de media). Por esta razón, muchos de los hijos mayores de Ramsés se murieron antes que su padre. Sólo el decimotercero de los príncipes vivió más tiempo que él y pudo convertirse en faraón. Se trataba de Merneptah, que cuando se coronó ya era un hombre mayor, de modo que sólo pudo reinar durante diez años. Y es que no era fácil imitar a Ramsés II, aunque los faraones de la XX dinastía lo intentaron ¡todos se llamaron Ramsés en su honor!

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