Los Templos

Historia

José Miguel Parra Ortiz – Junio de 2004

Como en todas las civilizaciones antiguas, los egipcios tenían muy presentes en su vida a los dioses. El mejor ejemplo que tenemos de ello son los numerosos templos que nos han dejado, aunque en realidad esto tiene trampa, porque la mayoría de los templos que todo el mundo visita cuando va a Egipto no son de época faraónica, sino de época ptolemaica, muchos siglos posteriores. La verdad es que esto no tiene mucha importancia, porque son exactamente iguales. Los Ptolomeos eran de origen griego, pero para gobernar Egipto se comportaban como faraones y por eso construían templos como los antiguos.

Los Templos

Los templos egipcios siempre están formados por los mismos elementos. En algunos casos, varios faraones consecutivos decidieron ampliar un templo ya existente, como sucedió en Karnak. Lo que se hacía entonces era repetir alguno de los elementos ya existentes como los pilonos o las salas hipóstilas.

Los Templos

Lo primero que uno veía al llegar a un templo egipcio era el embarcadero, construido junto a la orilla y desde donde partían y a donde llegaban los barcos que transportaban la estatua del dios durante las procesiones. En el embarcadero nacía una calzada que conducía hasta la entrada misma del templo. Este camino podía estar decorado a ambos lados con esfinges de piedra, es decir, estatuas de león con cabeza de carnero o de ser humano. La función de estas estatuas era proteger mágicamente el acceso al templo, para que nada malo le pudiera suceder al dios ni al edificio. En diversos puntos de la calzada solía haber lo que se conoce como quioscos, que son más unas pequeñas habitaciones de piedra con dos entradas. En ellas se detenían a descansar los sacerdotes que cargaban con el dios durante las procesiones. Entraban por una fachada y salían por la otra, ¡así no tenían que hacer maniobras!

Los Templos

El primer elemento del templo propiamente dicho es el pilono. Una gran fachada en forma de trapecio (un rectángulo con la parte de abajo más larga que la parte de arriba) con una gran puerta en el centro. La fachada estaba decorada con relieves de los dioses y el faraón y con cuatro grandes mástiles de madera con un gallardete de tela en el extremo. Justo delante del pilono podía haber estatuas gigantes u obeliscos, esas grandes agujas de piedra con jeroglíficos en los lados.

Los Templos

Al cruzar la puerta se penetra en un patio a cielo abierto, pero rodeado por un pórtico con columnas. Esta zona es la única donde podían entrar las personas normales. El resto del templo estaba destinado sólo a los sacerdotes.

Al fondo del patio había otra puerta, que conducía a la sala hipóstila, una palabra que significa «llena de columnas». En este caso la habitación sí tenía techo, pero con unas pequeñas ventanitas en el techo para dar un poco de luz. Al fondo había otra puerta, que daba paso a la última parte del templo, la más sagrada. Allí estaba el sancta sanctórum, rodeado por unos pequeños almacenes donde se guardaban los elementos utilizados en el culto. La estatua del dios se encontraba dentro de un armario de piedra llamado naos. Todos los días, el sacerdote principal del templo, el único que podía entrar allí, abría las puertas y lavaba, vestía, maquillaba y presentaba ofrendas a la estatua del dios. Al terminar, el sacerdote sellaba las puertas del naos y salía del sanctasanctórum.

Los Templos

Un detalle curioso de los templos egipcios es que, según se va penetrando en ellos, el suelo se va alzando y el techo va descendiendo (siempre en horizontal), al mismo tiempo que disminuye la cantidad de luz que penetra en las habitaciones. El extremo del templo, donde estaba la estatua del dios, era oscuro, silencioso y lleno de misterio.

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