El sucesor de Esnofru, Quéope, al acceder al trono, tras la muerte de su padre, decidió construir su propia necrópolis 40 km más al norte de Dashur, en la actual meseta de Guiza. El vasto complejo funerario ideado para él fue producto de la evolución efectuada durante el reinado de su padre y comprendía numerosas edificaciones: un embarcadero, el templo bajo, llamado también templo del valle, una avenida ascendente cubierta, el templo funerario, la pirámide real que protegería su morada de eternidad, la capilla norte, una pirámide ritual, varias fosas para las barcas solares y rituales, un muro que rodeaba todo el complejo, las pirámides secundarias para las reinas, la necrópolis civil y la llamada “ciudad de las pirámides”, lugar donde residirían los sacerdotes encargados de mantener el culto diario al rey difunto.
Quéope fue hijo del rey Esnofru y de la reina Hetepheres, hija y heredera a su vez del rey Huni, último faraón de la III dinastía. El advenimiento de la IV dinastía supuso para Egipto la madurez de su estructura territorial y una gran prosperidad económica. Según las fuentes antiguas reinó 23 años y tuvo varias esposas e hijos. A pesar de ser el constructor de la mayor pirámide jamás construida, pocos son los datos que nos han llegado de su reinado. Su nombre ha aparecido en el Sinaí y en las canteras de diorita del desierto de Nubia. Varios de sus hijos son conocidos por sus tumbas en la necrópolis de Guiza: Kauab, Jufujaef, Minjaef, Dyedefhor, etc., además de los sucesores que ostentaron la corona, Dyedefre, que se hizo construir su pirámide en Abu Rawash, y Quefrén, en Guiza. No obstante no deja de ser extraño que del gran constructor de Guiza sólo se conserve una pequeña estatua entera, actualmente en el Museo Egipcio de El Cairo, tallada en marfil y únicamente de 7,5 cm de altura, que fue hallada por Petrie en Abidos en 1903 y algunos pocos fragmentos diseminados en distintos museos y colecciones particulares.
Quéope preocupado por su tránsito al Más Allá, impulso la construcción de una gran obra que ensombreció todas las demás, construyó la primera, la mayor y las más perfecta de las pirámides de Guiza y el complejo funerario que la envuelve, destinado a acoger a parientes y funcionarios. Supo organizar el Estado e impulsar la economía para realizar su gran obra. Con él, los faraones del Imperio Antiguo alcanzaron la cima de su poder.
