Ana María Tejería – Mayo de 2002
Elisa Castel, Coordinadora de la Sección de la AEO de AE y de la Sección de Religión y Mitología de AE (*)
Detrás de numerosas publicaciones, donde el tema central es siempre el Antiguo Egipto se esconde una mujer muy sencilla, muy afable con la que da gusto mantener una charla. Ha participado en la fundación de la Asociación Española de Egiptología, forma parte de numerosas entidades que se dedican a la divulgación de la Egiptología Científica, y es asidua participante en congresos, tanto españoles como internacionales.
Sus libros, claros y precisos, son un referente importante y me animaría a decir que casi “obligados” para todos los que queremos tener una biblioteca completa en cuanto al Antiguo Egipto se refiere.
Cómo llega el Antiguo Egipto a ocupar un lugar tan preponderante en tu vida?
Pues realmente no lo sé a ciencia cierta, pero sospecho que debe tener algo de genético.
El primer recuerdo que permanece en mi memoria es a los 12 años, en una clase de 3º de Bachillerato. Por aquel entonces no me gustaba la historia pero al llegar a la lección dedicada a Egipto, y sin saber muy bien por qué, todo cambió. Fue entonces cuando me juré a mi misma que algún día viajaría a este país, sueño que no pude cumplir hasta muchos años después. En aquellos tiempos las publicaciones en español eran muy escasas y para una niña de 12 años, afrontar libros en inglés o francés era una tarea excesivamente ardua. Me desanimé.
Recapacitando un poco quizá debería reconocer que el punto clave, el resurgimiento de esa pasión que permanecía latente en mi interior, fue tras el primer viaje, hace ahora 22 años. En él fui descubriendo, viendo y absorbiendo todo lo que había leído en los libros generales de historia del Mundo Antiguo y comencé a sentir una verdadera necesidad por ampliar conocimientos.
A la vuelta estaba ávida de lecturas más especializadas, pero era consciente que determinadas publicaciones me ofrecerían una visión de Egipto demasiado fantástica. Un día, de nuevo por esas casualidades que te brinda la vida, conocí a un verdadero amante de esta civilización, gran conocedor y estudiante de la misma y gracias a él me hice con mis primeros libros: el Pirenne, el Daumas, el Drioton y Vandier, como familiarmente los denominábamos. Lo demás vino rodado, me introduje en el círculo de los especialistas y quedaba embobada por sus conocimientos, con los oídos bien abiertos y con una sensación interna de que nunca podría llegar a ser como ellos.
Con la perspectiva que da el tiempo, puedo decirte que tengo la sensación de que en aquellos momentos era como una esponja, me embargaba una sensación de ansiedad provocada por la conciencia de que había perdido años muy preciosos para el estudio de lo que tanto me fascinaba. Sometía a los amigos a exámenes de tercer grado, haciéndoles todas esas preguntas que surgen al principio y que casi siempre, lamentablemente, carecen de respuestas. Absorbía todo lo que leía, compraba libros continuamente, tomaba apuntes de cada página, tenía la sensación de que nunca llegaría a poder dominar todo lo que necesitaba saber.
Y el tiempo me dio la razón: no se puede abarcar el conocimiento de todos los aspectos de una civilización tan amplia y tan rica, es necesario adquirir una base sólida y especializarse en algo concreto, en mi caso la religión egipcia.
A partir de este punto fueron y son muchas horas en las bibliotecas, mucho dinero invertido en publicaciones que no se encontraban en las bibliotecas españolas, viajes al extranjero para ampliar conocimientos, mucho estudio y, en ocasiones, ciertas dosis de impotencia por haber nacido en un país sin tradición egiptológica.
Que formación has tenido en este campo, antes de pensar en escribir tu primer libro?
Como te he comentado, hace 22 años que pisé el aeropuerto de El Cairo por primera vez. Puedo decirte con toda sinceridad que desde entonces hasta ahora no ha habido ni un solo día que no haya invertido mi tiempo en el estudio del Egipto Faraónico que, cuando me ha sido posible, no haya asistido a cuantos cursos se han convocado, tanto en España como en el extranjero. En definitiva, que me declaro autodidacta y como tal soy consciente de mis propias carencias que intento paliar a base de estudio e investigación, con todos los riesgos que ello conlleva. Es por todo ello que agradezco infinito cualquier observación bien fundamentada sobre mis trabajos, porque nadie nace sabiendo y todos somos humanos.
Cómo se gestó precisamente el Diccionario de Mitología Egipcia, libro que vino a cubrir un hueco muy importante y, el primero que has editado?
Pues como casi siempre fue una casualidad, una de esas oportunidades que te ofrece la vida y que hay que aprovechar.
En el año 1994 un amigo me comentó que Aldebarán estaba buscando a alguien que hiciese un diccionario de mitología egipcia y concerté una cita. Me recibieron los editores y les presenté mi proyecto. Tenía muy claro lo que no quería hacer: un diccionario de entradas cortas que apenas ofrecen información y llegué allí con una ficha rellena, con el formato que tiene el libro en la actualidad. Los editores tuvieron fe ciega en mí e inmediatamente me puse a escribir. Fue una tarea muy dura porque no tenía experiencia en este tipo de publicaciones y necesitaba consultar una extensa bibliografía para poder hacer un trabajo digno y actualizado en un tiempo record. Después de muchos momentos de desánimo y otros de entusiasmo, en el año 1995 salió a la luz aquella primera edición. Desde la perspectiva de hoy en día entiendo que aquel diccionario salió con ciertas carencias que he intentado remediar con la nueva edición.
Cómo estructuras cada libro y la investigación que requiere cada uno? Cómo te enfrentas al papel en blanco?
No sé si es lo adecuado, pero en mi caso primero elaboro un índice (que siempre acaba modificándose) y con él comienzo la ímproba labor de localizar la bibliografía. Como te he comentado España no tiene la tradición egiptológica de otros países y aunque poco a poco las bibliotecas especializadas van engrosándose, siempre hay que acudir fuera de nuestras fronteras para localizar muchos de los artículos que necesitas. Ya sabes, la ley de Murphy, si en determinada biblioteca está la colección casi completa de una revista concreta, seguro que el número que buscas es justo el que falta. Aquí es donde empiezas a darte cuenta de las limitaciones a las que están sometidos los estudiantes y especialistas españoles del antiguo Egipto y la necesidad de un mayor aporte económico por parte de las instituciones para llegar a disponer de los instrumentos de trabajo imprescindibles: las publicaciones.
El siguiente paso es ¿qué hacer con toda la información acumulada? ¿cómo ordenar ideas y cómo hacer espacio para una montaña de fotocopias? Arrancar un libro es lo que más cuesta y después de escribir una y otra vez las primeras páginas y de borrarlas sucesivamente hasta el desánimo, llega un momento que los “dioses” te ayudan y el texto comienza a tomar forma y una lógica con la que empiezas a estar conforme.
A partir de este momento casi todo viene rodado.
Después de la primera experiencia del Diccionario, tus otros libros han llegado casi en forma natural… qué te motivó a escribirlos?
Con el diccionario lo tenía muy claro: quería hacer el manual que me hubiera gustado tener cuando empecé.
El proceso de Los Sacerdotes en el Antiguo Egipto fue completamente distinto. Hacía un tiempo había dado una conferencia sobre este tema y había recopilado tal volumen de información que no sabía muy bien que hacer con él. Cuando Aldebarán me ofreció escribir un segundo libro, sospeché que era una buena oportunidad para extenderme en un tema tan interesante; era una vida cotidiana enfocada bajo el prisma sacerdotal y pensé que interesaría tanto al especialista como al que quería iniciarse. El tema de los sacerdotes había sido tratado de forma espléndida por Sauneron, pero esta publicación no había sido traducida al español, era antigua y no muy extensa, así que decidí que convenía actualizar y ampliar datos.
El tercer libro que publiqué en esta editorial fue Egipto, signos y símbolos de lo sagrado, una espina que tenía pendiente desde que reuní datos para el Diccionario de Mitología. Ya entonces me percaté de que había una serie de entradas muy interesantes y estrechamente unida a los dioses, formadas por los símbolos y signos que emplearon los egipcios, es decir, los animales, las plantas y los objetos inanimados que utilizaron para su manifestación, entre otras cosas. El problema que se presentó entonces fue que para redactar las entradas era necesario acudir a muchas disciplinas ajenas a Egipto (antropología, semiótica, geología, botánica, zoología, etc). Era un trabajo arduo pero que consideré casi un reto. Así que de nuevo ofrecí a Aldebarán el proyecto y una vez más me dieron vía libre.
Finalmente, llegó la reedición del Diccionario de Mitología. La buena acogida que había tenido entre el público me animó a pensar: Ya que hacemos una segunda edición además de corregir las erratas, podría actualizarlo y ampliarse todos aquellos datos que he ido archivando a lo largo de estos años.
La verdad es que nunca llegué a imprimir el manuscrito y no me percaté del volumen que tendría el nuevo libro impreso hasta que me lo hizo llegar la editorial. Fue una sorpresa.
La mitología ocupa un lugar importante, pero evidentemente no te despegas de la historia de Egipto, incursionarías en otro tema?
He de reconocer que me apasionan otros temas, sobre todos aquellos que se vinculan con la antropología. También he hecho incursiones puntuales en otros campos en forma de artículos. La vida cotidiana me fascina porque despliega el modo la vida privada, la existencia y la intimidad de los egipcios, fueran reyes o personajes del pueblo. Además, también guarda conexión con lo que realmente me fascina: la religión, porque el conocimiento de cómo veían el panorama religioso los habitantes menos privilegiados en la intimidad de sus casas, hasta qué punto estaban influenciados por las complicadas teorías de creación o por los grandes dioses dinásticos, indagar a quién invocaban en los momentos de necesidad, etc., es un tema realmente apasionante.
Es inevitable que todos los amantes de Egipto se interesen por temas ajenos a su especialidad porque esta civilización fue tan fascinante como para atraer la curiosidad hacia todos los campos. No obstante soy consciente que no se puede abarcar todo y por ello cuando me muevo fuera de mis temas procuro documentarme todo lo que puedo y hacerlo con precaución.
Tu carrera en la egiptología te ha llevado muchas veces a Egipto, “viaje sagrado” para muchos, qué experiencias has vivido allí?
Todas las buenas experiencias que se pueden tener.
Para mí Egipto es como mi segundo hogar. Para mí llegar a Luxor es sentirme como ET, cuando en una escena de la película decía: mi casa…, mi casa… Pero Egipto no es sólo los yacimientos arqueológicos sino el ambiente, sus gentes, sus calles…
Allí tengo muy buenos amigos a los que aprecio de corazón. Me siento cómoda, relajada, aunque me levante de madrugada y no pare de corretear hasta avanzada la noche. Me gusta el ambiente, la comida, el sol, la música y la juerga… pero he de confesar que una vida así sería incapaz de llevarla en la ciudad donde resido.
Un amanecer a orillas del Nilo en la ciudad de Assuan recarga las pilas cuando la vida diaria te ha dejado agotada, una visita a Guiza te hace reconocer lo pequeño que es el hombre, un paseo por Luxor despierta todos los sentidos adormecidos.
El mayor problema es siempre la vuelta. Creo que es un sentimiento común a todos los amantes de Egipto retornar a nuestros hogares con cara de tontos, suspirando y programando el siguiente viaje, aunque no se sepa con certeza si se podrá realizar. Es casi como si fuéramos adictos a una droga que no tiene curación.
Quizá la peor parte se la llevan los amigos, cuando les muestras las 5.987 diapositivas que has tomado en aquel país, la mayoría de detalles o de relieves poco definidos. Es una tristeza observar sus caras cuando con todo entusiasmo pretendes mostrar un descubrimiento para ti interesante, cuando percibes que ellos no pueden distinguir más que un trozo de piedra, ni embargarse con esa emoción que a ti te supera.
Nosotros, como lectores tuyos, hemos disfrutado con la aparición de cada libro, tú tienes algún autor favorito el cual te sirva de referencia constante?
Es una pregunta un poco comprometida. Es difícil declararse adepto de un investigador determinado porque son muchos los que tienen magníficos trabajos. Sin embargo creo que a la cabeza situaría a Hornung y a Assman. Nadie como ellos ha sabido interpretar la religión egipcia y transmitir sus conocimientos de una forma tan clara y tan próxima a los antiguos egipcios. Creo que ellos son LOS MAESTROS y cuando escribo mayúscula lo hago de forma consciente. En otro estilo, también me gusta mucho Stephen Quirke, pero ya sabes que contra gustos no hay nada escrito.
Participas en la Asociación Española de Orientalistas dando conferencias, cómo llegas a vincularte con esta Asociación?
Tras un período de trabajo en la directiva de la Asociación Española de Egiptología, decidí darme de baja, pese a que era socia fundadora. La verdad es que dar aquel paso me costó tiempo y casi fue como si me arrancaran una parte de mi; abandonaba algo que habíamos creado un pequeño número de personas con mucha ilusión y con mucho esfuerzo, pero no podía permanecer en un lugar donde sus planteamientos se habían modificado hasta estar a años luz de los míos. Con el paso del tiempo la AEDE volvió a discurrir por los caminos que yo consideraba correctos, pero aquella desilusión me quitó las ganas de volver a formar parte de la misma.
De forma paralela Esteban Llagostera me ofreció la oportunidad de asociarme a la Asociación Española de Orientalistas, donde también se ofrecían cursos de Egipto. Muchos de los socios de la AEDE lo eran también de la AEO, así que me sentía cómoda, me animé y entré a formar parte de esta asociación. Desde aquí quiero agradecerles su apoyo en momentos difíciles.
Este ciclo, tanto en la Asociación Esp. de Orientalistas como en las Librerías Mizar en Barcelona, ha sido muy activo, cuéntanos un poco sobre todo esto…
Sí, este año parece haber sido especialmente activo en temas de Egipto. Muchas son las instituciones privadas y públicas que organizan ciclos sobre el antiguo Egipto en toda España y cada vez hay más publicaciones en esta línea. Parece que el público demanda Egipto y la oferta es buena para que cada uno escoja lo que más le convenga y elija el tipo de enseñanza que considere más apropiada.
Para mí, la oportunidad de presentar mis trabajos en Barcelona es especialmente importante. Personalmente estoy un poco cansada de ese mito que hace que Madrid y Barcelona tengan que estar eternamente enfrentados en eterna rivalidad. Ambas ciudades tienen gente valiosísima y en el terreno científico las luchas políticas no deberían afectarnos. En Barcelona cuento con grandísimos amigos y no desperdicio ni una sola oportunidad para viajar allí en cualquier momento.
Muchas veces, la gente en general teme asistir a estas charlas por temor a estar en inferioridad de condiciones, qué les aconsejas?
Cuando te planteas dar una conferencia en un ciclo encaminado al gran público cuentas con un problema añadido: cómo satisfacer tanto al principiante como al especialista. Haciendo malabarismos creo que casi todos los conferenciantes conseguimos llegar a ese equilibrio, a ese Maat, que permite introducir conceptos avanzados o novedosos sin detrimento de conceptos de base. Pienso que cualquiera de las conferencias que se imparten en España son accesibles para toda clase de público, si bien es cierto que la lectura previa de manuales básicos facilita mucho la comprensión.
Afortunadamente poco a poco van creándose nuevos ciclos de conferencias más especializados y en su publicidad se indica expresamente.
Cómo te vinculas con Victor Rivas y la página de Amigos de la Egiptología?
Pues también por pura casualidad.
Navegando en Internet descubrí la página de AE, pero reconozco que al principio desconfié un poco ya que la Red está llena de lugares cuya filosofía no comparto. Pasó algún tiempo hasta que decidí probar, no perdía nada y podría darme de baja en el momento que lo considerara oportuno. Para mí fue una sorpresa descubrir a todo un grupo de gente entregada por completo a la difusión de la egiptología de forma desinteresada y una enorme satisfacción encontrar, además, a excelentes personas en todos los sentidos, gentes con las que me siento unida de forma muy estrecha y que han acabado siendo grandísimos amigos.
Hoy día, Internet, es algo necesario en la vida cotidiana, qué opinión te merece?
Internet es un instrumento valiosísimo para el hombre del siglo XXI, pero también supone un gran riesgo ya que el abanico de información es muy amplio e incluye páginas de dudosas intenciones. Creo que para afrontar Internet hay que ser muy crítico y tener muy claro que junto a trabajos de mucha calidad hay también volcados documentos que distan mucho de un mínima ética científica.
Poco a poco la egiptología en español está ganando terreno, pero siempre sabe a poco, cómo ves tú misma este aspecto?
Sin duda es notorio el incremento, el despertar de la egiptología española y la calidad de la misma en los últimos años. Actualmente España dispone de todo un equipo de jóvenes investigadores que no tienen nada que envidiar a los grandes egiptólogos extranjeros . Pese a que seguimos careciendo de Cátedra de Egiptología, cada día surgen nuevos especialistas que con su esfuerzo se han abierto un gran camino en el ámbito internacional. Es cierto que el pueblo español todavía arrastra la idea de que todo lo que viene del extranjero es mejor a lo creado dentro de nuestras fronteras, pero en estos momentos puedo decir que definitivamente no es cierto y que la cantera de egiptólogos con la que contamos es digna de tener en cuenta. No hay más que leer las publicaciones especializadas sobre el tema y la participación, cada vez más amplia, de la egiptología española en foros y Congresos Internacionales.
El proyecto español, dirigido por José Manuel Galán en la tumba del noble Djehuty ha despertado muchas expectativas dentro del mundo de la egiptología española. Cómo ves estos proyectos, que si bien llevan mucho tiempo de estudio, están integrados por españoles y con sponsors españoles?
Me parece un logro impensable hace algunos años y una gran oportunidad para que egiptólogos españoles revelen una parte de la historia del reinado de la reina Hatshepsut. También es significativo que empresas privadas empiecen a destinar fondos para proyectos de tal magnitud.
Sin embargo y sin desmerecer el mérito del Proyecto Dyehuty, para ser justos no hemos de olvidar que la excavación dirigida por José Manuel Galán no es la única con la que ha contado España. El Museo Arqueológico tiene concesión en Heracleópolis Magna desde los años 60 y tras ella se han incorporado, la Fundación Clos en Gebel Barkal, Meidum y Oxirrinco, la Sociedad Catalana de Egiptología Universidad de Barcelona y Universidad de Mompellier en Oxirrinco, la Universidad de Alcalá de Henares en Tell Ibrahim Awad y creo que existe un proyecto en el que está embarcado el Aula Aegyptiaca en Saqqara, aunque de ésta última carezco de datos concretos. En cualquier caso, todas ellas gozan de igual mérito e importancia para recomponer la historia de Egipto.
Con el Gran Diccionario de Mitología, ya a la venta en las librerías, has ampliado muchísimo la información que traía la primera edición, qué se siente al haber logrado un trabajo de esta importancia?
Sinceramente estoy muy satisfecha, aunque ya tengo datos suficientes para ampliar el libro en una tercera edición.
Lo más enriquecedor es comprobar que la comunidad egiptológica internacional y el público en general lo tiene en cuenta como referente, que lo demanda y lo recomienda, saber que todo el esfuerzo volcado en él es válido y útil.
Sin embargo, mi trabajo no es tan meritorio como mis agradecidos lectores lo hacen ver, porque simplemente me he limitado a recopilar y actualizar datos dispersos, apoyada en una buena bibliografía e incorporando conclusiones propias. Además, hay que tener presente que el trabajo que lleva a la elaboración de un libro no es únicamente mérito de una sola persona: los buenos amigos, la familia y los lectores, con sus valiosos comentarios, juegan un papel fundamental.
Siempre, en la vida, queda algún trabajo por concretar, algún sueño por realizar, en tu caso, cual sería el tuyo?
Buena pregunta…. Excepto que me toque la lotería (que no juego) o que no suene el despertador cada mañana, creo que no hay nada que actualmente eche en falta. Sinceramente estoy satisfecha con mi vida y con mi trabajo, no me puedo quejar. Aunque bien pensado… sí, definitivamente mi sueño sería tener más tiempo para leer todo lo que tengo pendiente, para disfrutar de todas las novelas que, sin tener nada que ver con Egipto, tengo aparcadas en la librería, para viajar que es lo que más me apasiona.
¿Qué proyectos tienes para el futuro?
Básicamente continuar con las conferencias anuales y las publicaciones. Tengo en prensa un libro sobre el templo de Sethy I en Abidos que se editará en breve, un par de artículos para una exposición que organizará el Museo Egipcio de Barcelona y en proyecto otro libro para los Cuadernos de Egiptología Mizar.
(*) Actualmente Elisa Castel ya no desempeña ninguna coordinación de AE