La Esquistosomiasis: una Plaga en Egipto

Manuel Juaneda-Magdalena Gabelas – Septiembre de 2003

“En aquella tierra seca, incluso el agua era un tesoro tal que alcanzó la consideración de sustancia curativa, aunque no la forma de las impuras aguas del Nilo. Más exclusivas eran el agua de la lluvia del cielo, el agua de lagunas de aves, y la más eficaz de todas: el agua en la que ha de lavarse el miembro masculino.”

El cocodrilo del Nilo abre sus fauces dormitando en el arenal. Es el final de la estación del Akhet y los agrimensores trazan los antiguos límites de los campos. El sol está enrojeciendo sobre la necrópolis cercana reflejando su color de oro viejo, en las paredes de adobe de la aldea, unas luces pálidas y vacilantes salen de los estrechos y elevados vanos, de cuyo interior, se adivinan las fugaces sombras de sus moradores que preparan la última comida del día.

Aunque la tarde va perdiendo su luz, el calor es húmedo y sofocante, y el aire oscila como una cortina invisible y humeante. En el campo, los labradores del templo, clavan parsimoniosamente sus azadas en el lodo aún humedecido por las aguas de la última crecida. Dos bueyes cuernilargos sometidos al yugo y al viejo arado de madera se contagian de la pereza del guía. Más abajo, en el agua del río, unas voces menudas rompen risueñas el silencio del atardecer y sus risas se mezclan anárquicamente con el chapoteo de sus cuerpos infantiles bajo la cada vez más oscura sombra del palmeral.

Fig. 1. La esquistosomiasis, una plaga en Egipto.

Fig. 1. La esquistosomiasis, una plaga en Egipto.

Mujeres jóvenes, de esbelta silueta, avanzan pausadamente por el camino de limo que se retuerce entre el bosquecillo de papiros. Sobre sus cabezas se menean levemente cromáticos cántaros y cestas de papiro cargadas de ropas. En fila “india” se ocultan, a medida que se dirigen al río en el cañaveral que esconde sus márgenes.

Allí cerca, más abajo, unas lavanderas retuercen y golpean frenéticamente las prendas mojadas sobre las tablas que sostienen sus rodillas; sus hijas, todavía unas niñas, de trencillas negras y rizadas, canturrean a coro una antigua canción de amor que acompañan con el rítmico son de las palmas, y el alegre oscilar de los acintados taparrabos ajustados a la cintura. Enfrente, un hermoso orix de vistosa cornamenta distrae momentáneamente la melodía; él, nervioso, intenta espantar sin éxito al furioso remolino de insectos, que a miles, revolotean cebándose en el húmedo morro del antílope que pugna con apremio por meterlo en el agua. Y ellas entre carcajadas retoman el ritmo, desafinando la vieja canción.

Mientras pasan estas escenas la tarde empieza a confundirse con la oscuridad, las voces y las siluetas pierden la identidad de sus propietarios y la orilla del río parece vaciarse de vida.

Este atardecer de una aldea anónima a las orillas del Nilo, en una época imprecisa bien podría corresponder a cualquier instante de la historia egipcia incluyendo los momentos actuales. Podría, y en ellos me he inspirado, formar parte de algunos relieves de las paredes de las mastabas de Mereruka, Kagemni, o Ptahotep.

Pero no nos engañemos, el Nilo además de fuente de bienes para los antiguos egipcios también lo era de males. Los parásitos anidan aún hoy en día con tremenda virulencia bajo múltiples formas en el seno de sus aguas. Todos los protagonistas de nuestra escena fluvial tienen un denominador común con respecto a sus hipotéticos descendientes: el contacto continuado con las insalubres aguas y poco saneadas de los ríos africanos.

La esquistosomiasis, una plaga en Egipto

Fig. 2.

La esquistosomiasis, una plaga en Egipto

Fig. 3.

Todos estos elementos son unos eslabones íntimamente engarzados de una cadena biológica. Todos: hombres, animales, niños, y en definitiva el agua, conforman una unidad sin la cual lo que más tarde expondré nunca tendría visos de realidad.

Desde las épocas más antiguas hasta el momento presente, el hombre nilótico se ha visto amenazado y sacudido por innumerables plagas y enfermedades, muchas de ellas, todavía están presentes entre nosotros e incluso “gozan ” de gran vigencia en nuestra época: artritis; traumas con sus secuelas; tumores benignos y malignos; deficiencias nutritivas (Marasmo[1], Kwashiorkor[2]), hoy en día muy en boga en lugares atacados por guerras crónicas (Africa), donde los niños se ven sometidos a problemas de alimentación tanto cualitativa como cuantitativamente; osteoporosis[3] prematuras en mujeres jóvenes en relación con la dieta inadecuada unido a la lactancia; anemias[4] deficitarias de hierro; parasitosis[5]; tuberculosis ósea y visceral; poliomielitis. Además de otras muchas que se haría muy fatigoso enumerar pero que todavía causan gran morbimortalidad entre la población africana, igual que a sus remotos antepasados.

El hallazgo de restos momificados de épocas pretéritas, los avances en técnicas de aplicación de vanguardia en medicina y la aplicación en la Paleopatología[6]; permiten en la actualidad la detección en tejidos humanos momificados milagrosamente conservados, el hallazgo de seres microscópicos o de partículas proteicas estructurales o del ADN de aquéllos.

Después del transcurso de los siglos nuestros antepasados aún tienen mucha información que enseñarnos.

Algunos de estos seres que habitaron y habitan las aguas contaminadas de las cuencas africanas y de otras partes de América y lejano Oriente(Japón); en sus diversas variedades, tienen el nombre genérico de ESQUISTOSOMA[7] o BILHARZIA que consecuentemente provocan en sus afectados la ESQUISTOSOMIASIS o BILHARZIASIS[8]: una plaga de gran frecuencia que en estadísticas de la década de los ochenta ya afectaba a más de doscientos millones de personas en todo el mundo.

La esquistosomiasis, una plaga en Egipto

Fig. 4.

Uno de los testimonios más antiguos documentados científicamente que ha llegado hasta nosotros, es el de un adolescente que vivió durante el predinástico tardío(aproximadamente en el 3.200 a. C.). Expertos de la Universidad de Leiden (Holanda) y del departamento de Antropología de la Universidad de Florida, detectaron con técnicas de laboratorio (ELISA[9]), muy precisas, la contaminación del parásito en la piel del muchacho que probablemente originó su temprana muerte.

Como ya hemos anunciado existen tres tipos de gusanos culpables de la enfermedad. Sin embargo, el que con frecuencia habita las aguas del Nilo, contamina los caudales fluviales sobretodo del sur de Egipto y del norte del actual Sudán, lleva el nombre científico de: ESQUISTOSOMA HAEMATOBIUM.

El hombre adulto es muy susceptible a infectarse pero aún lo es más el niño. El hombre forma parte del ciclo parasitario del que es el huésped definitivo, pero también hay cómo no un huésped[10] intermediario y que curiosamente es un pequeño caracol del género “bulinus”, y por supuesto, el protagonista principal, auténtico enemigo de esta relación típicamente parasitaria y el único beneficiario conceptualmente hablando: el gusano, que a lo largo del ciclo presentará volubles apariencias o disfraces en virtud de su capacidad adaptativa.

La esquistosomiasis, una plaga en Egipto

Fig. 5.

Volvamos por un momento a la descripción de la escena del río. Pensemos en uno de los pequeños que se bañaban inadvertidamente en las aguas infestadas por el parásito[11], pues bien, el niño durante el baño no se ha percibido que, de uno de los caracoles, ha salido de su interior una forma (miriácidos, ver fotografía) biflagelada, esto es con dos colas. Normalmente pueden ser un número amplio de cientos o miles de individuos. Conviene destacar que el gusano hembra yace en un canal del macho dando al mundo una altísima progenie.

El niño sentirá un picor irritante(prurito del bañista) en la piel tal vez en los genitales zona por otra parte muy accesible durante el baño. El picor está en relación con una lesión cutánea casi siempre papular que señala la puerta de entrada por donde el parásito accede al interior del cuerpo humano.

Tras la entrada, y durante 3 ó 4 semanas, padecerá una fiebre altísima, sudores profusos, dolores musculares y articulares, intensos dolores de cabeza, síntomas respiratorios, que remedarían un cuadro sintomatológico pseudogripal.

De la piel, por el camino de las venas, el parásito llega a los pulmones y de ahí a la circulación general y a la vena Porta[12]. Toman posada en el hígado donde alcanzan la fase adulta, con este aspecto retornan a contracorriente, es decir, desandando la ruta descrita, escapando del hígado rumbo hacia las venas mesentéricas[13]. Se dirigen al intestino, lugar en el que ponen los huevos de los que una parte se vierte al exterior con las heces, otra se ancla en la propia pared del intestino rompiéndola, acción que provoca úlceras sangrantes y consiguientemente enterorragias[14]. Pero eso no es todo, algunos vuelven nuevamente al Sistema circulatorio del huésped viajando de nuevo al pulmón, circulación portal, hígado, etc.

Lógicamente, uno ha de pensar que, allá por donde camina, el parásito va causando estragos(trombos arteriales). Llega un momento que el organismo del afectado durante todo el tiempo que dura la enfermedad, normalmente largo, entra en una fase crónica, algo así como si el cuerpo se “acostumbrara”.

Los huevos se pueden alojar en todas las vísceras imaginables: cerebro, hígado, intestino (diarreas sanguinolentas), vejiga (cistitis hemorrágicas[15]), esta última lesión es muy frecuente en Egipto y con el tiempo puede llegar a ser un factor predisponente hacia un cáncer de vejiga. También pueden ser lesionados los músculos y los ya citados pulmones.

La esquistosomiasis, una plaga en Egipto

Fig. 6.

Probablemente, nuestro amigo alcance la madurez pero si lo hace ya se puede imaginar la cantidad tan abigarrada de trastornos. Aún más, albergará una colonia de parásitos suficientemente numerosa que irá liberando por doquier de la orina y de las heces a las aguas libres y frescas contagiando a sus congéneres. Así se cerrará la compleja cadena biológica y el complejo ciclo vital del parásito. En definitiva es, lo que los médicos llamamos un portador[16] en este caso un portador enfermo.

La esquistosomiasis como ya se ha dicho es una enfermedad de gran antigüedad. El papiro de EBERS[17] le dedica dos columnas para “el tratamiento y prevención del sangrado de la orina”. Particularmente hace una pormenorizada descripción de los síntomas expuestos anteriormente.

Aparte de la momia cuya imagen veis a comienzo del escrito se han confirmado científicamente huevos calcificados en la vejiga urinaria de dos momias de la XX dinastía y en la mucosa del colon de otras. En otro caso, un adolescente llamado Nakht examinado en Toronto, también se comprobó la misma infección que probablemente determinó su temprana muerte.

No puedo concluir sin manifestar que esta enfermedad sigue siendo actualmente un problema sanitario de primer orden y de difícil erradicación. Mueren más de 15.000 personas al año en todo el mundo.

Notas

[1] Marasmo: extenuación o consunción máxima como consecuencia de una enfermedad crónica.
[2] Kwashiorkor: estado carencial proteico del niño, frecuente en zonas tropicales(niño apartado o destetado). Niños que viven en situaciones de carencia afectiva.
[3] Osteoporosis: aumento de espacios anormales en los huesos sin descalcificación.
[4] Anemia: disminución del número de glóbulos rojos en la sangre.
[5] Parasitosis: enfermedad o infección parasitaria.
[6] Paleopatología: ciencia que estudia las huellas dejadas por la enfermedad en los restos de los seres vivos, entre ellos el hombre.
[7] Esquistosoma: significa etimológicamente “cuerpo hendido. Es un” parásito trematodo” del género esquistosoma. Existen tres tipos, E. Haematobium: (Africa y Oriente medio), E. Mansoni: (Arabia, Africa, Suramérica Y Caribe). E. Japonicum: (Japón, China y Filipinas). Existen otros tipos pero raramente infectan al hombre.
[8] BILHARZIASIS: en honor al descubridor del E. Haematobium llamado Bilharz en 1.851.
[9] ELISA: siglas en inglés de “enzyme linked immunosorbent assay”. En realidad son técnicas de análisis basadas en la inmunología.
[10] Huésped: animal o planta en que vive un organismo parasitario.
[11] Parásito: organismo animal o vegetal que vive sobre otro o dentro de él y a sus expensas.
[12] Vena Porta: trayecto venoso formado por la unión de la vena que procede del Bazo(vena esplénica) y de los intestinos delgado y grueso(venas mesentéricas superior e inferior, respectivamente) y que se dirige al Hígado.
[13] Venas mesentéricas: ver concepto anterior.
[14] Enterorragias: hemorragias de origen intestinal.
[15] Cistitis: infección de la vejiga de la orina.
[16] Portador: persona enferma convaleciente o sana que lleva en su cuerpo el germen de una enfermedad, y actúa como propagador de la misma.
[17] Papiro de Ebers: escrito médico correspondiente a la dinastía XVIII en el que se estudian diversas dolencias con los respectivos diagnósticos y tratamientos.

Bibliografía

  • Bockus, Henry L., Tratado de gastroenterología, Ed. Salvat, 1980.
  • Filer, Joyce, Disease, British Museum Press, Londres, 1995.
  • Haeger, Knut, Historia de la Cirugía, Editorial Raíces, Madrid, 1993.
  • Lambert, Harold, Atlas Fotográfico de Enfermedades Infecciosas, Ediciones Doyma, Barcelona, 1984.
  • Miller, R.L. & cols, “Palaeoepidemiology of shistosoma infection in mummies”, BMJ, 1992, 304: 505-6.
  • Rozman, C., Cardellach, Farreras, Tratado de Medicina Interna, ed. Elsevier, Madrid, 2009
  • Sobotta, Johannes, Atlas de Anatomía Humana. Ed. Médica Panamericana, Madrid, 2008.
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