El arte egipcio del Imperio Antiguo

Miguel Ángel Díaz – Abril de 2001

En el antiguo Egipto no se entendía el arte como una forma de expresión del artista. su misión era hacer eternas las imágenes representadas, y así se hizo durante el imperio antiguo.

Periodo Tinita (I-II Dinastías)

Fig. 1. Reverso de la Paleta de Pizarra del rey Narmer, hallada en Hieracómpolis (3.168 a.C.) Museo de El Cairo.

Fig. 1. Reverso de la Paleta de Pizarra del rey Narmer, hallada en Hieracómpolis (3.168 a.C.) Museo de El Cairo.

Desde la llamada Dinastía 0, y durante las dos dinastías Tinitas, nos han llegado unos elementos artísticos únicos en la historia de Egipto; las llamadas Paletas, o planchas de piedra de pizarra labrada y pulida para usar en el maquillaje y con esa excusa, inmortalizar hechos importantes ocurridos en esos periodos.

Aparte de sus funciones domésticas, parecen ser algo así como los posteriores escarabeos. Desde luego, estas paletas no tienen a priori sentido religioso en su forma, pero si que por los temas representados parecen tener una función conmemorativa. Desgraciadamente, la realización de estos artefactos desaparecerá tras el periodo Tinita. Las más importantes de estas paletas son:

  • Paleta del Campo de Batalla (3.170 a.C. Abido. Museos de Oxford, Londres y Lucerna): Muestra la derrota de un pueblo Libio en el delta oriental.
  • Paleta de Oxford (3.200 a.C. Hieracómpolis.Museo de Oxford): Muestra una serie de bestias salvajes y su vida natural.
  • Paleta C.14238 (Museo de El Cairo): Se remonta posiblemente al reinado del rey Escorpión, posible predecesor de Narmer, y registra la conquista de poblados fortificados situados en las fronteras libias del delta.
  • Paleta de Narmer (3.168 a.C. Hieracómpolis. Museo de El Cairo): La más famosa de las paletas, que muestra la derrota del delta y la unificación de las Dos Tierras en manos de Narmer.
  • Paleta del Toro (Louvre E 11255): Representación de Narmer triunfando sobre sus enemigos.

Dos elementos permiten diferenciar la Paletas Predinásticas de las Dinásticas; uno que en las últimas, los ojos estás esculpidos en relieve (en las predinásticas son agujeros) y la segunda y más importante, la identificación del personaje mediante jeroglíficos. Es por ésta razón que se sitúa el nacimiento (o normalización) de la escritura egipcia sobre este periodo. Así también aparece por primera vez el nombre de Horus del rey, representado como un jeroglífico dentro de la vista en planta/alzado del palacio donde habitaba.

La fineza de trazos y formas talladas en las Paletas, muestra claramente que la técnica de trabajo artístico ya estaba totalmente establecida y aprendida en ese periodo.

Los relieves funerarios de este periodo, se centran en la figura del dueño de la tumba sentado en un taburete ante una mesa de ofrendas. No hay mucha riqueza en los tipos de representaciones, centrándose todo en esa imagen, pero ya aquí se aprecia claramente el nombre del personaje y sus títulos perfectamente desarrollados en jeroglíficos, remarcando la importancia de la palabra.

Estas representaciones se desarrollan a partir de la segunda dinastía en las estelas en losa y en las de remate redondo. De estas formas de bajorelieve iniciales parece evolucionar la estatuaria de la época.

Fig. 2. Estatua de esquisto del rey Khasekhem. Hieracómpolis 2.710 a.C. Museo Ashmolean, Oxford.

Fig. 2. Estatua de esquisto del rey Khasekhem. Hieracómpolis 2.710 a.C. Museo Ashmolean, Oxford.

En el periodo Tinita, ya está asentada la idea de que la imagen es capaz de sostener el Ka del fallecido. Así se desarrollan estatuas (de madera, marfíl o piedra) con la apariencia del difunto en vida, si bien estas estatuas no muestran ninguna movilidad. Las representaciones del difunto son, como en el caso de los bajorelieves, sedentes en un banco de forma cúbica. Sin embargo, la inclusión de color en la piel y de un gran detalle en el perfilado de las facciones (incluso la representación de los ojos), hacen que esas estatuas sean el fiel retrato de su posesor.

Sólo los acompañantes y sirvientes del difunto muestran un movimiento (tosco, generalmente) que representa el trabajo que tendrá que realizar en la otra vida. Sin embargo, según se desprende de dos estatuas de madera del templo funerario anexo a la tumba de Qa en Saqqara, al final de la Dinastía I ya se empezó a representar al rey en posición vertical y con el pie izquierdo adelantado.

Una mezcla de los dos elementos artísticos mencionados arriba, son las etiquetas informativas. Trabajadas en relieve sobre marfil dan información de los elementos de los que se colgaban. Así, al igual que las paletas, la etiqueta del rey Den conmemora la “primera vez de la derrota del Este”, mostrando al rey abatiendo a un enemigo. Al igual que las Paletas, y al contrario que las estelas funerarias, esta etiqueta muestra gran movilidad.

También, según la Piedra de Palermo, se fija durante este periodo la forma con la que serán representados los dioses en el futuro.

Un elemento que puede llegar a sorprender, es la pintura. En efecto, no parece que se usase (o no nos han llegado ejemplos) de pinturas en las tumbas de Hieracómpolis ni en Saqqara. Tenemos una cambio de estilo desde por ejemplo la Tumba 100 de Hieracómpolis (Nagada II) hasta las Ocas de Meidum (final de la III Dinastía). Forzosamente ha de haber una evolución desde un estilo al otro, aunque es dificil saber si ésta se produjo principalmente en el periodo Tinita o al comienzo del Imperio Antiguo.

Fig. 3. Las ocas de Meidum.

Fig. 3. Las ocas de Meidum.

 Otra muestra de evolución puede estar en el trabajo genérico en piedra. Tras comprender que el complejo de Zoser (III Dinastía) es una representación pétrea de su palacio de Menfis, podemos aplicar esta filosofía al arte menor del periodo Tinita. Nos encontramos con diversas piezas menores realizadas en piedra que imitan elementos orgánicos (como un recipiente pétreo en forma de cesta de juncos, I Dinastía, Museo de El Cairo, JE 71298). Así, esta costumbre de inmortalizar en piedra los elementos orgánicos perecederos pudo arrancar de este periodo o ya desde el predinástico.

Para finalizar este antiguo periodo, comentar el caso de la cerámica. La decoración en forma de trazos geométricos y de figuras sobre la cerámica doméstica usada en el predinástico, se abandona poco a poco para desaparecer en este periodo.

Imperio Antiguo III Dinastía

Fig. 4. Estatua de Zoser. Saqqara, 2.680 a.C. Museo de El Cairo.

Fig. 4. Estatua de Zoser. Saqqara, 2.680 a.C. Museo de El Cairo.

Durante este periodo continúa la tendencia mostrada en las dinastías tinitas, y la forma preferida de representación es la sedente. Las estatuas muestran con mucha generalidad una estructura cúbica, extrayéndose las formas de la matriz de piedra. Así, todos los elementos y extremidades están unidas a la piedra de donde ha sido esculpida la estatua, y la roca matriz une brazos con troncos y piernas con asientos. Quizás por ese motivo, se elige la postura de brazos clásica en este periodo (ya visto en el Tinita); un brazo apoyado sobre la pierna, y el otro doblado sobre el torso. Además de las extremidades, la propia figura está adosada, en esta dinastía, a un soporte general que cubre la espalda de la estatua. Este soporte, con forma rectangular o con la cara superior curva, permitía adosar la estatua al nicho practicado en la arquitectura que la soportaba.

Fig. 5. Ojos de cristal. Escriba sentado. Museo de El Cairo.

Fig. 5. Ojos de cristal. Escriba sentado. Museo de El Cairo.

Otra característica destacable en estos periodos iniciales del arte egipcio, es el grosor con el que se representan los tobillos tanto del hombre como de la mujer. Así, junto a la representación de una cabeza voluminosa (con gran detalle y pesadez en los tocados de ambos sexos), soportada por un cuello corto, dan a la estatua un aspecto recio y que exagera su aspecto cúbico ya mencionado. Como se puede apreciar, las diferencias con el periodo Tinita aún son escasas, pero se aprecia una evolución clara y subjetiva en la viveza de los rostros representados (Saliente de la pirámide escalonada de Saqqara, 2.680 a.C.).

Fig. 6. Estatuas de Rahotep y Nofret. Meidum 2.630 a.C., Museo de El Cairo.

Fig. 6. Estatuas de Rahotep y Nofret. Meidum 2.630 a.C., Museo de El Cairo.

Durante esta dinastía y hasta la V, se generaliza el uso de los ojos de cristal (de roca usualmente), dando a la estatua pintada una realidad tal, que hasta los ladrones de tumbas los extraían antes de comenzar su saqueo. Una muestra inmejorable son las estatuas de Rahotep y Nofret (Meidum, 2.630 a.C., Museo de El Cairo).

Sigue la evolución de las estatuas de pie, aún en menor cuantía, y con el tallado llamado de “dos dimensiones”. Esto significa que la estatua sólo está representada (“vista”) de frente y desde el lado derecho. Por la unión de las extremidades a la matriz ya comentada, la pierna izquierda adelantada (para el hombre) tapa la visión de la pierna derecha, y de ahí ese nombre. De todas formas, este tipo de estatuas aún es escaso en piedra, siendo más normales en madera.

Estos estilos evolucionarán hasta la V-VI dinastía, pero serán usados ocasionalmente a lo largo de toda la historia de Egipto.

Los relieves y las pinturas, muy escasos ambos, no parecen sufrir ninguna evolución relevante.

Imperio antiguo – IV dinastía

La casi total pérdida de los relieves de los templos mortuorios de los soberanos de la IV Dinastía, hacen muy dificil determinar la evolución de los relieves. Siguen la línea de presentar al difunto ante la mesa de dádivas, con escasa evolución técnica con respecto a los relieves Tinitas. Sin embargo, en las mastabas de los particulares, se empieza a ver la inclusión de la esposa y hasta los hijos del fallecido. Este echo puede marcar la línea que llegará a su esplendor en las dinastías V y VI, ya que la inclusión de la familia puede ser el paso inicial que acabará con la descripción de la vida profesional y social del fallecido en su tumba.

En cuanto a la pintura, no existen muestras dignas de destacar a excepción de las Ocas de Meidum (inicio de la IV Dinastía), que marcan una ruptura total con los estilos anteriores. En esta obra, el movimiento, el realismo y el color rompen con cualquier escena que nos halla llegado de periodos anteriores. Esto prueba, a mi entender, que realmente hubo una evolución en el arte pictórico durante la III Dinastía que no ha llegado a nuestros días.

En el arte doméstico, vemos aparecer la pasta de vidrio y la piedra noble restando espacio a la cerámica simple. Esto puede afirmar la idea de que las formas más “vivas” y coloreadas empiezan a ganar espacio al rígido arte Predinástico. Esta tendencia también se parecia en la estatuaria, como se verá a continuación.

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