Raquel Gamero – Abril de 2002
Egipto, sin lugar a dudas, es una región de contrastes y uno de los más importantes está entre la “tierra roja” (deshret) del desierto y la “tierra negra” (kemet) del valle del Nilo.
Climatología y efecto de la crecida del río
En la antigüedad, lo que hoy conocemos como desierto estuvo cubierto de hierba y había muchos animales como una especie de sabana africana. Pero el clima se volvió cada vez más seco transformándolo en el desierto de hoy en día. Por esa razón, el pueblo se trasladó de las tierras altas, hacia la ribera del valle del Nilo.
En Egipto, la lluvia era un fenómeno extraordinario y excepcional.
Cada año, durante la época de las lluvias, se producía la crecida del Nilo, y con esta inundación anual las tierras se llenaban de limo que era lo que hacía fertilizar la tierra. Sin el Nilo, Egipto habría sido seguramente un desierto.
Las estaciones del año y la distribución del trabajo dependían de las inundaciones que sufría el Nilo.
La primera estación comenzaba en julio con las inundaciones. En septiembre empezaba el tiempo de la siembra y germinación. Y el ciclo terminaba entre finales de abril y el mes de junio con la recolección.
El problema se planteaba al ser las inundaciones periódicas, pero no siempre regulares en cuanto a cantidad de agua se refiere. El cultivo de hortalizas y legumbres requería de esa agua en intervalos más o menos estables, lo cual no pasaba con los cereales, trigo y cebada que sí se podían almacenar por más tiempo.
El riego de las tierras era imprescindible y el Nilo al no discurrir por todo Egipto sólo inundaba parte del territorio, por eso debían de ser regadas artificialmente. Para las zonas más accesibles se construyeron diques, los cuales también servían para controlar las inundaciones, y para las zonas más alejadas se construyeron canales de regadío.
Más adelante, como las inundaciones eran impredecibles, se llegaron a construir las famosas presas que conocemos hoy en día.
Los antiguos egipcios ignoraban que la crecida del Nilo estaba provocada por el deshielo de las montañas de Etiopía y por las lluvias de África. Según los antiguos egipcios este fenómeno era obra del dios Hapi.
Agricultura
El limo que dejaba a su paso la crecida hacía al país muy fértil, capaz de producir cereales suficientes para alimentarse y también almacenar grano para los posibles años de malas cosechas, cuando la crecida era escasa.
La mayoría de los egipcios eran campesinos y su vida era muy dura. Debían pagar impuestos que se cobraban en especie, la mayoría de las veces la mitad de sus cosechas.
Los utensilios de labranza que usaban los campesinos eran muy rudimentarios:
– arado o azada, para abrir la tierra
– hoz de sílex o metal, para segar el cereal.
La economía como veis era profundamente agraria. Los principales cultivos eran el trigo y la cebada, las legumbres como las lentejas y garbanzos, y las hortalizas (lechugas, ajos, cebollas, etc).
Con el trigo hacían tortas planas o gachas; con la cebada hacían la cerveza, su bebida preferida.
El pan y la cerveza eran los alimentos básicos en la dieta egipcia. Los panes tenían formas diferentes y algunos se elaboraban especialmente para los ritos religiosos, sobre todo para las ofrendas.
Los campesinos podían también disponer de un pequeño huerto con garbanzos, calabazas, puerros, lechugas, cebollas y frutas como los dátiles, uvas e higos, incluso granadas.
Los egipcios tenían gran cantidad de frutas y verduras pero no conocían aún ni las patatas ni los cítricos.
El aceite solía ser de sésamo.
Ganadería
En cuanto a la ganadería los campesinos también criaban aves de corral y corderos que sacrificaban durante los días de fiesta. Palomas, patos y gansos completaban su fauna siendo platos muy populares que aparecen representados repetidamente en varias estelas funerarias.
Los bueyes y los toros eran animales sacrificados a los dioses igualmente, su carne era la más apreciada y la más cara para la mayoría de los egipcios por lo que no solía ser un alimento cotidiano.
Caza y pesca
Más accesibles al pueblo solían ser los animales cazados muchas veces por ellos mismos como antílopes, gacelas, liebres y otras aves como las codornices e incluso más exóticos como las grullas que después eran asadas, hervidas o guisadas según su propio gusto.
El Nilo era la vida de Egipto, los hombres cazaban aves en sus ciénagas y pescaban sus peces en los canales y en las marismas con redes o con anzuelo y sedal, sus habitantes dependían de los cultivos de sus tierras inundadas.
El Nilo también ofrecía la posibilidad inmensa de su pesca que se hacía con redes o incluso con cañas con anzuelo como os he explicado anteriormente, truchas, carpas y todo tipo de peces frescos o limpios y dejados secar al sol o incluso en salazón representaban un plato exquisito y muy apreciado en sus mesas.
Carne, verduras, cereales, huevos, fruta, pescado… Mientras la crecida del Nilo fuera la correcta, la alimentación de los egipcios era bastante nutritiva y variada.
Como podéis leer, aquí se explica un poquito la importancia de la crecida en torno al río para la vida cotidiana de los egipcios.