La Momificación

Historia

Cristina Carracedo – Julio de 2000

Los antiguos egipcios creían en la vida después de la muerte. Pensaban que el alma del difunto viajaba hacia el Más Allá. Cuando una persona moría en el Antiguo Egipto, su cuerpo se conservaba mediante el proceso de momificación. Pero sólo los egipcios más ricos, además del faraón y su familia, podían encargar su momificación, ya que era muy costosa. Todo este proceso duraba 70 días.

Anubis, dios de los embalsamamientos

Anubis, dios de los embalsamamientos

Muchas veces habréis visto en las películas la famosa imagen de una momia. Vamos a descubrir qué eran en realidad las momias y cómo se hacían. Para ello, primero debemos conocer el significado de la palabra momia. Procede del persa mummia, que significa “cosa bituminizada”, por eso tienen la apariencia obscura. De esta vocablo persa, se deriva la palabra árabe múmmiya, de “mum”, betún o cera mineral, sustancia que se empleaba muchísimo durante la momificación de los cuerpos.

Conocemos el proceso y técnicas de momificación a través del estudio realizado sobre las momias, imágenes en tumbas y templos, y por la descripción realizada en los relatos de Heródoto, viajero e historiador griego del siglo V a.C. También existen dos papiros que nos hablan, de forma incompleta, del ritual del embalsamamiento.

¿Cómo se llevaba a cabo el proceso de momificación?
Dos o tres días después de la muerte, el cuerpo era llevado a los embalsamadores, quienes trabajaban a orillas del Nilo, ya que necesitan agua en abundancia. Se colocaba al difunto sobre una mesa de piedra o de madera, e incluso de alabastro, cuyas patas y su decoración tomaban la forma de león. También se empleaban otras más pequeñas para depositar los órganos del difunto.

Mesa de embalsamar para el tratamiento de los órganos

Mesa de embalsamar para el tratamiento de los órganos

Herramientas empleadas en la extracción de los órganos del difunto

Herramientas empleadas en la extracción de los órganos del difunto

Se lavaba el cuerpo y se procedía a la extracción del cerebro. A continuación, los órganos internos: el estómago, los intestinos, los pulmones y el hígado. Los envolvían en un paño de lino y se introducían dentro de los cuatro vasos canopos bajo la protección de cuatro dioses especiales, llamados “hijos de Horus”, representados en las tapas de estos vasos:

– Duamutef, de chacal (estómago).
– Qebehsenuf, de halcón (intestinos).
– Hapy, de mono (pulmones).
– Amset, de apariencia humana (hígado).

Vasos canopos

Vasos canopos

El corazón se dejaba dentro porque no debía separarse de su cuerpo, pues era el lugar donde residían los sentimientos, la conciencia y la vida. Aunque también podía ser sustituido por un escarabeo-corazón.

A continuación se cubría el cuerpo con natrón, una sal que lo desecaba. Este tratamiento duraba entre 35 y 40 días, de forma que el cuerpo totalmente deshidratado ya no se descomponía. Se rellenaba utilizando limo o serrín procedentes del Nilo o especias. Después se cosía, y a veces, lo cerraban con lino, una placa de cera o tratándose de un rey, con una chapa de oro. Se lavaba con agua del Nilo y se ungía con bálsamos aromáticos. Y ya se podía vestir al difunto.

Una vez realizados todos los pasos que hemos visto, el cuerpo se envolvía en vendas de lino impregnadas a veces en resina, mediante un ritual muy estricto. Mientras se realizaba este proceso un sacerdote que portaba una máscara del dios Anubis recitaba las fórmulas de encantamiento correspondientes.

“Te ponemos el perfume del Este, para hacer perfecto tu olor y poder seguir el olfato de Dios”
“Te traemos los líquidos que vienen de Ra, para hacer perfecto tu olor en la Sala del Juicio Final”

Máscara de Anubis que portaba el embalsamador

Máscara de Anubis que portaba el embalsamador

Comenzaban vendando los dedos uno por uno, las extremidades y por último el resto del cuerpo. Los brazos podían ponerse estirados a lo largo del cuerpo, o se cruzaban en el pecho en posición osiriaca. Se terminaba con la cabeza.

Entre los vendajes se introducían amuletos y tiras de lino que recogían textos del Libro de los Muertos. A veces se envolvía el cuerpo ya vendado con un sudario (sábana) y se cubría con una red de cuentas de loza desde los hombros hasta los tobillos. Sobre el pecho se podían colocar un escarabeo alado y las imágenes de los cuatro hijos de Horus, los dioses protectores de los órganos internos.
El cuerpo quedaba de este modo protegido:

“Saludos Osiris, que el ojo de Horus florezca en ti y en tu corazón siempre”

Conjunto de amuletos que solían colocarse en la momia para su protección

Conjunto de amuletos que solían colocarse en la momia para su protección

La cabeza de la momia se cubría por una máscara pintada, y en el caso de momias reales, la máscara funeraria podía ser de oro, como la encontrada en la momia de Tutankhamon.

Finalmente, la momia se introducía en uno o varios sarcófagos (encajados uno de dentro de otros) y se entregaba a la familia para comenzar con los ritos funerarios.

Sarcófago y momia con sudario y malla de Nesmutaatneru, esposa de un sacerdote de la XXV Dinastía, hacia el 700 a.C.

Sarcófago y momia con sudario y malla de Nesmutaatneru, esposa de un sacerdote de la XXV Dinastía, hacia el 700 a.C.

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