Nacho Ares – Septiembre de 2006
Egiptólogo y Científico Titular del CSIC. Director del Proyecto Djehuty en Dra Abu el-Naga.
Entrevista realizada el 26 de septiembre de 2006 en el CSIC de Madrid y publicada en el número 307 de Revista de Arqueología (octubre 2006).
En enero de 2002 comenzaba la primera campaña del Proyecto Djehuty; el pistoletazo de salida a un trabajo que en realidad se venía barruntando desde mucho tiempo antes. Después de solventar los problemas de financiación y la creación de un equipo joven de especialistas la tumba tebana de Djehuty abría sus puertas a un gran sueño arqueológico.
El director del proyecto, el Dr. Dr. José Manuel Galán acaba de publicar En busca de Djehuty (RBA National Geographic), una apasionante aventura arqueológica en donde descubrimos las cuatro primeras campañas de trabajo en Luxor (www.excavacionegipto.com).
El Proyecto Djehuty implica la excavación, restauración y publicación de las tumbas TT11 y TT12 de Dra Abu el-Naga (Luxor) pertenecientes a los funcionarios Djehuty y Hery respectivamente. La primera campaña se desarrolla en 2002 de la mano de su creador el Dr. José Manuel Galán, Científico Titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid.
José Manuel Galán estudió Historia Antigua en la Universidad Complutense de Madrid. Tras licenciarse marchó a Estados Unidos becado por la Universidad Johns Hopkins de Baltimore. De la mano de los profesores Hans Goedicke y Betsy Bryan se doctoró en egiptología, regresando al poco tiempo a España en donde, tras un breve paso por la Universidad de Tübingen (Alemania), ha desarrollado una intensa labor investigadora, fundamentalmente en el marco de la filología, su gran especialidad.
José Manuel Galán acaba de publicar En busca de Djehuty (RBA National Geographic, Barcelona 2006), un relato contado en primera persona de los pasos y anécdotas vividas durante las primeras cuatro campañas de excavación en Egipto.
Un gran sueño en equipo
En diciembre del año 2000, José Manuel Galán viaja a Luxor buscando un proyecto de investigación que aunara arqueología, restauración y estudio epigráfico. Lo encontró en la tumba de Djehuty (TT11), excavada en la necrópolis de Dra Abu el-Naga, en la montaña tebana. Djehuty fue un alto funcionario de la reina Hatshepsut, que vivió en la época de oro de la XVIII dinastía hacia el siglo XV a. de C. Ligada a su tumba se encuentra la de Hery (TT12) otro funcionario de este mismo periodo y que debió de vivir unos cincuenta años antes.
En febrero del año 2002 el equipo comenzaba la primera campaña del Proyecto Djehuty. Cinco años después el equipo ha crecido y multiplicado sus esfuerzos en diferentes especialidades. En la actualidad, son casi una veintena de personas las que lo forman (ver recuadro), además de los obreros liderados por el rais Ali Farouk, verdadero corazón del grupo egipcio.
Así comenzaba una especie de gran sueño, aunque para el Dr. Galán era mucho más. “Si soy sincero, ni soñaba con una cosa así —nos comenta el egiptólogo español en su despacho del CSIC de Madrid—. Mi formación es de filólogo y de historiador. Mi trabajo siempre ha estado vinculado a los textos, como un ‘ratón de biblioteca’. Y aunque siempre he soñado con excavar en Egipto porque el país y su cultura me encantan, siempre me había centrado más en la filología y en la historia. Cuando saqué mi plaza en el CSIC, pensé que la egiptología española necesitaba un proyecto que tuviera tirón y que pudiera ayudar a los jóvenes egiptólogos. El trabajo en la filología o en la historia desde el punto de vista individual está lleno de satisfacciones, pero si aspiras a tener recursos para poder crear un grupo de trabajo en egiptología puede no ser suficiente. Para aunar a ese grupo de investigación lo que necesitaba era un trabajo arqueológico”.
Para una tarea de estas características se necesita un buen equipo de trabajo, uno de los grandes éxitos del Proyecto Djehuty. “El equipo se forma realmente poco a poco y año a año. Cada campaña tiene objetivos concretos y según esos objetivos se crea un equipo u otro. Hay una base que siempre es la misma formada por arqueólogos y egiptólogos, profesores y alumnos de doctorado. Pero el equipo de restauración puede variar según las necesidades. Este año ha venido y el próximo también lo hará un especialista en daños de la piedra con experiencia en Altamira y catacumbas en Italia, nos acompaña Salima Ikram para estudiar las momias y Roxy Walker para los huesos, Bridget Leach para restaurar el papiro mágico que hemos encontrado, etcétera. Es gratificante descubrir cómo la gente está encantada de participar en nuestro proyecto. Estos detalles nos indican que nuestra excavación tiene una proyección internacional con un nombre que poco a poco nos vamos ganando de manera que autoridades extranjeras no duden en venir a trabajar con españoles.
Precisamente, uno de los éxitos de proyecto es el equipo —nos comenta orgulloso el Dr. Galán—. En la investigación moderna de Humanidades todo marcha hacia el trabajo en equipo, mientras que la individual se queda en segundo plano, para bien y para mal. La investigación individual tiene muchos aspectos positivos, pero en el Proyecto Djehuty uno de sus éxitos es el equipo. Te permite delegar una serie de trabajos y que la investigación avance en varios frentes a la vez. No se trata de un proyecto personal sino de equipo, dando espacio también a los jóvenes investigadores para que encuentren su hueco, beneficiándote tú también al mismo tiempo. El truco está en encontrar un beneficio mutuo, el personal y el colectivo. Además un proyecto de estas características no se puede llevar de forma individual. En mi caso yo me he rodeado de un grupo joven aquí en Madrid, pero en otros lugares de España sucede lo mismo. En Tenerife Miguel Ángel Molinero está formando un grupo fantástico, lo mismo sucede en torno a Josep Cervelló o Josep Padró en Barcelona, y a José Miguel Serrano en Sevilla. El futuro está en los grupos y más si nos llevamos bien unos con otros”.
La esencia del Proyecto Djehuty
El trabajo de campo implica un estudio ambicioso al ser muchos los campos de investigación que hay que afrontar. “El Proyecto Djehuty va a dar para muchos, muchos años. Ha crecido en dimensión y en importancia y lo que en un principio era el estudio de dos tumbas, la TT11 de Djehuty y la TT12 de Hery, ha acabado siendo la investigación de una necrópolis subterránea. Entre estas dos tumbas hay una tercera. Al norte de la de Hery ha aparecido una cuarta, conectada por el interior, en el patio de esta misma tumba ha aparecido una quinta tumba subterránea. Además, uno de los elementos más singulares que estamos descubriendo en las últimas campañas es que estamos sacando a la luz las calles de esta necrópolis. Vemos cómo las tumbas de mediados de la dinastía XVIII están pegadas unas a otras siguiendo la ladera de la colina y, perpendiculares a éstas, se fueron excavando pozos en época ramésida. Así, estamos desarrollando, en parte, una modesta contribución a la arqueología del paisaje que nos llevará muchos años más”.
Esto implica que los límites de la excavación española se irán ensanchando. Pero en contra de los posibles problemas administrativos que pudieran existir, el doctor Galán es optimista. “Una de esas calles está unida con la tumba de Montukherkopeshef, a unos 50 metros, también de época de la reina Hatshepsut. En ese espacio debe haber cinco tumbas más y todo hace pensar que el más indicado para excavar ese lugar es nuestro proyecto.”
Esfuerzos recompensados
En las cinco primeras campañas, los hallazgos han sido increíbles. Su repercusión mediática y científica así lo demuestran. “Hasta ahora la excavación se ha centrado en el exterior de las tumbas —nos explica el egiptólogo madrileño—. Las paredes interiores las hemos fotografiado y dibujado para ahora estudiarlas con detenimiento. En estos años hemos estado excavando los 5 metros de tierra y piedras acumuladas sobre los patios. Lo que en un principio parecía que iba a ser una trabajo arduo y estéril, ya que por ahí habían pasado egiptólogos, ladrones, o los habitantes del cercano poblado de Dra Abu el-Naga, resultó todo lo contrario. Los ladrones o los egiptólogos de finales del XIX y principios del XX se interesaban solamente por las tumbas y no trabajaban el exterior. En los patios nos hemos encontrado objetos de toda clase. Desde la Dama Blanca, un ataúd de madera con la momia intacta en el interior, de hacia el año 1000 a. de C. y que estaba a apenas 2 metros de la tumba de Djehuty, hasta la pieza estelar de la excavación: la Tabla del Aprendiz, expuesta hoy en el Museo de Luxor. Se trata de una especie de ‘pizarrín’ de madera estucada en el que escriben y dibujan uno al lado del otro el maestro y el alumno. Esta pieza ilustra de una forma excepcional cómo era la enseñanza en el antiguo Egipto. El elemento añadido de valor que tiene la tabla es que el dibujo representado es un faraón de frente. La investigación que hemos hecho nos hace pensar que sería el dibujo de una estatua de la propia Hatshepsut. El hecho de que hoy esté en el Museo de Luxor en una sala especial para ella sola no solamente nos está diciendo el valor de la pieza en sí sino que reconoce el trabajo y el cuidado que empleamos a la hora de restaurar. Además de esta pieza también ha aparecido un trozo de alabastro con el nombre del faraón Ahmose, muy importante desde el punto de vista egiptológico, o un lino con la fecha de producción, el año dos del reinado de Amenofis II que también está expuesto en el Museo de Luxor”.
La importancia de los descubrimiento realizados por el equipo de arqueólogos españoles viene a llamar la atención sobre un hecho que hasta hace bien poco no se tenía en cuenta. Nos lo explica el director de la misión: “Todo esto nos lleva a pensar la importancia que tiene la excavación íntegra de un lugar. Todos estos objetos han aparecido en los patios, siempre dejados de lado. Cuando he estado buscando referentes anteriores, he encontrado menciones del norteamericano Theodor Norman de Garis Davis que decía que la excavación de los patios no tiene importancia, porque allí no encuentras nada y es una pérdida de tiempo y de dinero. Nosotros hemos demostrado lo contrario. En los patios hemos descubierto 2.000 fragmentos de relieve del interior de las tumbas. Entre ellos hay fragmentos de una de las dos o tres inscripciones autobiográficas de Djehuty que fueron destruidas para abrir el paso a la tumba de Hery, lo que nos va a ayudar a reconstruir la inscripción. Esto no se ha hecho en la tumba de Montukherkopeshef y muy posiblemente los fragmentos que faltan en el interior estén en el patio”.
La próxima campaña
“Tiene varios frentes abiertos. Quizás el más importante es acabar de excavar la sala más profunda de la tumba de Djehuty que en la actualidad está colmatada de escombros hasta el techo. Lo que hemos podido descubrir hasta ahora sobre la parte visible de las paredes que hay entre los escombros y el techo es que están decoradas con relieves con escenas funerarias de la época de Hatshepsut, muy poco conocidas. El único paralelo está en el pasillo de la tumba vecina de Montukherkopeshef y ésta cuenta con muchas lagunas al estar dañada. En cambio, en nuestra tumba al estar en la parte más profunda y permanecer protegidos por escombros los relieves se encuentran en buen estado. Sería una habitación única con relieves de una calidad sobresaliente. Nosotros trabajamos con la idea de que la tumba se abrirá al público en un futuro. Además, la ventaja que tienen las tumbas de Djehuty y de Hery es que al ser la decoración en relieve y no en pintura, el daño de los turistas es mucho menor. La idea podría ser abrir varias tumbas visitables en la colina de Dra Abu el Naga, como las dos nuestras, la de Montukherkopeshef, la de Nebamón que está un poco más arriba con unas pinturas espectaculares, etcétera, todas ellas en un radio menor de 50 metros”.
Los problemas de siempre
El Proyecto Djehuty cuenta con un importante apoyo privado. Telefónica Móviles y la Fundación Caja Madrid han apoyado el proyecto en las cinco primeras campañas. “Nunca he descartado la búsqueda de dinero público —señala con rotundidad José Manuel Galán—. Me lancé al campo de lo privado porque pensé que el proyecto tenía ingredientes suficientes como para llamarles la atención. Se trata de un proyecto científico con un toque aventurero muy visual. Las paredes decoradas con relieves y los objetos que han aparecido así lo demuestran. Ha funcionado con Telefónica Móviles y con la Fundación Caja Madrid. Es cierto que el dinero público es escaso para proyectos españoles en el extranjero. Por lo tanto, antes de competir por una pequeña cantidad de dinero público preferí luchar por conseguir medios de financiación privados.
En España uno de los problemas está en la Ley de Mecenazgo que es muy precaria. Las empresas ven poco beneficio en el patrocinio de este tipo de proyectos, incluso desgrava más desde el punto de vista publicitario que desde el lado de la subvención cultural o científica. Por un lado el Estado quiere que las empresas se impliquen más en este tipo de actividades, pero no ofrece los medios para ello ni alicientes a cambio. Por otra parte, las empresas españolas también deben que empezar a darse cuenta de que tienen que devolver a la sociedad parte de lo que ganan. Hay muchas de ellas que solamente se preocupan de aumentar sus beneficios, lo presentan en la prensa como si se tratara de un gran éxito, y les cuesta entender que la sociedad les está reclamando una contrapartida mediante ayudas a los más desfavorecidos o de proyectos culturales y científicos”.
La egiptología en España
En la última década España ha sufrido una explosión relacionada con la egiptología no solamente desde el punto de vista editorial sino también desde el académico. Hace diez o quince años era impensable que hubiera tantos y tan buenos especialistas en la materia aunque todos ellos se hayan tenido que formar fuera de España. “La egiptología española ha dado y está dando pasos muy importantes —reconoce el investigador del CSIC—. Cuenta con proyectos y personas que tienen su eco en la comunidad internacional. El trabajo de Maricarmen Pérez Díe en Heracleópolis es la cabeza que abrió la brecha, seguido del de Josep Padró en Oxirrinco y ahora nosotros con Djehuty. El congreso de egiptología que ha habido recientemente en Tenerife ha mostrado un nivel superior al que se vio en Barcelona hace cuatro años, lo que nos indica que vamos por el buen camino. Hay muchos españoles en misiones extranjeras como Miguel Ángel Molinero con los italianos, Miriam Seco con los alemanes, etcétera. Pero aún así, nos queda muchísimo para llegar a estar a nivel europeo o americano. Lo que nos falta son buenas bibliotecas de egiptología. No se puede pretender tener un buen instituto de egiptología sin una buena biblioteca. También nos falta que las autoridades académicas nos hagan un hueco en las universidades. Los estudiantes y la sociedad reclaman egiptología, pero las autoridades ‘competentes’ se resisten. Y tienen sus argumentos, pero creo que hasta que no se asiente bien en la universidad el problema continuará. Nosotros mismos para completar nuestras investigaciones nos tenemos que ir a Oxford, Leiden, u otros lugares y eso es una realidad a la que no hay que dar la espalda”.
La difusión del proyecto
Hasta ahora nunca antes un proyecto arqueológico había tenido tanta repercusión en los medios de comunicación (salvo Atapuerca). Su presencia en medios audiovisuales o escritos no solamente es un reflejo del buen trabajo realizado por los miembros del Proyecto Djehuty dirigidos por José Manuel Galán, sino también del interés que la egiptología tiene cada vez más en nuestro país. A todo esto hay que sumar la excelente página web del proyecto www.excavacionegipto.com en donde descubrimos un verdadero diario de campo actualizado día a día, durante las semanas de excavación en Luxor. Como nos reconoce su director, la difusión científica se deja más para las publicaciones especializadas internacionales. “Yo prefiero enfocar la divulgación hacia España. A los científicos se nos pide hoy que tengamos repercusión social en el sentido de que devolvamos a la sociedad lo que ella nos da en forma de impuestos o contribuciones. De nada sirve que salgamos en los periódicos en Alemania, sobre todo para la búsqueda de financiación. En el plano científico sí. A la par que hacemos los artículos en revistas, mi último libro o participamos en las televisiones y radios, también publicamos trabajos en revistas científicas internacionales. Acabo de mandar, por ejemplo, al Journal of Egyptian Archaeology un artículo extenso sobre la Tabla del Aprendiz. Si solamente escribiéramos para nuestros colegas la repercusión social sería muy pequeña. Pero a la gente le encanta conocer los detalles de una excavación, cómo es el paso a paso de un proceso de investigación y a mí me gusta contarlo y compartirlo con los demás”.
En pocos meses, el Proyecto Djehuty comenzará la sexta campaña de trabajo. Estamos seguros de que con este equipo el éxito científico está asegurado. Seguiremos muy de cerca sus pasos para contar en RdA todas las novedades que vayan surgiendo.