Ana María Tejería – Agosto de 2001
Yolanda Díaz de Tuesta, Coordinadora de la Sección de Biblioteca de AE (*)
Hoy pedimos permiso para entrar en un recinto muy especial, una biblioteca. Contrariamente a todas las que conocemos, esta biblioteca nos permite hablar, reír, charlar entre nosotros. ¿Por qué? Porque es una biblioteca virtual, la biblioteca de AE…
Allí encontramos, luego de una ardua búsqueda, a Yolanda… Ardua búsqueda, porque Yolanda está siempre detrás de un “pilono” de libros, detrás de algún catálogo. Vamos a llamar la atención de Yolanda para que venga hacia nosotros, para ello usaré una pequeña treta, diciéndole que he hallado un nuevo libro, así disfrutaremos un rato con la compañía de esta bibliotecaria cibernética de lujo…
Permiso, Yolanda, queremos entrar a hurgar en tu biblioteca!! ¿Por qué llegas a organizar esta biblioteca, como llegas a ella?
Nada, nada, adelante, sois muy bienvenidos. Recordad siempre que esta Biblioteca es tan vuestra como mía.
Pues mira, es muy sencillo. Yo soy de Bilbao, una ciudad en la que prácticamente no existe interés por la egiptología. Cuando empecé en mi búsqueda, siendo una niña, no sabía a quién acudir, a quién preguntar, ni qué libros eran buenos o cuales malos. Eso hizo que perdiera mucho tiempo y dinero con publicaciones que, si bien tenían a Egipto como tema, no eran egiptología, no eran lo que yo buscaba. Cuando llegó Internet, y tuve la oportunidad de hacer algo al respecto, pensé en una biblioteca que pudiese ayudar a que a nadie le volviera a ocurrir lo mismo.
Este lugar, no tiene parámetros comunes con otras bibliotecas, está dedicada a Egipto. ¿Qué significa para ti?
Mucho más de lo que soy capaz de expresar con palabras. No sólo es mi criatura, el resultado de una gran cantidad de horas de esfuerzo y de desvelos, es, también, mi particular aportación a esa ciencia que amo, la egiptología, y en la que, por circunstancias de la vida, no pude acceder de otra manera. Yo soy una persona muy agradecida, y la egiptología me ha dado mucho. Si con esta Biblioteca he conseguido promocionarla, aunque sea sólo un poquito, todo el trabajo que ha supuesto habrá merecido la pena.
Egipto, lugar mítico para todos los Amigos de la Egiptología, ¿cómo despierta tu amor hacia esta civilización?
Uy, no lo sé. De verdad que, en mi familia, y entre mis amigos, no hay nadie a quien le interese lo más mínimo, una pena. No sé de dónde proviene ese interés, ni cuándo empezó a desarrollarse. A veces pienso que siempre ha estado ahí. Tengo en mi memora grabado el recuerdo de ver las películas “Sinuhé el Egipcio” y “Tierra de Faraones”, de muy niña, pero para entonces ya me fascinaba. Supongo que tiene algo que ver con la “sensibilidad histórica” que tienen algunas personas y que Elisa Castel mencionaba en la introducción de su excelente DICCIONARIO DE MITOLOGÍA EGIPCIA. Cuando lo leí, no la conocía, pero entendí perfectamente lo que quería decir, y me sentí muy identificada con ella.
Coméntanos si hay alguna “llave” que te lleva hacia esta cultura.
A la hora de comenzar, no, o al menos no lo sé. Era tan niña que quizá no lo recuerdo. A la hora de desarrollar este interés de una forma realmente efectiva, los libros, pero la auténtica llave fue Internet, sin duda alguna. De ser una pasión solitaria, se convirtió en una pasión compartida, con todas las satisfacciones que eso produce, y con la ayuda indiscutible que conlleva. De pronto, estaba en contacto con personas a las que, si les mencionaba a, no sé, Tutmosis III, sabían a quién me estaba refiriendo, lo cual, creedme, es un auténtico placer.
Evidentemente, no podemos separar la historia de la mitología, el arte, pero siempre hay algo que nos atrae más que otras, en tu caso, ¿cual es?
La gente. La gente, sin más. Me gusta pensar en los miles de seres anónimos que vivieron en Egipto, cuyos nombres no han pasado a la Historia, pero que fueron quienes realmente hicieron posible esa civilización. Viendo por ejemplo, un peine, en el museo, me pregunto quién lo utilizó, qué pensaba, si era una joven enamorada que se preparaba para su novio con el corazón en vilo, o un joven lleno de ideales, una anciana con grandes sueños todavía. No sé, es algo que me hace estremecer, me gustaría extender la mano, tocarles y decirles que, de algún modo, no han desaparecido del todo, que siguen aquí, conmigo, porque pienso en ellos, y siento por ellos.
¿Hay algún período en especial que te interese más que otros?
Quizá el Primer Periodo Intermedio, por la catarsis social que supuso. No se sabe mucho de esa época, pero indiscutiblemente supuso una serie de conquistas de derechos, y eso siempre está bien. Claro que, no es que todas sus consecuencias fueran buenas, pero es algo que siempre ocurre, con toda revolución.
Entre tantos libros que has leído, ¿cuál te ha dejado una impronta más marcada?
Es difícil elegir. En libros de texto, quizá EL ANTIGUO EGIPTO: ANATOMIA DE UNA CIVILIZACIÓN, de Barry J. Kemp. En novela, me decanto por Pauline Gedge, sobre todo por EL PAPIRO DE SAQQARA.
¿Cuántos libros sueles leer normalmente por mes?
No te puedo decir. Depende. Si es un libro de texto, pondría una media de unos tres o cuatro, más o menos a uno por semana, dado que les dedico atención y tiempo, ya que la cosa no es sólo leerlo, si no aprehenderlo, tratar de asimilar su contenido. De hecho, al terminarlos, me gusta hacer una reflexión sobre lo que he aprendido con él, y, si tengo tiempo, incluso hacer un pequeño trabajo, aunque sea un único folio, resumiendo sus contenidos. Por el contrario, si se trata de una novela, las leo a montones, es raro que una me dure tres días. Soy una lectora voraz, e impaciente, una vez me meto en la trama, me desespero por conocer el desenlace. Saco el tiempo de donde sea.
¿Tienes algún autor preferido?
En libros de texto, Elisa Castel, quien, además de hacer un excelente trabajo, escribe en castellano, algo sumamente refrescante en este mundo colapsado por las traducciones. De autores extranjeros, quizá Barry J. Kemp, recuerdo haber disfrutado muchísimo con su EL ANTIGUO EGIPTO: ANATOMIA DE UNA CIVILIZACIÓN. En aquella época, me sentía bastante cansada de leer siempre los mismos textos sobre los mismos faraones, y con la misma estructura. Fue refrescante.
¿Algún libro que te sirva de referente constante?
Sin duda, el DICCIONARIO DE MITOLOGIA EGIPCIA de Elisa Castel. Ya sé que lo he mencionado antes, pero es que es un libro que siempre tengo a mano. Es una joya. Resulta fácil de usar, jamás me ha decepcionado con sus contenidos, y está escrito con el estilo que caracteriza a Elisa, que hace que cualquier tema resulte ameno y fácil de leer.
¿Consideras que se está perdiendo el hábito de la lectura?
En realidad, no. Creo que no ha habido nunca hábito de lectura, así, como concepto generalizado. Mi madre siempre me dice que, cuando era pequeña y la pillaban con un libro, le decían “¿Cómo?. ¿Ya estás leyendo?”, lo que era igual a estar perdiendo el tiempo. Y, hace poco, en la televisión, vi cómo le preguntaban a un hombre si en vacaciones sus hijos leían, a lo que el buen señor contestó: “Si, un poco, pero también tienen que divertirse”. Es triste que no se considere la lectura una de las diversiones más grandes a las que puede acceder un ser humano. Yo abro un libro y sé que estoy abriendo las puertas a otro mundo, si es de texto, a uno lleno de sabiduría, y si es una novela, a un lugar en el que todo puede ocurrir, donde me van a asombrar, y me van a hacer reír y llorar, y pasar miedo, o sentirme una auténtica heroína. Un día, pensé en cómo sería yo sin los centenares, los miles de libros que he leído a lo largo de mi vida, y el vacío que suponía, me aterró. ¿Cómo puede alguien, vivir sin todo ese añadido?. No lo entiendo, y me entristece. La gente que no lee, no sabe lo que se pierde.
¿Cómo influye Internet, y la lectura y navegación virtual?
Aquí hay que diferenciar entre la posibilidad de comprar un libro a través de Internet, y la posibilidad de Internet de publicar, en sí, ese libro. Por supuesto, ahora adquirir un libro que antes no había en tu ciudad, es mucho más fácil, pero con el desembolso añadido que conlleva todo intermediario. Es lamentable que a veces te cuesten más los gastos de envío que el libro en sí, algo que me resulta incomprensible, ni que el libro fuera sentado en butaca de primera para él solo.
En cuanto a publicaciones directamente en la red, pues, en principio, debería influir positivamente, dado que Internet es una técnica que permite una publicación prácticamente inmediata, mucho más económica que el sistema libro anterior, y susceptible de llegar a cualquier sitio. El problema, sin embargo, es que, por supuesto, las editoriales no están todavía mayoritariamente por la labor de publicar en la red (son muy pocos los libros de texto que se pueden adquirir por este sistema, y lo mismo pasa con las novelas, por lo general son autores desconocidos, que buscan hacerse un nombre evitando el incordio de tener que peregrinar por editoriales), donde cualquiera puede robar el esfuerzo del trabajo de otros (hay gente que se cree muy lista, cuando en realidad, están cometiendo la mayor de las tonterías), con lo que todos nos quedamos sin la posibilidad de acceder a libros realmente interesantes, únicamente a aquellos descatalogados, realmente antiguos, cuyos derechos no redundaban beneficios económicos (estoy hablando, por supuesto, de publicaciones gratuitas, de esas que puedes bajarte directamente de la red). ¿La conclusión?. Que Internet, al menos de momento, no influirá positivamente en desarrollar o alimentar ese hábito de lectura, si no que nos está llevando a lo que llamo la “cultura resumen”, esto es, en lugar de leer el libro, leer el trabajo que alguien hizo sobre el tema, y que publicó en la red. Y, si a su vez, ese alguien hace un artículo y también lo publica, y luego se añade otro y otro y otro (por lo fácil que es publicar), y cada vez nos vamos alejando más de la fuente original. Y es que, si bien Internet no potencia realmente el hábito de lectura, hay que reconocerle que ha potenciado enormemente el de escritura. Gente que jamás hubiera escrito nada, lo ha hecho, aunque sólo sea para poner unos saludos en su página personal.
Es por todo esto por lo que, aunque siempre considero y aconsejo Internet como una herramienta útil, que hay que usar, para buscar información, siempre añado que ni suple la necesidad de leer libros, ni la suplirá en mucho tiempo.
Los tiempos han cambiado, ahora compramos libros on-line, ¿es un avance o perdemos así el contacto directo con el librero?
Es, claramente, un avance. Podemos acceder más rápido y mejor a los libros, que es lo que cuenta, pese a que, como decía antes, a veces resultan demasiado caros por este sistema. Y no se pierde contacto, todo librero que sepa un poco de qué va el futuro, ya está en la red, dispuesto, como siempre, a ayudar. Un email puede no suplir la importancia del contacto personal en una amistad, o en un enamoramiento, pero sí en estos temas.
Los niños están tomando contacto cada vez más tempranamente en el mundo egiptológico, ¿los padres te consultan sobre material para orientar a sus hijos?
Si, muchas veces. Ahora menos, ya que en AE contamos con la Sección para Niños, en la que Cristina Carracedo hace un trabajo excelente, y a ella los envío, pero siempre hay consultas, para ver qué libros están orientados a los más jóvenes. Esas consultas bibliográficas siempre las hago de buen grado. Lo que no me gusta, es cuando me escriben pidiéndome el trabajo ya hecho, prácticamente, y más que nada porque en estos años, he realizado numerosos deberes escolares, y tengo que decir que en únicamente en contadas ocasiones me han escrito luego, para dar las gracias por el esfuerzo, algo tremendamente desalentador. Me gustaría, por eso, mandar desde aquí un mensaje para que, quienes reciban esa ayuda de Cristina Carracedo, que siempre responde con cariño, entusiasmo, y ganas de ayudar, tengan la deferencia de mandarle posteriormente aunque sólo sea una nota de agradecimiento. Si no, es que te vas quemando, con todo el trabajo que lleva.
No has viajado aún a Egipto, pero pronto lo harás, ¿cómo te preparas para enfrentarte al lugar de tus desvelos?
Trato de leer lo más posible, de informarme sobre lugares que quiero conocer, o que quiero enseñar a quienes me acompañen, si no conocen Egipto. También trato de hacerme a la idea de que tendré que comer comida árabe, que no creas que me va, claro que la prefiero a la japonesa, por ejemplo. En fin, cuando pienso en ello, de verdad que me tiemblan las manos, y el corazón. Espero ver cumplido mi sueño el próximo año.
¿Colmará la expectativa el conocer directamente, los lugares tan vistos y mirados en los libros?
Eso, seguro. Estoy convencida de que me voy a quedar con la boca abierta frente a la pirámide de Jufu, cuando por fin la tenga delante, por muchas veces que la haya visto en fotografía o en la televisión. Las ruinas egipcias destilan un aura de historia, de tiempos pretéritos, algo que transciende por completo a la realidad actual que las rodea. Lo sé, por ejemplo, por el templo de Debod. Puedes entrar en él a través de unas puertas de cristal que se abren automáticamente a tu paso, pero al contemplar los relieves, o el altar, el resto desaparece como por encanto.
¿Qué impresión imaginas que tendrás una vez que estés frente a frente a una pirámide, en un templo?
Creo que esta ya la he contestado. Me quedaré con la boca abierta, y aunque a veces pienso que soy capaz de “imaginarme” qué emoción sentiré, estoy segura de que apenas vislumbro una pequeña parte. No sé, cualquier recinto egipcio seguro que me impresiona. Es el misterio del tiempo, de siglos y milenios que me separan de aquellos que lo llevaron a cabo. Y es su grandeza, el genio artístico que imbuyeron en ese resultado que nos legaron. Les admiro enormemente, me despiertan una gran curiosidad, y me gustaría conocerlos mejor. Y es, a través de sus obras, el modo en el que nos llegan sus voces.
¿Cómo ves la egiptología española? ¿Notas que haya más publicaciones a medida que pasan los años?
Creo que, sin duda, sí. Hay más autores, más interés, y sólo hace falta que las instituciones se tomen en serio esta ciencia para que cumplamos la mayoría de edad en egiptología y que nuestros excelentes estudiosos, que los hay, y más de los que pensamos, no se vayan a otros países, obligados por las circunstancias, o queden relegados al título de “especialistas” sólo porque han tenido que aprender todo lo que saben de una forma autodidacta. De verdad que no entiendo la falta de interés, y de apoyo hacia el estudio de la civilización más grande de nuestro pasado. Es cierto que España escasamente ha tenido relación, históricamente, con Egipto, pero tampoco la tuvieron Estados Unidos, o Japón, y sin embargo son países que emplean grandes esfuerzos en su estudio. Es un problema de concepto, en nuestro país siempre se ha valorado más el estudio de las Matemáticas que el de la Historia, por ejemplo. A nivel general, se admira a quien es capaz de hacer cálculos de memoria, pese a que es algo capaz de hacer cualquier calculadora, carente de toda inteligencia, mientras que conocer los detalles de, no sé, la revolución amarniana, o las circunstancias que condujeron al Primer Periodo Intermedio, que implican un estudio, una reflexión, un razonamiento del que sólo es capaz la mente humana, se considera una peculiaridad sorprendente, y, en definitiva una pérdida de tiempo, porque no tiene, o eso piensan ellos, una aplicación práctica en el mundo real, el actual. No se valora la cultura, sencillamente.
¿Consideras que hay “huecos” por llenar todavía dentro de las publicaciones egiptológicas?
Sí, por supuesto. Sólo hay que ver qué trabajos están publicados en inglés, en francés, en alemán, en italiano e incluso, si me apuras, en japonés. Por desgracia, en castellano lo más habitual es encontrar los libros de fotografías, lo que yo llamo “libros de regalo”, por que son para eso, para regalar, que resultan muy vistosos, los de divulgación, que prácticamente siempre cuentan lo mismo, y, los de Historia General de Egipto, a los que le pasa lo mismo, la estructura es seguir y estudiar las vidas y sucesos de los faraones, como si hubiesen sido los únicos habitantes de Egipto. Cuando ya has pasado por esos estadios, es difícil encontrar publicaciones que se centren en un tema en concreto, e, incluso ahí, también hay diferencias. Como la religión egipcia vende mucho, hay más libros, mientras que, como el Derecho vende poco, hay poquitas cosas, difíciles de encontrar.
Por supuesto, he generalizado. Siempre es bueno tener libros de fotografías, al menos dos o tres, para tener imágenes sobre las que trabajar. Lo que pasa es que, por lo general, en los libros que se publican, esas imágenes se repiten, igual que pasa con los datos en los libros de divulgación, que están bien para quien no tiene ni idea, pero que llega un momento en el que ya no son suficiente.
¿Has publicado algún artículo? ¿Tienes algún proyecto entre manos?
Si, uno titulado LA SOLUCIÓN LEGAL DEL CONFLICTO EN LA TEOLOGÍA MENFITA. Está en la red, en la Revista de Investigación Isis, www.egiptología.net. Y, si, siempre tengo algún proyecto entre manos. Ahora tengo a medias tres artículos, sobre la situación legal de la mujer egipcia, las penas de mutilación y muerte en el antiguo Egipto, y la esclavitud.
AE, motivo de tus desvelos bibliotecarios, ¿como llega a tu ámbito? Dinos como ha sido tu entrada a la lista, y como coordinadora…
Pues los encontré por casualidad, navegando por el gran río. En cuanto tuve acceso a Internet, metí en un buscador Egipto, Egiptología, y todo término relacionado que se me ocurrió. Amigos de la Egiptología no fue la primera página que encontré, pero sí la que más me gustó, por el compromiso con la promoción de la egiptología en castellano que implicaba. Le escribí a Víctor, y todo ha ido desde entonces como la seda. Al principio intervine únicamente en el tablón, aportando algunas respuestas, luego me uní a la lista. Estando en ella, surgió la idea de crear la Biblioteca, lo comenté con Víctor y tengo que decir que todo fueron ayuda y facilidades. La Biblioteca, hoy en día es, propiamente, una entidad independiente de la Sección Biblioteca de AE, pero jamás olvido que, sin Amigos de la Egiptología, no hubiera sido posible.
Como todos, debes tener mil proyectos y sueños por cumplir, quiero que me comentes alguno que sea importante para ti, ¿que te gustaría concretar?
Me encantaría poder ofrecer una auténtica Biblioteca, no sólo un archivo de referencias. Ya he empezado a localizar libros en la red, que pueden ser leídos a través de la Biblioteca, pero siempre por medio de links. No sé, supongo que es una utopía, puesto que no dispongo de tiempo para dar un paso tan grande.
El trabajo diario analizando información te lleva a estar al tanto de muchísimas publicaciones. La evaluación, tanto de un libro excelente como de un NO recomendado merece un seguimiento, cuéntanos cuales son los criterios que manejas.
Depende. Por lo general, me gusta verlo por mi misma, leerlo y valorarlo, pero hay personas de cuyo criterio me fío por completo, así que cuando me comentan que un libro es bueno o malo, lo acepto como tal. De todas formas, si que es cierto que me lo pienso más, a la hora de meterlo en el apartado de NO RECOMENDADOS, que en el general. Es un verdadero quebradero de cabeza, te lo aseguro, para mí sería más fácil ignorarlos, y no mencionarlos siquiera, pero creo que es sumamente necesario, más, incluso, que la Biblioteca en general, y mi conciencia me impulsa a mantenerlo. En cualquier caso, es un apartado que crece muy lentamente, me lo pienso mucho. No me gusta despreciar el trabajo de nadie, si están allí es porque realmente se lo merecen.
¿Consideras que un autor, por prolífica que sea su obra, al no basar netamente su producción en ensayos y libros de historia u otro materia, merece ser considerado como objeto de culto?
Bueno, uno de los mayores problemas del ser humano, y que también aparece en este ámbito, es el hecho de dejarnos llevar por el marketing de las editoriales, o de los grandes mecanismos de publicidad. De pronto, nos meten por los ojos un autor, y se convierte prácticamente en un dios, y las librerías se llenan con sus libros, y la gente se convierte en masa que pelea por comprarlos. Un caso es Crhistian Jacq, quien, sin escribir bien, todo lo contrario, en su vertiente literaria, ni haber aportado nada memorable a la egiptología, aparece como el egiptólogo más conocido de la actualidad. Una pena.
¿Cuánto aportan las novelas históricas que a veces escapan un poco a la realidad científica de la egiptología?
En cuestiones de egiptología, nada. Las novelas, son novelas, siempre lo digo, por lo tanto merecerán la pena en la medida en que te gusten y te entretengan, nada más… y nada menos, que no es tarea fácil, escribir una novela. Incluso, como he dicho muchas veces, aunque dijeran que la Gran Pirámide la construyeron los extraterrestres, si están bien escritas, plantean una historia novedosa con inteligencia y talento, y muestran unos personajes bien desarrollados, ricos psicológicamente, habrán cumplido con su objetivo.
La novela es un poderoso medio de evasión, de entretenimiento, una de las formas más hermosas de expresión creativa del ser humano, pero no está en su naturaleza enseñar, no es su intención, ni su razón de ser. Es un error pensar que, en este campo, con leer una novela, se aprende algo de egiptología. Para eso, están los libros de texto. Claro que, también es verdad que, por lo general, los libros de texto no están escritos con buen estilo, lo que hace que mucha gente sienta que es un tormento leerlos.
Hablando de esto, me hace gracia cuando los egiptólogos, ya que estamos refiriéndonos a este campo, pero puede extenderse a cualquier otro, protestan por el “intrusismo” de los escritores que se dedican a las obras de divulgación. Propiamente hablando, escribir corresponde a los escritores, por lo tanto, técnicamente, al elaborar un libro, ellos también son intrusos, y por mucho que sepa uno sobre egiptología, si su texto es pesado, árido e insípido, flaco favor le está haciendo a la propagación de su saber. No sé por qué, se acepta que lo académico, tiene que ser tedioso. De la misma forma que los escritores consultan a los egiptólogos para escribir sus libros, no estaría de más que los egiptólogos consultaran a los escritores a la hora de escribir un libro. Cada uno, en su campo, que escribir no es sólo conocer el fondo de la cuestión y escribir una palabra junto a la otra.
Alguna anécdota divertida, o algo que quieras agregar, éste es tu espacio….
No sé, y va a parecer que no soy nada divertida. Ya lo siento, ahora mismo no se me ocurre nada. Sólo deciros que cuando queráis, paséis por la Biblioteca, que es tan vuestra como mía.
Y, por cierto, Ana María… ¿dónde está ese nuevo libro que decías haber hallado?.
Nota de la Redacción: Lo que Yolanda no sabe, es que ella día a día, es ese nuevo libro hallado, ese libro por leer, ese comentario amable y certero, que todos esperamos con cariño. Gracias, Yolanda por tu aporte…
(*) Actualmente Yolanda Díaz no desempeña ninguna coordinación en AE