Ana María Tejería – 1999
Todo comienza en 1926 cuando el joven Lauer desembarca en Egipto teniendo como único equipage su diploma de arquitecto y un contrato por algunos meses que lo une al servicio de antigüedades de Egipto.
Affectado a Saqqarah, en el sitio del complejo funerario de Djeser descubre entonces una pirámide casi tapada por las arenas. El le consagrará su vida.
Las búsquedas ya han comenzado, bajo las órdenes del egiptólogo Firth.
Las bases de la columnata de la entrada del complejo han sido descubiertas y es centro de atención el zócalo de una estatua del Rey Djeser que deja a la vista por primera vez en la historia el nombre del constructor de la pirámide, Imhotep.
Comienza así una fabulosa historia de amor entre el primer arquitecto de la historia y su digno sucesor, Jean- Philippe Lauer, unos 46 siglos más tarde.
Como no citar en medio de la santa trinidad, Djeser / Imhotep / Lauer a aquella, sin la que sin duda nada hubiera podido ser realizado: la Sra. Lauer.
Vaya aquí, este, mi pequeño homenaje personal.
Jean-Marc Mercier
mercier@thewayout.net
http://perso.wanadoo.fr/jean-marc.mercier/jean-philippe-lauer.htm
Un encuentro con Jean-Phillipe Lauer en 1999
“Dime mamá, es cierto que el señor es más viejo que Jesuscristo?!”
Son las 10 de la mañana, y el sol está ya alto en el cielo de Saqqarah en esta mañana de febrero.
Jean Philippe Lauer sale del automóvil que acaba de recorrer los pocos cientos de metros que separan su morada, colgada sobre el acantilado de Saqqarah en la entrada del complejo funerario del rey Djeser; este mismo camino tantas veces recorrido a pie desde 1926, hace 73 años…
Algunas palabras amables a los guardianes y a los guías turísticos, a esta hora numerosos en el sitio.
En los bordes de la columnata de la entrada, tres obreros se dedican apurados a la talla de algunos bloques calcáreos.
“Usted ve, yo reconstruyo esta pequeña capilla que Imhotep posiblemente haya hecho construir para él. A treinta metros de aquí nosotros hemos reencontrado el zócalo de una estatua de Djeser donde por vez primera se hallan asociados los nombres del rey y de su arquitecto. Me gustaría ubicar en esta capilla un molde de este zócalo.
– Usted piensa que Imhotep está enterrado no muy lejos de aquí?
– No lo sé. Yo pienso que él había previsto construir su tumba aquí mismo. Pero por qué habrá cambiado de parecer?”
Nos abrimos paso entre las columnas fasciculadas y los turistas.
“Mire allá arriba. He podido remontar integralmente 2 columnas y reubicar estas imitaciones de troncos de madera. La luz entraba en esta columnata a través de estas aberturas laterales. El efecto debió ser atrapador!”
Salimos de la columnata y penetramos en el gran Patio delante de la pirámide.
Algunos niños juegan en la arena fina. El viejo Señor se detiene, admirado desde lo alto de sus 97 años.
“Cómo son de graciosos, como jóvenes cachorritos!
Un día, un pequeño muchacho le preguntó a su mamá aquí mismo: “Dime mamá, es cierto que el señor es más viejo que Jesucristo ?!”
Llegamos frente al muro de las cobras que protege la tumba sur.
“Por qué una segunda tumba aquí, siendo que Djeser ha sido enterrado bajo la pirámide?
Yo pienso que se trata de una reproducción de los cenotafios de Abydos, utilizados por los reyes de la 1ra y 2da. Dinastías.
Aquí, la tumba del rey del Norte en la necrópolis de Memfis, y el cenotafio del rey del sur están simplemente reagrupados en la misma muralla. Es por otra parte, la diosa del norte, Uadjet, quien protege la tumba del rey del sur.
Todo es doble aquí, como lo era en el Egipto Antiguo.”
Un poco más lejos, el “pabellón del rey” como lo ha nombrado Lauer.
“Espere algunos instantes para tomar una foto! En una hora las sombras serán soberbias!”
me dice él, siempre inquieto por la belleza de su obra y del juego de las luces sobre la piedra.
“Vea el hueco ancho sobre la cara sur de la pirámide. La situación se agrava y todo un pan amenaza con desmoronarse. Yo quería comenzar a arreglarlo este año con un cimiento especial proveniente de Francia y con la ayuda de los ingenieros del “metro”, pero les hacía falta un mes para aprovisionarse. Entonces lo haré el año próximo…”
Entramos en el patio del Heb-Sed. Lauer se enerva y hecha pestes contra los asnos y los camellos que ensucian regularmente su lugar mágico. Algunas órdenes en árabe y los trabajadores de uniforme dejan el lugar limpio.
“Pero que pasará cuando yo no esté más aquí?”
Del lado Este del patio, cerca de 3 estatuas del rey, Lauer hace remontar un pequeño muro.
“Había aquí un largo pasillo que bordeaba las capillas. Yo reubico las primeras hileras del muro, para recrear los espacios. Ellas están hechas de piedras reconstituidas. Encontré que frotándolas con arcilla, se le podía dar esta bella pátina dorada, parecida a aquella de las piedras originales.”
Al fondo del patio una placa protege un pedestal sobre el que no quedan más que los pies de 4 estatuas desaparecidas.
“He puesto esta placa para evitar que todo el mundo se suba para sacarse una foto!
Pienso que se trataba de dos estatuas del rey Djeser, ya que los dos grandes pares de pies tienen el mismo largo, y de dos estatuas de princesas, posiblemente las hijas de su predecesor?”
Un grupo de turistas franceses acaparan mi guía, le hacen posar para una foto de grupo. Lauer se quita las gafas, muy profesional y se deja fotografiar muy amigablemente. Se le acerca una tarjeta postal para un autógrafo. Luego un ticket de entrada sobre el que se le pide que firme al dorso.
“No voy a escribir sobre no importa qué cosa!”
El dueño de estos lugares se demora delante de la casa del Sur, me describe este magnífico friso de “jkrw” (adornos), me explica que esta única columna debía ser lotiforme, por oposición a las columnas papiriformes de la casa del Norte. Todo es doble aquí…
El hojea su eterna pequeña guía “Las pirámides de Saqqarah”, y me muestra a qué se debía parecer la casa del Sur hace 4700 años.
“Yo no he encontrado muchos elementos como para poder reconstruir la fachada hasta su cima pero creo haber hecho una representación bastante fiel Me gustaría ubicar en el museo una representación de la parte superior. Y también un molde de una estela de la tumba sur. Son las más bellas!
– Ahora hablemos de este museo!
– Y bien, el emplazamiento elegido está justo a un nivel inferior del lugar donde se guardan los automóviles. Habíamos comenzado la parte gruesa de la obra y hemos debido tirar abajo lo efectuado!: “No se construye en el desierto!”. A todo esto, teníamos todas las autorizaciones!
– Y vuestra maqueta del complejo?
– Está como siempre en las cajas. Desde hace 12 años!”
Nos detenemos algunos momentos a la sombra de las piedras milenarias.
Lauer mira hacia lo lejos, el lado del desierto occidental donde posiblemente reposa otro inmortal, su ilustre predecesor Imhotep…