Egipto: signos y símbolos de lo sagrado – Letra P

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Elisa Castel Ronda – Agosto de 2007

PALMERA

Palmera

Fue otro de los árboles que apareció en la iconografía egipcia y que llamó la atención de los egipcios por su altura (algunas alcanzan hasta 20 metros), tronco esbelto y erecto, copa con grandes hojas pecioladas (de tres a cuatro metros) pero sin ramas, y por su resistencia aun con altas temperaturas. Por ello se relacionó con conceptos de durabilidad y de renacimiento y, como otros árboles, con el cielo ya que se consideró que su copa formaba la bóveda celeste.
Las muescas de sus ramas se entendieron como marcas divinas que el dios Heh, dios de la eternidad, había hecho para representar el número de años. En este sentido, la hoja de la palmera está presente en una de las ceremonias de regeneración real más importante: el Heb Sed.
La palmera guardaba relación con el dios solar (M. Lurker 1.991) ya que la disposición de sus ramas y la altura de su tronco recordaba, por un lado a los rayos del astro y por el otro la majestad de este dios; era el eje del cosmos. La palmera crece en lugares cálidos donde el agua no es abundante. Por tanto simbolizó el triunfo de la vida sobre la muerte, es decir, la resurrección.
Como el sicomoro, la palmera era un árbol de la vida y también se asoció a otras divinidades, sobre todo femeninas, tales como Nut, Hathor, Isis e Iusaas. Todas ellas se hallan en los textos citadas como “Señoras de la Palmera Datilera”; se pensaba que estas entidades divinas se encontraban en el árbol y ofrecían alimentación y bebida al difunto.
En opinión de A. Wilkinson (1998) la palmera datilera era un emblema del Alto Egipto.
El tipo de palmera que los egipcios llamaron Dum (Hyphaene thebaica) es la que de forma común se conoce como palmera de Arabia), su madera es más dura y compacta y cuenta con más de un tronco que parte desde la base. Su opulencia se puso en relación con otras divinidades, tales como Sepa, Osiris, Min y Thot de Hermópolis Magna (Lurker 1991). La palmera Phoenix dactylifera cuenta con una madera blanda y de mala calidad.

PANTERA

Pantera

El uso de pieles de felino como prenda que vestían los sacerdotes al oficiar es común a muchos cleros, sin embargo existe la tendencia a relacionar dentro de las panteras a otros felinos, como es el caso del guepardo que no pertenecen al género de las Panteras.
Es decir, debemos entender como panteras únicamente al león y al leopardo sin que realmente exista un animal que pueda llamarse “pantera o pantera negra”. Esta sería simplemente una imprecisión puesto que realmente nos estamos refiriendo a un leopardo con una modificación en su melanina que modifica su color, algo que aprovecharon los egipcios para incluir en el aguar funerario por el simbolismo del negro durante las dinastías XVIII y XIX.
Si ubicamos taxonómicamente estos animales, encontramos que la familia de los Felinae o Félidos pertenece al orden de los carnívoros. Se agrupa en tres géneros o subfamilias: Felis o Felinae (gatos), Acinonyx o Acinonychinae (guepardos)y Panthera o Pantherinae (leones y leopardos)
Centrándonos únicamente en África, el segundo género (Pantherinae) consta de animales de mayor alzada, tales como el león (Panthera leo) y el leopardo (Panthera pardus). Ambos tienen entradas independientes en este texto.

PAPIRO

Papiro

Representado hasta la infinidad en el antiguo Egipto, el papiro crecía mayoritariamente de forma salvaje en el Delta de Egipto, sobre todo en los lugares pantanosos. En la actualidad ha de reproducirse en lugares artificiales y no crece de forma espontánea en su suelo como antiguamente.
Esta planta echaba sus raíces en el agua o en la orilla del río, siendo esta la causa por la que se pensaba que crecía directamente del océano primigenio Nun y que posaba (o había posado) sus raíces sobre la colina emergida del abismo. Además se entendía que cielo y tierra estaban separados gracias a cuatro pilares de papiro que los sustentaban. Por ello, los egipcios los esculpieron como capitel de sus columnas en las salas hipóstilas de los santuarios, rememorando la creación.
Fue la planta simbólica del Bajo Egipto y representando al Norte se colocó en los santuarios, siempre que fuera posible orientado hacia este punto cardinal. Fue asociado a la diosa Uadyet, denominada “la del color de papiro” y, por tanto, con la corona del Bajo Egipto que, aunque de color rojo, aparece citada en algunos textos como “la verde”.
No obstante algunos autores piensan que la adscripción del papiro con esta parte de Egipto (el Norte) es equívoca y que en realidad, el papiro serviría como emblema del punto cardinal Oeste y del área menfita.
El papiro también se relacionó con la diosa Hathor que, en cuando se manifestaba como una vaca salvaje surgía entre los bosques de papiro. Ella, al igual que la planta, tenía connotaciones positivas, en conexión con la alegría del nacimiento, la frescura, la juventud, la fertilidad, el vigor y a regeneración.
Un tallo de papiro era el que llevaban las diosas femeninas en la mano; él estaba cargado de energía y la posesión del mismo confería una protección especial.
En forma de amuleto se encuentra en infinidad de momias.
El empleo del tallo de papiro para confeccionar soportes de escritura (antecedente de lo que hoy conocemos por papel) se debió a que este material era más cómodo, más transportable y menos pesado que otros soportes y además tenía una cualidad especialmente apreciada: permitía el borrado. En él se escribía todo tipo de correspondencia, se compilaban textos religiosos, se hacían anotaciones, inventarios, etc., y parece que no debió de ser tan costoso como se creía hasta hace unos años.
Los papiros se hacían en pliegos y conocemos algunos ejemplares de largo considerable. Normalmente se escribía por una sola cara, pero en ocasiones se llegaron a reutilizar aprovechando ambos lados.
También sirvió para confeccionar cartonajes para las momias, cestos, sogas, etc.

PATECO

Pateco

Los patecos eran unas deidades menores relacionadas con el dios Ptah.
Tenían apariencia de enanos con piernas curvadas (como el dios Bes) y deformes. En Menfis estaban relacionados con la elaboración de piezas de joyería. Los enanos no fueron menospreciados en Egipto sino que gozaron de una gran consideración.
Por su aspecto, se encuentran con frecuencia en forma de amuletos ya que gracias a su apariencia lograban expulsar a los demonios que amenazaban tanto a los vivos como a los muertos. El empleo de este tipo de talismán se incrementó en la Baja Época, difundiéndose por el Mediterráneo gracias a comerciantes fenipúnicos.

PECES

Peces

En general el pez suele relacionarse con la fecundidad, ya que es prolífico en crías, y con el océano primigenio, un lugar hostil y peligroso, ya que habita en las profundidades del agua.
El hecho de que ciertos peces aparezcan como símbolos en la mitología y que se asocien a algunos dioses se debió a que algunas especies destacaban sobre otras por ciertas características (el color de su piel, su fortaleza, sus capacidades…) por lo que mientras que en algunas localidades o provincias era un animal sagrado, en otras no tenía ninguna significación especial o, simplemente, representaba la encarnación del mal, muy posiblemente como consecuencia de la dificultad de su conservación en un medio cálido (excepto si se secan y se salan). Su rápida putrefacción, su fuerte y desagradable olor y el hecho de vivir bajo el agua en las oscuridades misteriosas pudo provocar que tuvieran connotaciones negativas.
Cuando el historiador Plutarco, entre los años 85 y 126 d.C., escribió su libro “Sobre Isis y Osiris” señaló que el dios Osiris había sido asesinado por su envidioso hermano Seth, fragmentando su cuerpo y lanzando los trozos al Nilo. La esposa de Osiris, la diosa Isis, buscó todos los fragmentos hallando todos excepto el falo, que había sido devorado por tres peces: la carpa del Nilo (Lepidotus), el Oxyrrynco (Mormyrus) y el mújol (Phagrus). En consecuencia estos peces fueron considerados impuros en ciertos centros religiosos, y a sus sacerdotes les estaba prohibido su consumo, sobre todo en la Baja Época, momento en que las identificaciones entre los peces y ciertas divinidades fueron mucho más comunes.
Sabemos que en los almacenes de los templos había pescados secos y salados para el consumo sacerdotal y que la restricción de algunas especies variaba simplemente en función de los tabúes locales. Es conveniente resaltar que el pescado jugó un papel muy importante en la alimentación de los antiguos egipcios tal y como e aprecia en las mastabas de Saqqara o en la paredes de las tumbas del Reino Nuevo. Sin embargo, no es corriente encontrar peces sobre las mesas de ofrendas o en las listas de alimentos (menus o pancartas), salvo en casos excepcionales.
Algunos sirvieron como elementos mágico-decorativos en paletas predinásticas, cucharas de afeites, platos, colgantes, vasos, etc.
No es intención de este trabajo hacer un análisis exhaustivo de todas las especies de peces que hubo en Egipto aunque sí las más significativas y las que tuvieron una mayor relevancia en el ámbito mágico-religioso.

Anguila o Anguilla vulgaris

Anguila o Anguilla vulgaris

Por su actividad nocturna, ningún animal acuático reunía mejores características para relacionarse con Atum. Además su apariencia es similar a la serpiente terrestre, entidad primordial por naturaleza a la que está asociado el dios como demiurgo. Por otro lado, su hábitat acuático se vinculó al del creador cuando estaba diluido en las aguas caóticas del Nun, antes de tomar consciencia de sí mismo y comenzar la creación como dios primigenio.
Como es bien sabido, las serpientes fueron consideradas animales ctónicos; al añadir al aparente oficio un medio que incluía el agua, su simbolismo se enriquecía considerablemente.
Algunos dioses vinculados a la anguila fueron Shu-Onuris y Tefnut-Mehyt

Barbo o Lepidotus (Sp. Labeo, Barbus bynni). Familia de las Carpas

Barbo o Lepidotus (Sp. Labeo, Barbus bynni). Familia de las Carpas

El hecho de que los egipcios escogieran al barbo como animal mitológico pudo deberse, como en otros casos, a la observación de sus costumbres puesto que este pez es capaz de nadar contra corriente en las condiciones más adversas. Esta cualidad le llevó a ser representante de valor, fuerza y fortaleza puesto que, además, puede vivir en aguas muy sucias sin sufrir problemas en su organismo. Es por ello que se asoció a la putrefacción y por tanto a la fase sufrida por Osiris a su muerte, gracias a la cual se produjo su resurrección.
Inexplicablemente y debido a ese pensamiento complementario que tuvieron los egipcios, en algunas localidades se consideró un ente hostil, identificándole con uno de los peces que se habían tragado el falo del dios cuando su hermano Seth le asesinó y lanzó sus pedazor al río, mientras que en otros puntos de la geografía egipcia conservó su perfil beneficioso.
En Lepidontópolis, la egipcia Per-Mehit, actual Nag el-Masharyt, recibió culto al vincularse con el dios del Más Allá y formó pareja con la Hatmehit, una diosa local que llevaba sobre la cabeza un pez y que se ha relacionado con la carpa (por su aspecto se parece más a un siluro y según algunos autores un delfín).
Fue muy frecuente la presencia de barbos en los bronces de la Época Tardía y sus cuerpos fueron momificados desde períodos anteriores.

Chromis labriformes o Tilapia nilótica

Chromis labriformes o Tilapia nilótica

Conocido por el nombre árabe bulti, éste es el pez inet de los antiguos egipcios.
Al ser un cíclido, simbolizó el renacimiento, la vida y la fertilidad y se relacionó con la habilidad para dominar el caos (como el Clarias). Por todas estas razones se entendió como una transformación del Osiris -y del propio difunto- que, además tomaba la forma de pez para cuidar que su barca no encallara. A menudo se encuentra inmortalizado junto a un loto, otro símbolo de renacimiento muy habitual.
Aparece con mucha frecuencia en las paletas de época predinástica (Nagada II) e incluso se encuentra representada en etiquetas de marfil del período tinita. Quizá el hecho de que los egipcios se fijaran en este animal fue porque este pez era del color del sol (rojizo) y además tenía una forma ovalada, es decir, reunía los requisitos idóneos para relacionarlo con Atum-Ra.
Estuvo asociado al Bajo Egipto, lugar donde proliferaba. En este sentido, tanto la Tilapia como la perca aparecen juntas en escenas de caza en los pantanos donde, con un mismo arpón, se pescan ambos animales, simbolizando el Norte y el Sur de Egipto.
La Tilapia nilótica también se identificó con Horus cumpliendo el papel de rechazar a los enemigos de Ra en la barca nocturna y, en el Periodo Ptolemaico, se relacionó con Hathor de Dendera, la contrapartida femenina del sol por esta vinculación y porque algunos ejemplares tienen un color azulado por lo que se relacionó con la turquesa.

Mújol, Phagrus (Mugil auratus, M. capito, M.cephalus, y Mugil ramada)

Mújol, Phagrus (Mugil auratus, M. capito, M.cephalus, y Mugil ramada)

Es un pez de aguas salobres, que durante el verano entra en el río Nilo en grandes bancos, nadando contra corriente y saltando por encima del agua hasta llegar a Assuan, algo que fascinó tanto a los egipcios como para incluirlo dentro de su mitología, considerándose un heraldo que anunciaba la crecida del río y mensajero de Hapy. Por otro lado, por el color rojizo de sus aletas y por el tono dorado o plateado de su piel se relacionó con el sol nocturno y por tanto con la luna y con Osiris.
El hallazgo de estos peces momificados en el yacimiento de Elefantina parece indicar que allí tuvo un centro de adoración, muy posiblemente por su relación con el Nilo aunque en otros fue considerado un animal impuro.
La identificación de este pez con el Phagrus, llamado por los antiguos egipcios HbA, es aún motivo de estudio. Mientras que algunos entienden que se trata del Mújol cephalus otros lo relacionan, con el alestes o con el hydrocynus, ambos de la familia de los Characidae o peces tigre.
En cualquier caso, el Phagrus fue citado por autores clásicos (Elio, Plutarco, Clemente de Alejandría) del que dijeron era uno de los tres peces responsables de comerse el falo de Osiris cuando fue desmembrado y lanzado al río por Seth.
Aunque los egipcios supieron muy bien distinguir al phagrus del oxirrinco, parece que no ocurrió de igual modo a la hora de escoger el pez que debía ser cuidadosamente momificado y en cementerios donde en teoría sólo debían inhumarse oxirrincos también se han hallado fagros.

Oxirrinco o Mormyrus oxyrhyncus, Mormyrus kannume o Pez Elefante

Oxirrinco o Mormyrus oxyrhyncus, Mormyrus kannume o Pez Elefante

Como ocurre con otros muchos peces, el oxirrinco fue considerado en algunas localidades impuro y en otras sagrado. Es otro de los pescados responsables de haber comido el falo de Osiris, cuando Seth lanzó sus miembros al río.
Su aspecto benéfico se justifica por haber nacido de las heridas causadas al dios Osiris y en este mito no se le vincula a la ingestión del miembro viril del dios del Más Allá.
En la ciudad que llevó su nombre, actual el-Bahnasa, se han hallado una serie de necrópolis comunitarias donde estos peces, previa momificación, eran enterrados cuidadosamente. Allí pudo relacionarse con Tueris, según una estela escrita en griego de época de Ptolomeo XI.
En ocasiones el phagrus y el oxirrinco se confunden aunque el segundo parece haber sido más popular.

Perca del Nilo o Lates nilóticus

Perca del Nilo o Lates nilóticus

La perca del Nilo estaba asociada al Alto Egipto, lugar donde se encuentra más fácilmente (la tilapia se relacionó con el Bajo Egipto). Ambos peces aparecen representados juntos con cierta frecuencia.
También se relacionó con Neith de Esna, entendiéndose que era el aspecto que tomó la diosa para poder desplazarse por las aguas del Nun. En este yacimiento y concretamente en su necrópolis se han hallado una buena cantidad de estos peces momificados.
Los egipcios le denominaron Abdu. Por su apariencia extraña y por el tono azulado de su piel lo vincularon al lapislázuli, lo que le añadió unos poderes especiales. El abdu fue también una manifestación del dios Osiris, cuando comenzaba en la noche a regenerarse bañado en las aguas regeneradoras, acontecimiento que algunos autores han definido como la “gestación antes del renacimiento”.
También era el protector y conductor de la barca nocturna de Ra, el que cuidaba de que no quedara encallada y el que avisaba de la presencia de los genios maléficos o de la dañina serpiente Apofis. En algunos textos se le denomina “Ba de Ra”.
Como símbolo del renacimiento lo encontramos en la tumba de Ja-bejent, en la ciudad de obreros de Deir el-Medina. Allí podemos observar la típica representación de Anubis momificando a Osiris, pero en este caso, Osiris ha sido sustituido por un gran pez posado sobre una cama.

Pez Gato

Pez Gato

(Synodontis betensoda, Synodontis schall, Selachi, Mustelidae, Bargrus, Sciaena, Arius trachysurus, Eutropius y Schilbe (Siluro), Melapterurus electricus y otros).

Bajo este nombre se agrupan un número importante de especies. En general, como su propio nombre indica, se caracterizan por poseer unos bigotes que recuerdan a los de los gatos. Algunos ejemplares como el Malapterurus electricus emite ciertas descargas eléctricas para atontar a sus presas y quizá fue esta la especie a la que los egipcios dieron connotaciones funerarias, ya que esta cualidad podía ser imprescindible para que el difunto se defendiera de los genios malignos en el Más Allá.
Otros peces del suborden de los peces gatos son los que pertenecen al género Clarias y Heterobranchus, fáciles de distinguir por la forma de su cabeza. Estos son peces especialmente resistentes que pueden vivir en aguas con carencia de oxígeno y pueden nadar hacia la superficie y respirar el aire de la atmósfera. Por otro lado, están capacitados para cubrir distancias de hasta 200 metros en tierra con objeto de desplazarse buscando un nuevo y más apropiado lugar donde vivir. Por lo tanto no era un pez que pudiera pasar desapercibido y por ello aparece desde períodos muy tempranos. Se encuentra entre los signos que componen el nombre del rey Narmer en su célebre paleta. En este caso el Heterobranchus fue denominado por los antiguos egipcios Nar. También parece encontrarse en una pequeña placa de marfil del rey Dyer de la misma dinastía.
Algunos autores suponen que, como la Tilapia, tenía cierta relación con la fertilidad, la habilidad para dominar el caos.
El pez gato se relacionó con el sol y se pensó que era uno de los peces que servía de guía a la Barca de Ra en el Más Allá. De hecho algunos genios que ayudan al sol en su recorrido nocturno tienen cuerpo de pez y cabeza de Pez Gato.
Por su parecido al felino, en Baja Época se asoció a la diosa Bastet.
Veamos algunas especies más concretas:

Synodontis betensoda

Pez Gato Synodontis betensoda

Dentro de los peces gatos, algunos se relacionaron con la maternidad y los niños, y en consecuencia con la fertilidad, siendo el que adorna los cinturones y las trenzas de las mujeres, en los amuletos que se encuentran en las tumbas de niños o en los frascos de cosméticos.

Siluro o Schilbe

Pez Gato Siluro o Schilbe

Aunque la carpa del Nilo ha sido identificada con el pez que aparece sobre la cabeza de la diosa Hatmehit, su aspecto se parece más al del siluro pese a que algunos autores piensan que pudiera tratarse de un delfín.
Éste es un pez de agua dulce de difícil clasificación ya que existen veintiocho familias con más de mil especies.
En general se caracteriza carecer de escamas; su piel está recubierta por una especie de placas óseas que le protegen a modo de armadura. En la boca tiene una serie de babillas que varían en número, dependiendo de la especie, de dos a ocho. Se defiende de sus enemigos emitiendo una corriente eléctrica o con una fuerte espina, que puede ser dentada, conectada a unas glándulas venenosas. Vive en la profundidad del río pero tiene la capacidad de poder subsistir, en casos extremos, en charcas de aguas cenagosas con muy poca profundidad (2 cm). Su actividad se desarrolla principalmente en la noche.
Al ser un pez poderoso y temido pudo colocarse a la cabeza de los animales acuáticos aplicándose a la personalidad de Hatmehit “la que está frente a los Pescados” o “la que Preside la Crecida”, que a su vez se relaciona con Banebdyedt, con Jnum y con el Nilo.

PERRO

Perro

El perro aparece desde período muy tempranos y ya se encuentra citado en los Textos de las Pirámides del Reino Antiguo.
Existe la tendencia a relacionar al dios Anubis con el perro salvaje (Lycaon pictus), con el Perro del Semién o Caberú (Canis simensis) más que con el chacal. Entre estos animales es el segundo el que se asemeja más al aspecto que encontramos en pinturas y relieves egipcios pese a que actualmente el hábitat del perro del Semién se limita a una zona muy reducida del centro Este de África. Otros estudiosos identifican tanto al perro como al chacal, con el dios Anubis.
El hecho de escoger a este animal como protector pudo deberse a la personalidad propia del can. Los perros son unos magníficos guardianes y, domesticados, fieles compañeros del hombre desde el Neolítico. No obstante, ninguno de los animales citados destacan por tener el pelo de color negro, hecho que, en el caso de su representación en el Egipto faraónico, pudo deberse a la necesidad de cambiar el tono del pelo para darle unas connotaciones funerarias.
La presencia de estos animales como representantes del nomo 19 del Bajo Egipto y del 12 y 13 del Alto Egipto, demuestra que la veneración hacia estos cánidos jugó un papel primordial en la mentalidad egipcia. No en vano el perro también estuvo vinculado con los dioses Jentamentiu y Upuaut.
Fuera del contexto religioso, desde períodos muy tempranos, los egipcios disfrutaron del perro (Canis familiiaris) como animal doméstico y fue tal el cariño que demostraron hacia estos animales que no sólo los representaron en muchos relieves y pinturas sino que también los enterraron en sus propias tumbas.

PERSEA

Persea

El árbol de la persea presenta problemas de identificación en la iconografía. Según algunos autores es el SwAbegipcio mientras que otros lo identifican con el ished.
Es de hoja penene y puede alcanzar 20 metros de alto.
Vinculado a Heliópolis fue emblema de renovación cíclica y como tal era el árbol de Ra, aunque Osiris residía en él.
La persea se relacionó también con Thot y con Seshat. En el primer caso se asoció con la crecida del Nilo y en el segundo y tercero se vinculó con la escritura y el destino, ya que ambas deidades, a partir del reinado de Hatshepsut. eran las responsables de supervisar el registro de los títulos, nombres y número de años de reinado de cada uno de los monarcas sobre sus frutos.
La persea crecía en el mundo donde vivían los dioses y estaba guardada por el gran gato de Heliópolis que, con un cuchillo, lo defendía de los ataques de la serpiente enemiga del Sol, Apofis. Por su estrecha relación con la ciudad “santa” de Heliópolis, parece ser que este árbol se cultivó en el templo que el Sol tenía en esta ciudad.
Los frutos de la persea eran comestibles y es frecuente encontrarlos formando parte del alimento funerario que se depositaba en la tumba. Quizá esta ofrenda se deba a que éstos tenían una forma similar a la del Sol y una madurez que les recordaba la crecida del Nilo. Así, la persea se vinculó con el renacimiento diario del astro y por extensión con el difunto, como tal aparece por ejemplo en el cuento de Bata (Los dos Hermanos).
Se usó pala la elaboración de elementos funerarios durante el Reino Nuevo y la Época Baja.

PIEDRA (minerales y gemas)

Las piedras no constituyen una manifestación directa de la divinidad en sí misma, sino que fue el material que proporciona una función mágica asociada a ciertos dioses, siendo más que adoradas, utilizadas. Tanto es así que, por ejemplo, la turquesa noera Hathor, pero la diosa era “Señora de la turquesa”.
En este sentido, el material con el que se hicieron estatuas, sarcófagos, joyas y monumentos, no fue aleatorio y, cuando no era viable la utilización de materiales idóneos, se buscaban sustitutos similares que mantenían idéntica función simbólica.
La piedra más preciadas fueron, en general, monopolio real siendo el faraón quien determinaba que bloques, vasos, estelas, etc, se le asignaban a los nobles.

Alabastro egipcio

Alabastro egipcio

El alabastro que emplearon los antiguos egipcios es el que denominamos alabastro calizo, de muy buena calidad. Realmente se trata de una variedad de la calcita (carbonato natural de calcio cristalizado) y es más duro que el alabastro yesoso. Es translúcido, amarillento, semitransparente y veteado con suaves colores. Todas estas características no se daban en otros tipos de piedras lo que pudo llevar a vincularla con la pureza.
Desde el Reino Antiguo está citado en cantidad de fórmulas “tipo” de ofrendas. Mil panes, (mil) cervezas, (mil) bueyes, (mil) aves, (mil) ropas, (mil) “alabastros”… era lo que el difunto precisaba para surtirse en el Más Allá.
La calidad de los vasos egipcios en piedras duras -especialmente en “alabastro”- traspasó las fronteras del Valle del Nilo, siendo exportados (vía comercio fenicio) al Egeo y Mediterráneo Occidental.

Amatista

Amatista

La amatista que se encuentra en Egipto es una variedad violeta del corindón. Se empleó para hacer vasos y muchos escarabeos por lo que pudo representar aspectos relacionados con el renacimiento en conexión con el sol de la mañana.
Se usó con frecuencia durante el Reino Medio aunque tenemos ejemplos de objetos tallados con amatista desde el Reino Antiguo.

Basalto

Basalto

Es una roca magmática efusiva (roca volcánica) de extrema dureza y color negro, gris oscuro o verde. Por su naturaleza y color se relacionó con el Más Allá y con conceptos de renacimiento, utilizándose en sarcófagos, esfinges, vasos, en los suelos de los templos funerarios o como material de amuletos y estatuas.

Cornalina

Cornalina

Fue una de las piedras más utilizadas para la elaboración de amuletos. Es una variedad del ágata translúcida y su color puede variar desde el rojo oscuro al rojo claro e, incluso irisado de amarillo.
Simbolizó aspectos antagónicos: por un lado representó aquellos conceptos relacionados con los sentimientos coléricos, con deidades agresivas, con la aridez y la ira. Por el otro, representó la sangre como fuente de energía del ser humano, el dinamismo.
Estuvo relacionada con Hathor cuando tomaba su apariencia irritable (Sejmet), convirtiéndose en un valioso talismán protector gracias al cual el difunto adquiría la fuerza y la cólera necesaria para defenderse de sus enemigos potenciales en el Más Allá. Guardando idéntico sentido, se identificó con la llama abrasadora que defendía al dios de sus enemigos, bajo el aspecto de la diosa Mehyt.
Tanto esta piedra como el jaspe rojo (o cualquier otra piedra de este color) se excluía de la procesión que se realizaba con ocasión del Año Nuevo. Las piedras rojas –aunque también tuvieran connotaciones positivas y vitales- se consideraron potencialmente peligrosas. Siendo esta fecha cuando debían de regenerarse las fuerzas positivas del año los egipcios prefirieron, prudentemente, emplear otras piedras que evocaran conceptos más positivos, tales como el nacimiento y la fecundidad,.

Cuarcita

Cuarcita

Es una roca metamórfica (roca silícea) compacta, resistente y dura que puede ser muy blanca si está compuesta exclusivamente de cuarzo o tener otras tonalidades (amarillo, rojo y blanco) si tiene además otros minerales. Según los textos procedía del Alto Egipto aunque sabemos que existió la montaña roja de Heliópolis, de donde Hathor era patrona.
Se relacionó con cultos solares, siempre que fuera de color amarillo o rojo, y se empleó con frecuencia para la construcción de piramidiones.

Diorita

Diorita

Es una roca magmática intrusiva muy dura, con un color que puede variar desde el gris oscuro al negruzco.
Tenía connotaciones funerarias y estaba relacionada con la resurrección y con el cielo nocturno.
Parece que por alguna razón desconocida estuvo asociada a las diosas Satis y Anukis.

Esmeralda

Esmeralda

La existente en Egipto pertenece a la familia de los berilos y es una variedad del corindón, formada por alúmina pura.
Esta piedra preciosa, empleada en contadas ocasiones y casi siempre en el periodo romano, en nada se parece a la esmeralda pura y pulida con la que estamos familiarizados puesto que tiene un color que varia del verde al verde amarillento, con un aspecto bastante opaco.
Aunque se denominó brgty los egipcios también la llamaron wAD.ti o wADwAD que significa “la más verde”.
Por su color podemos suponer que estaba relacionada con el renacimiento y la juventud.

Esquisto

Esquisto

Es una roca metamórfica (pizarra) homogénea y de grano fino que tiene un color verde oscuro con difuminados azulados o violáceos. Es homogénea y de grano muy fino característica que llamó la atención del hombre del predinástico el cual la utilizó para elaborar paletas geométricas o con aspecto de animal. Pudo tener un valor mágico y apotropaico.
Cuando procedía de la zona de Elefantina, por su color se asoció al dios Min.

Feldespato verde

Feldespato verde

El feldespato pertenece al grupo de aluminosilicatos naturales de potasio, sodio, calcio y bario.
Parece que el feldespato verde fue un mineral preciado sobre todo para la elaboración de amuletos. Suele estar asociado al “Uady” por lo que, sin duda, evocaba la juventud y el renacimiento.

Granito

Granito

Es una roca magmática intrusiva (plutónica) formada básicamente de cuarzo feldespato y mica. Puede ser de color blanco, gris claro, rosado, amarillento en masa y más raramente verdoso dependiendo de su color el simbolismo que los egipcios le aplicaron.
En general el granito se relacionó con la crecida anual del río y por alguna razón desconocida se le atribuía la cualidad de menguar la subida de las aguas cuando éstas crecían en demasía. Por ser el material con el que se hicieron los obeliscos y piramidiones, se relacionó con el sol entrando en el océano primordial Nun.
Fue utilizado masivamente en construcciones de carácter real o religioso, templos, naoi, obeliscos, etc, así como en estatuaria.

Hematite

Hematite

Es un mineral de hierro, y como tal, tuvo unas fuertes cualidades mágicas (véase “hierro”) y representaba la fuerza que el fallecido deseaba poseer en el Más Allá para poderse defender de nefastas eventualidades y, por ser un mineral ferroso, le ayudaba en su ascensión al cielo. Se relacionó con el dios Seth.
Se empleó, sobre todo, para confeccionar amuletos que representaban reposa-cabezas.

Jaspe rojo

Jaspe rojo

Es una calcedonia opaca de color rojo, variedad del ópalo que se presenta generalmente con una serie de vetas.
Suele emplearse para la elaboración de amuletos, sobre todo del nudo Tit, por tanto simbolizaba cualidades relacionadas con la vida y con la sangre que fluye por las venas, además de tener connotaciones solares. Se relacionó con Hathor-Sejmet, diosa que en Nubia era denominada “Señora o Dama del Jaspe Rojo”.
Los egipcios procuraron excluir cualquier piedra de color rojo en la procesión que se realizaba con ocasión del Año Nuevo ya que eran minerales potencialmente peligrosos por sus connotaciones coléricas. De este modo se sustituyeron por otros que evocaran conceptos más positivos.

Jaspe Verde

Jaspe Verde

Es una calcedonia opaca, una variedad ferruginosa del sílice hidratado que puede denominarse falsa malaquita.
El simbolismo de este mineral es parecido al de la turquesa puesto que se relacionó con los primeros atisbos de luz en el amanecer, con la primera luz del comienzo de los tiempos que posibilitó el nacimiento de todo lo que nace, crece, se reproduce y muere.

Lapislázuli

Lapislázuli

Es un compuesto del grupo de la sodalita que forma agregados de granos pequeños o muy finos con inclusiones de pirita. Tiene color azul oscuro, aunque puede tener verdosa o violeta y el tono no siempre es uniforme. Posiblemente el lapislázuli de los egipcios procediera del actual Afganistán.
En Egipto el lapislázuli estuvo considerado casi tan valioso como la plata y el oro, y cuando no se podía obtener el mineral se “imitaba” con pasta vítrea. De hecho, en la lengua, existe el término “verdadero lapislázuli” para designar al mineral y diferenciarlo de las imitaciones que se hicieron de él.
Para los egipcios tenía un origen celeste y por su color azul intenso se relacionó con el cielo nocturno y con las aguas primordiales y en consecuencia con el renacmiento. También tuvo connotaciones eróticas, amorosas e incluso parece que se utilizó como cosmético para los ojos, ya que tenía cualidades sanadoras.
Según la mitología, el cabello de los dioses estaba hecho de lapislázuli y simbólicamente hablando, ciertas divinidades eran de este mineral.
Algunas divinidades tuvieron conexión con los minerales. Vinculados al lapislázuli podemos encontrar a Hathor, en primer y destacado lugar, así como el pez Abdyu, Sokar, Min, Osiris y Amón, quien a veces ostentó el título de “Señor del Lapislázuli”.

Malaquita

Malaquita

Es un mineral de carbonato básico de cobre de color verde esmeralda.
Los egipcios conocieron dos tipos de malaquita (Shesmet y Uady). Ambas estaban vinculadas a la diosa Hathor o a alguna de sus formas locales. Concretamente la primera (Shesmet) se identificaba con la diosa Sheshmetet “Señora de la Malaquita”, así como con su hijo Horus (shesmty). En cuanto a la segunda (Uady) se relacionó directamente con Hathor, con Horus del Este y con Neith.. Cuando se referían a la malaquita, Uady, jugaban con un doble sentido ya que esta palabra también sirvió para designar al color verde por lo que se ponía en conexión con todo lo que este color congrega: juventud, alegría, etc. En este sentido, los llamados “Campos de Ialu” estaban considerados simbólicamente como “Campos de Malaquita” en cuanto a que eran un lugar deseable lleno de todas las cosas buenas y frescas que el difunto podía desear.

Obsidiana

Obsidiana

Como el sílex, es un material duro y precisamente esta característica fue la que llevó a relacionarla con la permanencia y, por extensión se identificó con la magia y la eternidad.
Ésta fue la que Heródoto mencionó como “piedra etiopica” cuando nos habla de la momificación y de la incisión que se practicaba sobre el costado del fallecido para retirar por allí sus vísceras y, gracias las evidencias arqueológicas, sabemos que se empleó para hacer ciertos cuchillos que poseían propiedades mágicas y profilácticas. Es decir, que servían para realizar intervenciones menores (circuncisiones, corte del cordón umbilical, etc) para neutralizar los peligros propios de una infección.

Serpentina

Serpentina

Tenía propiedades mágicas y se utilizó, sobre todo, para objetos que sirvieran como protección contra animales venenosos, en especial las serpientes, ya que esta piedra tiene una veta en forma de ofidio.

Sílex

Sílex

Denominado por los egipciosds, se empleó desde el Paleolítico para confeccionar, entre otros objetos, ciertos cuchillos “especiales” utilizados en la medicina, en ciertas ceremonias (como el nacimiento o la “Apertura de la Boca”) o en la momificación. Su uso se mantuvo incluso cuando los egipcios sabían y podían emplear otros materiales.
Al igual que la obsidiana, la extrema dureza de este material hizo que se le atribuyeran poderes mágicos y, en opinión de Aufrère, se le relacionó con los “Guardianes de la Divinidad o de las Puertas del Más Allá”; que llevaban en las manos uno o dos cuchillos de sílex. Por estas mismas características se entendió que tenía la capacidad de durar eternamente sin alterarse, convirtiéndose en un símbolo de permanencia y eternidad. Se le atribuían toda suerte de poderes mágicos y protectores y también sirvió para repeler los males que podían amenazar en las intervenciones delicadas.
En el cuento en el que Horus corta la cabeza de su madre Isis, lo hace precisamente con un cuchillo labrado con este material.

Turquesa

Turquesa

La turquesa también fue una piedra empleada en joyería, poseedora de un alto valor simbólico por su color azul celeste lo que llevó a relacionarla con el agua, el medio por el cual se engendraba la vida.
Esta piedra no simbolizó las aguas caóticas del Nun, sino que representó las aguas ordenadas, la luz del amanecer y el cielo. Por ello se unió a Jepri, la forma del sol en el instante de su nacimiento en la mañana y se puso en conexión con conceptos de renovación, procreación, maternidad, etc. Quizá por ello a Hathor se la denominaba “Señora de la Turquesa”.
Cuando tenía un tono verdoso podía representar el color del crecimiento de las plantas y de la fertilidad, quizá por su relación cromática con a la vegetación. Por esta causa sirvió también para evocar la resurrección, planteada como una nueva vida en el Más Allá.

PILAR IUN

Pilar Iun

Fue símbolo de la ciudad de Heliópolis. Pudo ser un totem arcaico que recibió veneración y que fue epónimo de esta ciudad (Iunu). Aparece citado en los Textos de las Pirámides del Reino Antiguo, donde con frecuencia se observa su relación con una forma del rey muerto.
Estuvo relacionado con el toro Mer-ur puesto que ante el pilar se celebraban una serie de ceremonias que incluían su erección, denominadas “Erigir el pilar Iun” o “Erigir el Toro de Heliópolis”, así como la ofrenda de una cabeza de buey o de toro, la cual se colocaba en el extremo del estandarte.
Este emblema adquirió connotaciones astrales y sirvió para simbolizar la luna, asociándose en Época Tardía al dios Osiris. Su relación con la luna, entendida como representante nocturna del sol y como astro medidor del tiempo, llevó a correlacionarlo con el obelisco o la pirámide, símbolos del sol en el día.
Aparece en todos aquellos aspectos que simbolizaban el concepto de “pilar”, tanto físico como figurado, siendo por tanto uno de los soportes del cielo.

PIRÁMIDE

Pirámide

La pirámide es una construcción que tiene por base un polígono regular de cuatro lados; sus caras forman triángulos que convergen en un vértice a cierta distancia de la base. En Egipto las hubo muy altas, como es el caso de la erigida por Jufu (Keops) en la planicie de Guizah la cual tiene una altura de 146.59 metros, junto con otras de reducidas dimensiones, como por ejemplo la de Shepseskaf, en la necrópolis de Sakkara, que cuenta con tan sólo 18 metros. El vértice superior debía estar coronado por un piramidion monolítico, que podía estar inscrito con fórmulas solares (algunos no tienen texto alguno) y cubierto de oro, también un símbolo inequívocamente solar.
La cantidad de pirámides erigidas entre los Reinos Antiguo y Medio supera las 80; a todas ellas se les asignó un nombre de naturaleza mágica, que les daba personalidad propia, puesto que sin él simplemente no podían existir. “Grande es Jafra”, “Puros son los lugares de Userkaf” son algunos ejemplos de los apelativos que recibieron estas construcciones.
Una etimología hace proceder la palabra pirámide del griego pyramis, nombre que servía para designar una clase de torta que presumiblemente tenía un aspecto similar al de las pirámides egipcias. Para los habitantes del Valle del Nilo se denominó mer y fue el enterramiento tradicional de los monarcas de los Reinos Antiguo y Medio y, mucho tiempo después, de los reyes de Nápata y Meroe.
Sin embargo la pirámide no es simplemente un monumento funerario, sino que es un símbolo que atraía el poder y la energía solar en beneficio del difunto que en ella se inhumaba. Por otro lado, representaba la tierra primordial, es decir, rememoraba eternamente el nacimiento del sol y el surgimiento de la primera colina primigenia donde había comenzado la vida además de simbolizar los rayos del sol petrificados, cayendo sobre la tierra. De este modo, el difunto se asociaba al sol; al igual que éste había nacido en el promontorio, el difunto se beneficiaba de una regeneración eterna puesto que era una lanzadera que empleaba el fallecido para ascender al cielo. Tanto la forma escalonada de la pirámide de Dyeser como las pirámides de caras lisas de la Dinastía IV servían para ayudar al difunto a alcanzar ese cielo tan preciado en el que disfrutaría su eternidad, para alcanzar las estrellas circumpolares que nunca desaparecen, con las que deseaba fusionarse.
Pese a todas estas consideraciones, la pirámide no debe interpretarse como un edificio aislado, ya que forma parte de todo un complejo funerario. que, básicamente, tenían un Templo del Valle, una calzada y un templo funerario (adosado al enterramiento) así como una o varias pirámides subsidiarias que deben interpretarse en conjunto.
En opinión de Lehner podemos distinguir claramente dos tipos de complejos funerarios. Por un lado los desarrollados a partir de Dyeser, orientados Norte-Sur con la entrada a la pirámide en la cara Sur, con una “tumba Sur” para el Ka del rey (en lugar de una pirámide satélite) y con el templo funerario en la cara Norte o Sur de la pirámide. Por el otro estarían las pirámides construidas después de la de Seneferu en Meidum; en ellas la orientación es Este-Oeste, la entrada al enterramiento y el templo de la pirámide se trasladan a la cara Este y poseen una pirámide satélite para el Ka del rey. El templo está también en la cara Este. A simple vista se puede detectar cómo sobre todo en el primer tipo se vislumbran creencias estelares ya que la orientación de los distintos elementos no deja lugar a dudas. En el segundo tipo las tendencias solares son más patentes (aunque se mantengan concepciones estelares) y la orientación Este (donde nace el sol) y Oeste (por donde se pone) juega un papel primordial para las expectativas del difunto.
A partir de la pirámide de Unas (Dinastía V) los soberanos se inhumaron rodeados de una serie de textos mágico-religiosos que inscribieron en el interior de sus pirámides (antecámara y cámara del sarcófago). Estas fórmulas le garantizaban su resurrección y le protegían de cualquier fuerza negativa.
Durante el Reino Medio y el Segundo Período intermedio la pirámide siguió siendo utilizada como enterramiento real y en el Reino Nuevo sólo parecen haber existido al comienzo de la Dinastía XVIII con Ahmose; después, los soberanos abandonan la pirámide como lugar de inhumación y construyen sus moradas eternas al abrigo de la colina tebana, que de forma natural tiene un aspecto piramidal. En esta época la construcción de pequeñas pirámides permanece en aquellas que coronaron algunos enterramientos privados, manteniendo el simbolismo solar. La más antigua, hasta el momento se situó sobre la tumba de Hery, un personaje que vivió en tiempos de Amenhotep I.
Sólo en la lejana Nubia, los monarcas de Nápata (1.000-300 a.C) y Meroe (300 a.C-300 d.C) hicieron construir unas 180 pirámides de escala muy reducida, mucho más toscas, con un ángulo más agudo y con materiales perecederos, empleándolas como enterramiento y tipológicamente más cercana a las de los personajes privados del Reino Nuevo en Tebas.

PLACENTA

Placenta

La presencia de la placenta como símbolo mágico dotado con grandes poderes, no sólo se circunscribe a Egipto sino que es un recurrente en otras culturas. Parece que la placenta estaba considerada como una parte importante del ser humano, símbolo del principio de vida, puesto que nacía con él y por ello recibía un tratamiento especial.
En Egipto se consideró la placenta desde tiempos remotos y en algunas tumbas se han hallado extrañas representaciones que pudieran reproducirla aunque esta interpretación está siendo muy debatida y nada hay concluyente hasta el momento. También se ha pensado que aparece en un objeto amorfo, con cierta tendencia circular, que se encuentra en los estandartes representados en las paletas del Período Predinástico. Prácticamente en todos los casos suele estar acompañada de otro estandarte que representa al dios Upuaut, “el Abridor de Caminos”, pudiendo estar ambos emblemas vinculados al trance del nacimiento.
La placenta del rey guardó una estrecha relación con el dios Jonsu, tanto es así que se ha propuesto la traducción del nombre de este dios como “placenta del rey”. Debemos tener en cuenta que al establecerse un paralelismo entre la esfera divina y la realeza, se entendió que tanto Jonsu como la placenta eran gemelos del monarca, siendo la última el gemelo que nacía muerto.
Algunos autores han querido ver en la placenta un objeto de veneración que se guardaba y se inhumaba junto al difunto en un enterramiento satélite.

PLATA

Plata

La plata fue un metal escaso que tuvo que ser importado ya que su sus yacimientos eran prácticamente inexistentes, convirtiéndose en un material muy preciado que superaba el valor del oro y el electrum en algunas épocas de la historia del antiguo Egipto.
Generalmente la plata procedía de Nubia y de Punt o era importada de Asia y, posteriormente, del Egeo, siendo todas de diferente pureza. Los egipcios llegaron a denominar a cierto tipo de plata “oro blanco”
La importancia ritual del oro se manifiesta en un texto donde Dyehuty, Intendente del Tesoro de Osiris y orfebre, relata haber incrustado con oro y plata uno de los suelos del templo de Karnak y la barca Userhat de Amón.
Se relacionó con el material con el que estaban hechos los huesos de los dioses (la carne era de oro y el pelo de lapislázuli) y, por su color blanco, fue el símbolo de pureza vinculándose a dioses lunares de la talla de Jonsu y Thot, Iah y Anubis.

PLOMO

Plomo

El plomo debió de gozar de un alto contenido mágico-simbólico puesto que aparece cubriendo un lugar tan peligroso como la incisión que se practicaba al realizar la momificación sobre el costado de la momia. Precisamente por esta incisión se sacaban las vísceras que se momificaban aparte, a excepción del corazón que debía permanecer en el interior del cuerpo.
Posiblemente su maleabilidad, su peso extremo y su color gris azulado, fuera lo que fascinó a los egipcios, otorgándole unas cualidades sobrenaturales y protectoras. Quizá por su maleabilidad fue asociado a Osiris, empleándose para la confección de figuras de fertilidad (genios del Nilo).
Inexplicablemente también se utilizó en compuestos médicos.

PLUMA

Pluma

Los motivos compuestos con las plumas se repiten en Egipto con frecuencia y, la mayor parte de las veces, éstas son plumas de avestruz o de halcón.
En el caso del avestruz no deja de ser curioso que se aplique un marcado simbolismo a las plumas de un ave que no vuela, ya que son éstas las que aparecen representadas con más asiduidad. Este hecho pudo ser consecuencia de la admiración que mostraron los egipcios (así como otras culturas) hacia la belleza del animal así como a su rapidez cuando corre, dando a sus plumas un sentido “único” y divino.
Las plumas de halcón parecen tener un simbolismo más claro ya que la divinidad que las posee (Horus entre otros) influenció en todas las esferas religiosas. Así, encontramos sus plumas sobre la cabeza de diferentes dioses, como por ejemplo Amón, Min, Jpris de Hieracómpolis, mientras que las de avestruz representan a Shu y, sobretodo, Maat. En ambos casos están relacionadas con el viento, con el cosmos y con dioses creadores y, cuando se sitúan sobre dioses masculinos, denotaban virilidad.
Como emblema de diosas, también se relacionan con aspectos de entidades relacionadas con la creación, el aire, el viento, el aliento vital, la justicia y por tanto la resurrección.
Igualmente aparecen sobre objetos sagrados, tales como los Cofres Meret, como ofrenda mágica en la Ceremonia de la “Apertura de la Boca” o sobre los estandartes de algunas deidades (Hathor de Occidente).
Como emblema divino, puede observarse actuando como contrapeso en la psicostasia del difunto, acto en el que se determina si ha sido justo en la tierra mediante la pesada de su corazón en una balanza.
Formando parte de ciertas coronas encontramos las plumas de avestruz en la Atef de Osiris así como en algunas que llevan los reyes desde, las reinas, algunas diosas y las Divinas Adoratrices sobre todo a partir de comienzos del Reino Nuevo, cuando las dos plumas se conectan con la iconografía solar. Es decir, a algunos tocados se les añade un disco solar y las plumas simbolizan los dos horizontes, a los dioses Shu y Tefnut, lo masculino y lo femenino en perfecta armonía y el poder de transformación.
En contextos funerarios también encontramos las plumas cubriendo sarcófagos reales, a partir del Segundo Período Intermedio, y privados durante el Reino Medio. Son los llamados sarcófagos rishi, término árabe que significa “emplumado”. Éstos se encuentran envueltos en su totalidad por plumas a excepción del rostro, el collar, y las plantas de los pies. De muy difícil interpretación, algunos autores creen que podríamos encontrarnos ante una forma de representar el “Ba”.
Asimismo la presencia de las plumas se mantiene también a través de diosas que protegen con sus alas el cuerpo del difunto y que hacen su aparición con Amenhotep III.

PUNTOS CARDINALES

El simbolismo de los puntos cardinales tuvo uno de los conceptos más claros en Egipto. El eje Norte-Sur estuvo relacionado con concepciones estelares -era el eje del río Nilo-, mientras que el Este-Oeste estaba identificado con creencias solares, estableciendo un paralelismo entre el nacimiento del astro (el Este) y la muerte y del mismo (Oeste).
Los puntos cardinales fueron el modo de simbolizar el cosmos por lo que en muchas ceremonias se lanzaban al viento cuatro aves para que comunicaran a todo ser viviente, y en toda la tierra conocida, las noticias de un acontecimiento concreto que el monarca había realizado.

Norte

Norte

Era el lugar donde a comienzos del Reino Antiguo se situó la entrada de la pirámide ya que en este punto se encontraban las estrellas circumpolares a las que el difunto esperaba fundirse.
El Norte también se relacionó con la diosa Uadyet, con el loto y con la Corona Roja. Generalmente en los templos se conservaba esta orientación para situar a las divinidades y a los símbolos (coronas, plantas heráldicas…) que pertenecían al Bajo Egipto.
Símbolo del Norte fue uno de los cuatro hijos de Horus, el dios Hapy que tenía cabeza de mono, así como la diosa Neftis. De hecho los vasos canopos que guardaban las vísceras momificadas del fallecido se orientaban según el dios que personificaba cada recipiente, siendo Hapy adscrito a los pulmones.

Sur

Sur

Era el punto donde se entendía que estaba el origen del mundo, es decir, el eje de la tierra y el lugar de donde manaban las aguas primordiales. Éstas fluían del interior de una cueva, localiza en la isla de Elefantina (Assuán) guardada por el dios Jnum y de allí procedía la crecida que cada año beneficiaba al país.
El Sur también estuvo relacionado con la diosa Nejbet, con el papiro, con el color blanco y con la corona del Alto Egipto.
Generalmente y siempre que era posible, en los santuarios se conservaba esta orientación para situar a las divinidades o a los símbolos (coronas, plantas heráldicas…) que pertenecían al Alto Egipto.
Símbolos del Sur eran el dios con cabeza humana Amset, uno de los cuatro hijos de Horus y la diosa Isis. De hecho los vasos canopos que guardaban las vísceras momificadas del fallecido se orientaban según el dios que personificaba cada recipiente. Esta deidad era la guardiana del hígado.

El Este

Este

Era el punto del renacimiento, el lugar donde el sol y el difunto amanecían cada mañana completamente rejuvenecidos después de haberse regenerado en el viaje nocturno en el Mas Allá.
En el Este era donde, generalmente, se construían las ciudades y donde a mediados del Reino Antiguo se colocó la entrada de la pirámide y el Templo Funerario.
Asociado a este punto cardinal estaba la diosa Iabet, vinculada al renacimiento del sol.
Símbolos del Este eran el dios con cabeza de chacal Duamutef (uno de los cuatro hijos de Horus) y la diosa Neith. De hecho los vasos canopos que guardaban las vísceras momificadas del fallecido se orientaban según el dios que personificaba cada recipiente. Duamutef era el encargado de velar el estómago.

El Oeste

Oeste

Es el punto por donde se produce la puesta de sol, el emplazamiento del Mundo de los Muertos y el lugar donde, generalmente, situaron las necrópolis.
Algunas deidades estaban asociadas a este punto cardinal; tal es el caso de la diosa Hathor en su forma de Amentit, que llevaba el titulo de “Señora de Occidente” encargada de la protección de los muertos aunque de forma subordinada, las divinidades de las necrópolis estaban también asociadas a este punto cardinal.
Símbolos del Oeste eran el dios Kebhsenuf, con cabeza de halcón, (uno de los cuatro hijos de Horus) y la diosa Selkis. De hecho los vasos canopos que guardaban las vísceras momificadas del fallecido se orientaban según el dios que personificaba cada recipiente, siendo Kebhsenuf el responsable del intestino.

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