Egipto: signos y símbolos de lo sagrado – Letra U

[Introducción]
[A] [B] [C] [D] [E] [F] [G] [H] [I] [J][K]
[L] [M] [N] [O] [P] [R] [S] [T] [U] [V]

Elisa Castel Ronda – Agosto de 2007

UADY

Uady

Era un cetro de papiro que, en contextos funerarios, evocaba la resurrección. Igual que el papiro crecía a orillas del río Nilo, el difunto renacía en el Más Allá pero, sobre todo, garantizaba la ayuda de una de las diosas más importantes del panteón egipcio, la diosa Uadyet, patrona del Bajo Egipto.
En el plano divino solían llevarlo las diosas y era un poderoso cetro de poder que simbolizaba el rejuvenecimiento, el verdor, la juventud eterna.
En forma de amuleto se encuentra en el Reino Nuevo pero se hace muy popular a partir de la Dinastía XXVI. Normalmente estaba confeccionado con algún material de color azul o verde. Solía colocarse en la nuca o el cuello del difunto y servía para obtener juventud y virilidad, en el caso de los hombres, y fertilidad en el de las mujeres. Para ambos era un símbolo de regeneración.

UAS

Uas

El origen del significado de este cetro se nos escapa. Algunos autores creen que podría ser un antiguo fetiche protector, un dios totémico del Predinástico que estaba asociado con la felicidad, la prosperidad y la potencia divina, o un antiguo bastón para conducir al ganado; lo llevan usualmente deidades masculinas. Parece tener una conexión solar. Otros creen que en él aparece la cabeza estilizada del dios Seth ya que, en ocasiones, la parte superior del mismo está animada con un ojo y a veces se encuentra dotado de brazos que sujetan distintos emblemas o motivos mágico-religiosos. Sin embargo nada permite confirmar tal hipótesis. Lo que parece más verosímil es que fuera un cetro en cuya parte superior se pudo representar de forma estilizada un animal, posiblemente canino.
En opinión de Cervelló este objeto, se asemeja mucho a un bastón que empleado en África por los actuales pastores peul, para ayudarse a transportar sus objetos personales.
El cetro termina por su parte inferior en dos extremos curvados hacia el interior en forma de horquilla.
Está documentado desde el Protodinástico, lo llevan las deidades masculinas (en casos especiales también algunas diosas) y se lo entregan al rey como símbolo de poder y fuerza. Puede aparecer asociado al Anj (la vida) y al Dyed (estabilidad).
En contextos funerarios proporcionaba el bienestar y la dominación en el otro mundo. Por ello se incluyó en el ajuar, colocándose junto al cuerpo del difunto y suele estar pintado de verde y ocasionalmente de rojo. Asimismo se empleó como parte de la decoración en tumbas y sarcófagos, además de aparecer en adornos de joyería.
Cuatro cetros Uas representaban los cuatro pilares que sustentaban el cielo.
Desde el Reino Antiguo podía acompañarse de una pluma, simbolizando el nomo de Tebas.

UDYAT

Udyat

En Egipto encontramos muchos ejemplos donde el ojo juega un papel fundamental pero, quizá, entre todos ellos, el que se ha convertido en el más popular llegando incluso a reproducirse en la joyería moderna, es el denominado Udyat u Ojo de Horus, cuyo significado es: el que está completo. La asociación entre el Ojo Udyat y el dios Horus se percibe a través de una de las leyendas más importantes que se recogieron en el Valle del Nilo, donde se narran las batallas que personificó en contra de su tío Seth.
Horus era el hijo de Osiris, un dios que había sido asesinado por su hermano Seth. Cuando Osiris resucitó y pasó a presidir el Más Allá, su hijo se convirtió en el vengador de su padre y acometió toda una serie de luchas contra Seth, el asesino de su progenitor. En estos encarnizados combates Horus siempre salió victorioso pero, en el transcurso de las mismas ambos contendientes sufrieron heridas y pérdidas vitales, entre ellas la mutilación del ojo izquierdo de Horus (o los dos dependiendo de la versión del mito) y la amputación de los testículos de Seth. Gracias a la intervención del dios Thot el ojo de Horus pudo ser sanado y sustituido por el Udyat, para que el dios recuperara la visión. Este ojo estaba dotado de unas cualidades magníficas.
Por otro lado, desde el Reino Antiguo hasta el fin de la civilización faraónica, las leyendas cuentan que los dos ojos de Ra estaban vinculados uno a la luna (el Udyat) y el otro al Sol y en el terreno mitológico se explicó del modo siguiente: las fases lunares respondían a los periodos de curación del Ojo de Horus, manifestándose en la Luna Llena el momento en que éste había sanado por completo y en la Luna Nueva cuando había sufrido el daño. Por ello, éste momento se consideró peligroso, ya que fue el instante en que Horus había perdido la visión y causa por la cual el astro no podía manifestarse en el firmamento nocturno. Es decir que, mediante el Udyat, se aseguraba y garantizaba el buen funcionamiento del cosmos, entendido como el buen discurrir del circuito diurno del Sol y las fases cíclicas de la Luna. Todos estos acontecimientos y sobre todo la mágica sustitución del milagroso Ojo de Horus, determinaron su uso para la protección y curación de enfermedades relacionadas con los ojos.
Sobre los relieves egipcios es frecuente encontrar la ofrenda del Ojo a los dioses, es más, era la ofrenda por excelencia, un distintivo de orden que podía ponerse en paralelo con la ofrenda de Maat. El propio Horus (o el rey como encarnación terrestre del dios) era el encargado de presentarlo ante la boca de su padre Osiris para lograr su “cura”, es decir, para obtener su resurrección, logrando el buen funcionamiento del mundo divino y terrestre.
Sarcófagos, amuletos, cetros, piezas de joyería, estelas, barcas y remos, etc, son algunos de los soportes donde encontramos este curioso órgano que, para los Antiguos Egipcios, estuvo vinculado a conceptos de totalidad, luz, salud y curación pero que, además, servía como un poderoso instrumento de protección contra el mal de ojo, propiciador de la buena suerte y guardián contra las fuerzas hostiles que pudieran acosar tanto al difunto como al hombre vivo.
Lo encontramos grabado, por ejemplo, en las plazas protectoras que se colocaban sobre la incisión que se practicaba a la momia, un lugar especialmente peligroso ya que, al ser una abertura “arficial” era un punto susceptible para que las fuerzas del mal pudieran atacar al difunto, provocando la putrefacción y por tanto, la imposibilidad de qué el individuo disfrutara de vida eterna. También grabado o pintado sobre la superficie lateral de los sarcófagos, servía para que el difunto tuviera garantizada la posibilidad de ver tras la muerte, pudiendo observar el viaje que debía realizar por el cielo. En definitiva, el Udyat fue un elemento de protección muy poderoso y como tal su número en la iconografía egipcia es más que significativo.
Además de Horus, en Egipto encontramos a algunos dioses que también llevaron la ofrenda del Ojo. Nos estamos refiriendo por ejemplo al dios Iah, manifestación de la luna, o al dios Nefertum que como encargado de los alimentos que se depositaban en las ofrendas, llevaba también el ojo en sus manos.
Finalmente y unido al mito tenemos a dos manifestaciones de Horus: Jentyirty y (Me)jentyirty, ambos personifican al dios halcón con el ojo sano en el primer caso y enfermo, en el segudo.

ÚREUS

Úreus

Úreus fue el término empleado por Horapolón, un estudioso que vivió en el Alto Egipto en la segunda mitad del siglo V d.C., y que ofreció una interpretación ideográfica de la escritura jeroglífica en su tratado Hieroglyphica. Este término se ha mantenido desde entonces para designar a la serpiente protectora que se encontraba en la frente de Ra, de algunas deidades solares del panteón y del monarca. Simbolizaba majestad, divinidad, la luz y se puede distinguir, bajo la forma de la diosa Uadyet, -tradicional diosa del Bajo Egipto- con seguridad desde el periodo de Nagada III.
Puede aparecer en forma de amuleto, en enterramientos no reales. En estos casos servía para otorgar al difunto la protección de la realeza con todos los beneficios que esto conllevaba.

UROBOROS

Uroboros

Uroboros es el nombre que dieron los griegos a una serpiente que aparece mordiéndose la cola, formando un círculo. Literalmente significa “(Con) la cola en la boca”; también puede interpretarse “fuera de la oscuridad” (del océano primordial).
Simbolizó la eternidad, el retorno cíclico, lo que no tiene principio ni fin, es decir la idea de que cuando algo finaliza vuelve a comenzar, en eterna repetición. Fue un modo de representar la continuidad de la vida, la totalidad, el tiempo indefinido.
Al igual que el huevo o las barcas, fue un símbolo que sirvió para encarnar el vehículo del dios, su morada. A este simbolismo hay que añadirle la de la serpiente, que en Egipto tenía conexión con el renacimiento y el rejuvenecimiento, la inmortalidad, el resurgir eterno.
La primera representación conocida del uroboros se encuentra en la segunda capilla del rey Tut-Anj-Amón, donde aparece una figura momiforme con dos serpientes que se muerden la cola, una situada en la cabeza y otra en los pies. La primera se denomina Mehen. Es el dios primordial que vino a la existencia y también está presente en la hora duodécima de la noche. En su interior aparece con frecuencia la imagen de un niño chupándose el dedo de la mano que emerge de la espalda de dos leones yuxtapuestos, símbolo de las dos colinas lindantes al Este y al Oeste de Egipto. Esta imagen no es más que un modo de expresar el sol en su nacimiento.

USEJ

Usej

El Usej era un collar de oro con cualidades protectoras que estuvo relacionado con Hathor. Aparece en una gran cantidad de relieves y en todos ellos se encuentra como una ofrenda destinada a los dioses.
También se colocaba sobre las momias ya que, por su relación con la diosa vaca, este instrumento mágico permitía obtener la eternidad, la resurrección y proteger a su portador de los enemigos que quisieran causarle algún mal.
Parece que el origen de esta joya ha de buscarse en un antiguo collar vegetal que tenía nueve filas de pequeñas de plantas, que bien pudieran ser lotos u otro tipo de flor, siempre que desprendieran un olor agradable. Posteriormente, al ser reproducido por los orfebres, se trabajó en oro y los textos especifican que debía ser de oro, adornado con piedras preciosas y lapislázuli.
El collar se denominó en ocasiones “guirnalda de Atum” y las nueve filas que lo componían aparecen citadas de varias formas: “la efigie de la enéada”, “Atum reunido con sus niños” o “guirnalda de Jepri”. Todos los apelativos son solares y con estos nombres se “cargaba” al collar con mayor significado y poder. Las fuerzas de Hathor se unían a las del creador Atum y las de la Enéada de Heliópolis.

USHEBTIES (SHABTIES, SHAUABTI)

Ushebties (Shabties, Shauabti)

Su nombre varió a medida que la lengua y la escritura fueron evolucionando. Durante el Reino Medio se denominaron Shabtis, en el Reino Nuevo Shauabtis y a partir del Período Tardío Ushebtis, nombre generalizado en la mayor parte de los manuales de religión egipcia. Su nombre procede el verbo Shwbty que significa responder.
Los primeros ejemplares proceden de la tumba de Gua en Bersha, donde se cita un texto para fabricarlos.
Los ushebtis o “los que responden” eran unas figurillas que representaban al propio difunto; aparecieron en el Reino Medio y formaban parte de todo ajuar funerario que se preciara. Tenían aspecto momiforme y llevaban los útiles de labranza en las manos. Durante el Reino Medio llevaban además una inscripción con el ensalmo 472 del los Textos de los sarcófagos y durante el Reino Nuevo el capítulo 6 del “Libro de los Muertos”, titulado Fórmula para que un ushebti ejecute los trabajos para alguien en el Más Allá,. es decir, para que en nombre del fallecido la figura sustituyera al difunto una vez que éste se encontrara en los Campos de Ialu o campos del Más Allá, ya que aquí podía ser requerido para que trabajara y obtener su sustento, aunque otros ejemplares simplemente llevaban el nombre del difunto y sus títulos.
Durante el Reino Nuevo, el número de ushebties que se introducían en la tumba se incrementó de forma espectacular y es frecuente encontrar 365 figurillas, una para cada día del año. Además podían añadirse 36 capataces, que comandaban cada una de las cuadrillas compuestas por 10 “trabajadores”, jefes de mes, etc. A éstos se les suele distinguir por llevar un faldellín en lugar de tener forma de momia. Por si todo esto fuera poco, se podían incorporar un número variable de figurillas que actuaban a modo de suplentes y que representaban a trabajadores con funciones especializadas. Toda una plantilla de trabajadores para asegurarse el ocio en el Más Allá.
Los ushebties podían introducirse dentro de una caja de madera, llamada Caja de Ushebties. Las hay muy sencillas, sin apenas textos ni decoración, y muy complicadas, donde el difunto o la difunta aparece en acto de adoración ante una o varias divinidades. Algunos ejemplares de ushebties, durante el Reino Nuevo, llegaron a introducirse en sarcófagos en miniatura.
Los ushebtis del Reino Medio tuvieron como antecedentes toda una serie de estatuas policromadas de madera que representaron a sirvientes llevando a cabo distintas actividades tales como moler el grano, hacer cerveza, cortar carne, pescar, o tejer.
En Época Tardía estas figurillas fueron elaboradas masivamente, incrementándose su número y uso en las tumbas de dicho periodo.

No se admiten más comentarios